‘La Decisión’ de la discordia: 10 años del controvertido anuncio de LeBron James


A las 03:58 horas del 9 de julio, en plena madrugada española, LeBron James anunció en un programa especial televisado de más de una hora que había decidido abandonar los Cleveland Cavaliers de su Ohio natal para unirse a los Miami Heat junto a Dwyane Wade y Chris Bosh. El fichaje y sus formas provocaron un auténtico terremoto en la NBA hoy hace 10 años, un movimiento que el astro arrastró como una losa durante mucho tiempo.

“Este otoño… esto es muy difícil… este otoño voy a llevarme mi talento a South Beach y unirme a los Miami Heat”. Esta fue la frase que incendió al mundo del baloncesto y, en particular, a los aficionados de los Cavs. Se sintieron ninguneados y traicionados, pero sobre todo dolidos por el espectáculo montado entorno a ese gran momento en la trayectoria del gran referente del baloncesto contemporáneo. En los días posteriores al anuncio, la afición de Cleveland mostró su enfado en la calle, insultando a gritos a su ídolo caído y quemando su camiseta para las cámaras de televisión.

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“Si pudiera repetirlo, probablemente lo haría de otra manera”, compartía LeBron meses después del suceso. Con la camiseta de los Heat, la estrella admirada pasó de héroe a villano en cuestión de segundos. “Ahora veo que si estuviera al otro lado de la pantalla y yo fuera aficionado y sintiera una gran pasión por algún jugador, y que este decidiera marchar, sabes, yo también me enfadaría por la manera en que lo gestionó”, concretaba en 2011, un año después de todo el tinglado.

Una mancha para la marca LeBron

Lo que hizo James fue pegarse un tiro en el pie y manchar una carrera envidiable que de momento acumula tres títulos de la NBA y promete emociones fuertes en el reinicio de la temporada en la burbuja en Orlando con un equipo legendario como Los Angeles Lakers. Los años con los Heat son una sombra para el jugador no por el hecho de haber fichado por un gran equipo, sino por cómo gestionó una decisión que hería a sus propios conciudadanos en Akron y Ohio.

El desastre publicitario, que presenciaron más de 13 millones de espectadores en directo, enfadó incluso al estamento más importante de la competición, el legendario comisionado David Stern. “Fue algo terrible, terrible por sí mismo”, le comentó el mandatario, fallecido el pasado mes de enero, a Ian Thomsen, autor del libro The Soul of Basketball. “Nosotros sabíamos que era una decisión terrible, y que iba a provocar mucha polémica y malestar en los aficionados por la manera en la que se iba a dar la noticia. Trabajamos muy duro para que ello no sucediera. Pero sucedió”.

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Sin duda, y como también apuntó Adam Silver en su momento, la manera que eligió LeBron fue perjudicial para él, pero no para la liga. La NBA ganó un aliciente más en las siguientes temporadas, y James fue recibido con abucheos durante mucho tiempo en la mayoría de pabellones, generando una atmósfera competitiva en cada choque del Rey. Además, la ESPN sí que acertó: el programa fue un éxito de audiencias y los Heat de LeBron rompieron cifras de audiencia en los años venideros.

Un trampolín en su carrera por el anillo

En lo personal, a pesar de la mancha en su perfil, J
ames no erró en sus motivos para abandonar Cleveland. Lo hizo para ganar títulos y consiguió dos tras alcanzar las Finales en sus cuatro temporadas en South Beach. El Big Three copó titulares a diario durante esa época y fue una máquina de generar billetes para todas las partes implicadas. Con las excepciones de Cleveland y Nueva York, que también persiguió con insistencia sus servicios.

Ahora, con esta década de perspectiva, varios de los protagonistas que llevaron a LeBron a tomar esa decisión han hablado en otro documental de ESPN, que sigue sacando jugo de todo ello. Lo cierto es que el metraje, edulcorado y parcial como viene siendo habitual en este tipo de producciones, presenta The Decision como un antes y un después de la emancipación del deportista profesional.

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“En su momento fue algo universalmente criticado”, opina Don Van Natta, el periodista que ha producido ahora Backstory: The Decision. “Fue malo para LeBron, malo para la ESPN, pero en realidad fue un momento revolucionario para la manera en cómo los atletas cuentan sus historias, para que LeBron encontrara su voz, es un momento increíble para el empoderamiento de los jugadores”.

Heridas curadas y redención

Lo cierto es que en los años que siguieron a ese traspié televisivo, LeBron se erigió como una de las estrellas del deporte más influyentes a la hora de opinar sobre asuntos sociales y políticos, sin cortarse la lengua (demasiado). También, desde ese episodio, cada vez han sido más los jugadores que han forzado su destino a base de presionar e influir a través de sus propios medios (aquí han jugado un papel fundamental las redes sociales) a las franquicias, que en el pasado tenían mucho más control sobre el futuro de sus estrellas: lo hemos visto con Kevin Durant, Kyrie Irving, Anthony Davis…

Pero volvamos a LeBron: a pesar del odio que generó la decisión en Cleveland y Ohio, y después de que el dueño de los Cavs Dan Gilbert prometiera que su equipo lograría un anillo “antes que el autoproclamado antiguo Rey” –algo que evidentemente no ocurrió–, el tiempo ayudó a sanar las heridas abiertas.

Los aficionados, con el paso del tiempo, aprendieron a perdonar a su antiguo ídolo, e incluso invadieron la cancha para pedirle que volviera a casa. En 2014, LeBron no hizo ningún programa de televisión, pero envió una carta abierta a través de los medios: “Vuelvo a casa”.

Ese anuncio, más sincero y menos rimbombante, hizo mucho para reparar su maltrecha imagen. Evidentemente, el anillo que consiguió con los Cavaliers en 2016 selló las reparaciones. El Rey volvía a ser, una vez más, el héroe amado del estado de Ohio.


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