Joe Biden y la primera dama, Jill Biden, saludan a bordo del Air Force One , este lunes, en la base militar Andrews, en Maryland.

La Casa Blanca afirma que Biden planea presentarse a la reelección en 2024

Joe Biden y la primera dama, Jill Biden, saludan a bordo del Air Force One , este lunes, en la base militar Andrews, en Maryland.
Joe Biden y la primera dama, Jill Biden, saludan a bordo del Air Force One , este lunes, en la base militar Andrews, en Maryland.LEAH MILLIS (Reuters)

Unas elecciones presidenciales previstas para dentro de tres años se antojan algo muy lejano salvo que la presidencia en juego sea la más poderosa del mundo y el actual inquilino de la Casa Blanca, candidato habitual, roce los 80 años y atraviese una inquietante crisis de popularidad. Es el caso de Joe Biden. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, confirmó este lunes a la prensa que el veterano demócrata planea presentarse a la reelección, un mensaje dirigido sobre todo a buscar estabilidad y apagar el ruido de los últimos días sobre la carrera electoral, en un momento en el que el mandatario estadounidense quiere que toda la atención para las trascendentales políticas sociales que trata de sacar adelante.

“Esa es su intención”, respondió Psaki a la pregunta de si, como habían publicado varios medios, Biden estaba comentando a personas cercanas su voluntad de presentarse. Es algo que el propio presidente ya había señalado al poco de asumir el poder, en unas declaraciones el pasado mes de marzo, pero estos días toma un significado muy relevante. La derrota electoral en la gubernatura del Estado de Virginia, así como la estrecha victoria en una plaza que se daba segura como la de Nueva Jersey, ha disparados las alarmas en el Partido Demócratas, así como el desplome del apoyo que el mandatario ha sufrido en los sondeos: del 57% al inicio del mandato al 42% de la primera quincena de noviembre, según los datos de Gallup.

Tampoco ayuda la edad. Biden se convirtió el pasado enero en el presidente que llevaba al cargo con mayor edad, 78 años. El pasado sábado cumplió 79 y llegaría a la próxima contienda electoral con 81. El médico personal del mandatario, Kevin O’Connor, señaló el pasado viernes, después del examen general al que se sometió el presidente, que se trata de “un hombre de 78 años saludable y vigoroso” capaz de cumplir con sus funciones. Durante las pruebas, que incluyeron una colonoscopia y anestesia, Biden tuvo que traspasar durante poco más de una hora los poderes presidenciales a la vicepresidenta, Kamala Harris.

Harris se ha visto en el centro de las elucubraciones de Washington de los últimos días, después de un reportaje de la CNN que trataba sobre la frustración que supuestamente embargaba a Harris y su equipo más cercano por lo “ladeada” que quedaba dentro de la política de Biden y la falta de asuntos concretos de su agenda, algo que ella ha desmentido.

Sí es un hecho el problema de popularidad que arrastra y las dudas que plantea como posible alternativa a Biden en la candidatura demócrata de 2024.

Los vicepresidentes han sido candidatos habituales a lo largo de la historia estadounidense: Biden, George H. W. Bush (padre) o Richard Nixon lo habían sido. Harris, sin embargo, cuenta con un porcentaje de apoyo muy bajo, inferior al de Biden: en una encuesta de Suffolk University-USA Today publicada a primeros de noviembre, registraba un 27,8% frente al 37,8% de Biden. Y, al calor de todos estos datos y declaraciones, han comenzado a surgir también rumores de rivalidad entre Harris y el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, procedentes de fuentes anónimas. Ambos compitieron en las últimas primarias demócratas por ocupar el puesto que hoy ocupa Biden.

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