Asisto atónito durante estos últimos días de confinamiento obligatorio, dada la pandemia del coronavirus y el consiguiente estado de alarma, al desmesurado interés de varios medios guipuzcoanos para que la final de Copa entre Athletic y Real se dispute a puerta cerrada. Es un movimiento, lo reconozco, que me tiene despistado. Digo esto porque me había parecido escuchar a
Jokin
Aperribay
, el presidente del club txuri urdin, hablar de que o en público o complicado.
En algún caso concreto, es más, buscan hasta sede. Por cierto , en este mismo periódico ya se ha comentado que la Federación
Española de Fútbol
solo contempla Sevilla, el estadio de La
Cartuja en concreto, y para varias ediciones.
Ahora, una vez que la maquinaria del Estado clama para que todo se dispute, han entrado de repente las prisas para repartir las plazas europeas. Una afirmación muy ‘light’ de la UEFA es usada por aquellos que se ven fuera de los torneos continentales para exigir la disputa de la final de Copa.
Lo extraño, claro, es que a 100 kilómetros se esté provocando este debate cuando desde aquí, en Bilbao y en Bizkaia por extensión, esa posibilidad no se ha mencionado en ningún momento. Raro, raro, raro.