Después de ocho temporadas seguidas viendo al Ajax despedirse de la Champions en la fase de grupos, en 2018, Vosse de Boode, la responsable del departamento de ciencia deportiva y análisis de datos del club, preparó un sencillo vídeo para mostrar a los futbolistas la diferencia entre aquella competición y la liga neerlandesa. Reprodujo una secuencia de pases de uno de sus partidos en la Eredivisie, y después lo aceleró un 10%: esa era la distancia entre cómo jugaban en casa y cómo se jugaba por Europa. Por último, ralentizó el vídeo un 15% para que vieran a qué ritmo entrenaban, y la distancia que había entre eso y lo que les aguardaba en la Champions. Parte del desplome de los equipos de la Liga española en sus excursiones de los últimos años por el continente podría empezar a explicarse con un vídeo como el de De Boode.
Una de las maneras más extendidas de medir la velocidad de juego es atendiendo al número de pases por minuto. Según los registros de Opta, en lo que va de curso la Liga española es la más lenta de los cinco grandes campeonatos europeos: de media han contado 9,18 pases por minuto, frente a los 10,11 de la Ligue 1, los 9,78 de la Serie A, los 9,72 de la Premier y los 9,52 de la Bundesliga. Este retraso respecto del ritmo europeo no es nuevo, sino que puede rastrearse al menos hasta hace cuatro temporadas: en la 2018-19 en España, que ya tenía el campeonato más lento, se jugaba a 9,51 pases por minuto, mientras que en la Premier, los más rápidos, iban a 10,19.
El dato es solo uno de los síntomas que señalan el estancamiento del juego y su atractivo en la Liga en los últimos cursos: en este y en los tres anteriores, desde la marcha de Cristiano Ronaldo por ejemplo, es el campeonato menos goleador de todos. En las primeras ocho jornadas de este año, la media recogida por Opta es de 2,26 goles por partido, frente a los 3,20 de Italia, 3,05 de Alemania, 2,90 de Francia y 2,60 de Inglaterra. No siempre fue así: en la temporada 2016-17 la Liga, más cerca de su lema, marcaba el ritmo con 2,88 goles por partido, un 27% más que ahora.
No es solo una cuestión de acierto o fortuna final, sino que el descenso alcanza de manera incluso más profunda a la producción, donde la distancia ha crecido mucho respecto de la Premier, el campeonato más visto, más valorado y con mayor cantidad de recursos para absorber el talento de otros países. En lo que va de Liga se han visto 16 ocasiones por partido, según los registros de Opta, mientras que la Premier ha producido 20, un 25% más. En la temporada 2018-19 la distancia era mucho menor: 17,9 aquí por 18,7 allí, una distancia del 4,5%.
La caída de producción atacante en la Liga —ocasiones y goles—, la parte más vibrante del fútbol, ha coincidido con la fuga de algunos de los mayores talentos —Neymar, Cristiano Ronaldo, Messi— y con una bajada de las audiencias televisivas en España. Según los datos facilitados por Barlovento Comunicación, los partidos ligueros emitidos en canales de pago entre el 1 de septiembre y el 14 de octubre de 2018 registraron una audiencia media de 464.000 espectadores, mientras que en el mismo periodo de este año la cifra había caído hasta los 358.000, un desplome del 23%.
El fútbol de la Liga desprende menos sensación de peligro, con menos figuras, al tiempo se ha convertido en el que más faltas comete de las cinco grandes, en el que más tarjetas amarillas se muestran y el que menos tiempo efectivo de juego ofrece.
Menos sorpresa, más músculo
Mikel Gandarias, analista de datos y ojeador del Mallorca, apunta a cambios estructurales: “El nivel táctico ha subido mucho. Se conoce al detalle cómo contrarrestar a cualquier rival. Lo que falta es talento, que es lo más difícil de contrarrestar”, dice. Se ha perdido capacidad de sorpresa y se ha ganado músculo. La Liga es el campeonato europeo en el que más se corre, 103,7 kilómetros por partido, por los 102,8 de la Serie A o los 100,8 de la Premier. Tiene su sentido, según Gandarias: “El nivel físico es más fácil de igualar. Hace años los equipos más débiles se hundían en los últimos veinte minutos, ahora eso pasa mucho menos”.
Esa tendencia, unida a la búsqueda general de un juego más directo después de épocas de mala interpretación del juego de posición, desemboca en un juego más trabado que coloca a la Liga en cabeza de faltas por encuentro. Pablo Sanzol, responsable de análisis de datos de la SD Eibar ve en esto una causa casi estructural: “A más transiciones, más faltas. Antes era más habitual que un equipo que recuperaba la pelota diera dos o tres pases de seguridad antes de comenzar su ataque. Ahora es todo más inmediato y no hay tiempo para pensar. Si al rival le permites llegar entre dos y seis pases, es muy difícil que exista tiempo para organizarse defensivamente”. Las amenazas de contra con el equipo que defiende descompensado hay que frenarlas de alguna forma, y la más sencilla es una falta.
La mayor atención a la defensa ante la creciente escasez de talento atacante asoma en otra métrica, los pases por acción defensiva, es decir, cuántos toques permite un equipo al rival hasta que recupera la pelota. En la Liga es donde más se aprieta: este curso los equipos permiten de media 11,3, mientras que en la Premier llegan a 13. Las defensas han conquistado la Liga con el ataque en retirada hacia mejores contratos.
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