La crisis hace tambalear las previsiones de ingresos que maneja el Gobierno



Un hombre pasa junto a una tienda, en Madrid.Ricardo Rubio / Europa PressHacer previsiones nunca ha sido fácil. Más aún ante una recesión sin precedentes que no tiene sus raíces en turbulencias económicas, sino en un virus que hace pocos meses ni tenía nombre. Solo está claro que el golpe será duro. La duda es sobre el tamaño de las heridas. Las principales casas de análisis consideran que algunas de las previsiones del Gobierno pecan de optimismo, sobre todo las relativas a la disminución de los ingresos públicos. El Ejecutivo estima que solo caerán un 5%, cuando el descalabro del PIB puede superar el 9%.“Es muy complicado hacer una estimación de un año para otro, más aún en un contexto como este, pero las previsiones de ingresos del Gobierno parecen muy optimistas”, opina Desiderio Romero, profesor de Economía Aplicada e investigador de Funcas. El Ejecutivo mandó a finales de abril la actualización del Plan de Estabilidad a Bruselas, en la que pronosticó una caída de ingresos de unos 25.700 millones en 2020.También la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) ha expresado sus dudas sobre este cálculo. El organismo encargado de velar por la estabilidad de las cuentas públicas prevé un derrumbe de los ingresos de entre 36.000 y 51.000 millones de euros, en función de que haya o no un nuevo confinamiento en otoño. El organismo, que el jueves empeoró dos décimas sus previsiones de déficit para 2020 —hasta el 14% del PIB en el peor escenario, frente al 10,3% previsto por el Gobierno—, considera que los ingresos se situarán en torno al 39,5% del PIB, frente al 41,2% estimado por el Ejecutivo.

2020
(prev. del Gobierno)

Fuente: Agencia Tributaria.
EL PAÍS

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(prev. del Gobierno)

Fuente: Agencia Tributaria.
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(prev. del Gobierno)

Fuente: Agencia Tributaria.
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También según los cálculos de Romero el desplome será casi el doble que el que arrojan las cifras oficiales: 40.000 millones. El economista explica que la elasticidad de los impuestos —en qué grado suben o bajan frente a la evolución del PIB— suele rondar el uno. “Es decir, cada punto de aumento o caída del PIB, la recaudación sube o baja de manera similar: con esta regla, y suponiendo una caída del PIB del 9,5%, el resultado es una reducción de la recaudación de 40.000 millones”, detalla. “En otras palabras, lo que está diciendo el Gobierno es que la recaudación es muy inelástica al ciclo”.“Si se encuentra un medicamento mañana, la recuperación será rápida, pero parece que la economía va a estar mucho tiempo a medio gas”, contextualiza Luis del Amo, secretario técnico del REAF del Consejo General de Economistas. También según las estimaciones de este organismo, los ingresos este año caerán en más de 40.000 millones.Sociedades, el que más cae Según las previsiones del Gobierno, entre las grandes figuras fiscales, el impuesto de sociedades será el que más caerá en 2020, con un desplome del 8,7%. Los ingresos por IVA disminuirán un 5,2%, y un 2,4% los de IRPF. La Airef estima, en el mejor escenario, que las caídas de estos tributos a lo largo del año sean del 16,8%, 10,8% y 6,6%, respectivamente.Los últimos datos publicados por la Agencia Tributaria dan una primera estimación del golpe, aunque las medidas adoptadas para sortear la crisis —en particular los aplazamientos tributarios— distorsionan los resultados: en abril, la recaudación sufrió un desplome del 32%, de 20.886 a 14.213 millones, un 8,4% en términos homogéneos. El golpe más duro lo encajó el impuesto de sociedades, con un desplome de casi el 70%, que se reduce a 25,5% sin efectos de calendario.“El primer impacto de la crisis se lo han comido las empresas”, resume el inspector de Hacienda Francisco de la Torre, que destaca la fuerte caída del beneficio empresarial de las grandes empresas. La flexibilización de los ERTE ha salvado de momento las rentas de un mayor derrumbe: el IRPF retrocedió un 13% en abril. “Hay una tremenda sensibilidad en el impuesto de sociedades, porque a la más mínima se retrae mucho más que los demás”, añade el economista. “Sin embargo, en términos generales la caída no ha sido tan dramática; en este momento es muy fácil decir que las previsiones son optimistas, pero es muy difícil hacerlas”.José María Mollinedo, secretario general del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), no se atreve a lanzar pronósticos: “Cualquier estimación que se haga ahora tendría un riesgo de desacierto tremendo; hay muchas incertidumbres y la elasticidad no es siempre la misma; medidas normativas para reforzar la lucha contra el fraude o la aprobación de amnistías, por ejemplo, tumban la elasticidad”.“El impuesto de sociedades ha tenido una inflexión mayor por las medidas fiscales adoptadas para aplazar pagos; no pasa solo en este impuesto, sino también con el IVA”, añade Mollinedo. “Es muy difícil estimar a priori, sobre todo cuando hay tanta incertidumbre, cuál será la recaudación final del año: habrá que ver cuántas de las empresas que han aplazado deuda finalmente la pagan, cómo irá la campaña turística… Lo que está claro es que esto todavía no se ha acabado”.Sin colchones fiscales que amortigüen el golpeEspaña se enfrenta a la que ya parece ser la mayor crisis del siglo sin colchón fiscal suficiente. Tras una década en el brazo correctivo de la UE por tener el déficit por las nubes, volvió el año pasado a engordar sus números rojos: pese a que la economía marchara viento en popa, cerró 2019 con un agujero del 2,8%, frente al 2,5% de 2018. Tampoco en los primeros meses de este año se avanzó en la consolidación fiscal. “El problema no es que el déficit se dispare hasta el 13%”, dice Ignacio Conde-Ruiz, subdirector de Fedea, “sino las subidas y bajadas del gasto estructural”.
La Airef empeoró el jueves en dos décimas su previsión de déficit debido al aumento del gasto sanitario y la aprobación del ingreso mínimo vital, que tiene vocación de quedarse. Según Conde-Ruiz, si España hubiera hecho el esfuerzo suficiente para sanear sus cuentas, la deuda en 2019 habría sido del 82,4% del PIB, en lugar del 95,5%.


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