La Liga lleva funcionando los últimos años con un sistema de fijación de horarios bastante eficiente. Se saben tres o cuatro semanas antes de cada jornada. Pero ha vuelto a patinar de cara a la última fecha del campeonato con un vaivén innecesario. Como el típico amigo impuntual que no llegará en hora ni a su entierro.
El Sevilla-Athletic se colocó de inicio a las 18.30 horas, como el resto de la jornada, sin darse cuenta de que los encuentros se solapaban con la final de la Champions femenina. Rectificaron y los partidos pasaron a las 20 horas. Pero hubo más. Tras conocerse los resultados de la 37ª jornada, se diversificó la oferta y pusieron lo del Pizjuán y el resto de la lucha europea a las 16.15 horas.
Nula consideración para los aficionados que viajan. Pero tampoco por los locales ni por aquellos que simplemente van a estar delante de la televisión y les obligan a modificar los planes del fin de semana sobre la marcha si quieren ver a su equipo.
Otro aspecto es lo de jugar a las 16.15 horas. Sevilla y Athletic se librarán del calor porque las previsiones meteorológicas dan máximas de 25º para la hora del choque. Yuri Berchiche, eso sí, no se mordió la lengua: “Nos toman el pelo. Hay un señor que se está riendo de nosotros. Jugar a las cuatro y cuarto de la tarde en Sevilla… que intenté ponerse las botas y que salga a jugar con el calor que hace y con la humedad que hay. No se lo recomiendo a nadie, poner un partido a esa hora en Sevilla me parece una locura”.
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