La ciudad en plena selva amazónica donde el COVID-19 estaría desapareciendo


LIMA – Iquitos sufrió uno de los embates más trágicos del COVID-19 en el planeta, con cientos de muertos e imágenes dantescas de colapso hospitalario y el drama de la falta de oxígeno medicinal. Hoy en día, sin embargo, el virus parece haberse extinguido en la práctica sin que nadie sepa muy bien el porqué.

Ubicada en el corazón de la selva amazónica peruana, esta ciudad, la mayor del mundo a la que no se puede llegar por carretera, es un complejo caso de estudio de la enfermedad, que allí ha llegado a sus extremos más duros, pero donde también se ha desinflado de una forma dramática hasta tener en la actualidad tan solo un goteo de casos aislados y sin apenas consecuencias clínicas.

Desde principios de septiembre, la dolorosa estadística de muerte, ingresos hospitalarios y avance imparable de la enfermedad se ha difuminando hasta unos números casi irrelevantes, con pocas certezas pero alguna sospecha de lo que puede haber pasado.

En toda la región de Loreto, cuya capital es Iquitos, la semana pasada se reportaron tan solo 4 casos de la enfermedad, y 19 la semana anterior. Según los datos que se pudo consultar, ninguno requirió ingreso hospitalario.

Fuentes del sistema público de salud reportan que en los hospitales de Iquitos había este viernes tan solo 3 pacientes ingresados por COVID-19 y dos con sospecha de padecer la enfermedad.

También parece haber pocos muertos y si bien existe aún en la zona un exceso de mortalidad respecto a los registros previos a la pandemia, en la propia ciudad de Iquitos, donde habitan unas 413,000 personas, la inmensa mayor parte de la población de la región, la normalidad parece haber retornado.

Los falsos negativos son más comunes de lo que se espera.

En Loreto el índice de positividad de las pruebas COVID-19 es muy elevado y ronda el 35 %, si bien se están haciendo muy pocas desde hace semanas, y casi todas pruebas rápidas, que detectan los anticuerpos, pero no la vigencia del virus.

Pero más que cifras, está la percepción generalizada en la ciudad de que algo pasó con la enfermedad.

“Si, es verdad que ya casi no hay casos. Cuando uno conversa con colegas dicen que hay uno o dos casos por semana, como mucho. Durante la crisis hubo jornadas con 300 pacientes, hasta 500 por día. Que ahora lleguen esos casos, que además son más leves, evidentemente hace que todo sea algo mucho más llevadero”, indicó Luis Runciman, decano del Colegio Médico de Loreto.

Ante el riesgo que corre en medio de la pandemia, Delia Contreras, de 66 años, se ha resignado a no salir de su casa. Habló con TELEMUNDO 20 sobre el temor que tiene de contraer coronavirus y nunca más ver a su familia.

Con reservas, y siempre señalando los riesgos que una situación así revela, la explicación que este doctor encontró a esta caída abrupta y ya prolongada de los casos, en una economía prácticamente ya sin restricciones y en un contexto social como el loretano donde el distanciamiento social es una quimera, pasa por cierta “inmunidad de rebaño”.

“La dirección de Salud de Loreto hizo un trabajo de investigación, estratificado, por zonas, por edades, muy bien hecho, donde se encontró que la prevalencia del COVID-19 es del 74 % en Iquitos. Se ha repetido en meses diferentes, y esa prevalencia se ha repetido. Si es así, quedaría pues tan sólo un 25 % de población que no ha padecido la enfermedad y esos ahora son los casos esporádicos que se están dando”, indicó.

En ese contexto, Runciman apuntó que mientras España o Italia publicaron estudios de prevalencia que indicaban que solo el 5 % de sus poblaciones habían sido infectadas, la lógica hacía pensar que una segunda ola masiva era una posibilidad grande.

“Pero esta región tiene una prevalencia mucho más alta, y así menos margen para que se de algo así. En Iquitos no se ve este comportamiento de segunda ola, hace varios meses que estamos con casos muy, muy bajos, solo esporádicos. No hay una segunda ola, y eso se puede atribuir a la alta prevalencia en los meses del pico de la pandemia. Simplemente es que queda poca gente susceptible de enfermar”, razonó.

Sin embargo, el decano médico de Loreto indicó que para la región “no ha pasado aún el gran riesgo”, y pidió mucha prudencia y no bajar la guardia. “Sucede que no sabemos nada, no sabemos cuántos serotipos puede haber de la enfermedad. ¿Cuántos tipos de COVID hay? Podemos decir que pasamos uno, pero que llegue otro más agresivo, por eso debemos seguir preparados para lo peor”, indicó.

Ese pedido no parece sin embargo haber calado en la población, que asume como un hecho, y por los motivos mas peregrinos, según se pudo constatar, que el COVID-19 ya pasó.

Un pasajero que viajaba en la línea de autobuses Limousine Express falleció de COVID-19 después de tomar la ruta de El Paso, Texas, a Denver, Colorado. Además, varios pasajeros que se encontraban en el mismo camión resultaron contagiados con el virus.

“Si hay inmunidad, porque en su debido momento era tan fuerte que nos afectó a todos. Ahora la gente está confiada y sabe con qué curarse, usando nuestras plantas de la selva y con eso nos curamos. Hay tranquilidad y la gente está confiada. Estamos a cero”, dijo Germán Salas, un vendedor del popular barrio de Belén de Iquitos.

Mirna Padilla, una cliente coincidió en apuntar que los residentes de la ciudad se han “vuelto inmunes” al virus, pues ya pasaron “el mal momento”. Igual, indicó que en la zona “se va a convivir con este COVID, que todavía no se va del todo, como convivimos con otras enfermedades como el dengue y la malaria. Así seguiremos, protegiéndonos y cuidándonos”, añadió.




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