Ni el Barça más fiable por plantilla y trayectoria de los últimos años ha conseguido este curso acabar con la pesadilla que arrastra en la Final a Cuatro de la máxima competición europea de baloncesto, un título que solo ha levantado en dos ocasiones (2003 y 2010) a pesar de las dieciséis participaciones que acumula.
Dice el dicho que las estadísticas están para romperse. En Belgrado, esta máxima se cumplió a medias: el Barça no puso fin a su particular maldición en la fase final de la Euroliga; el Real Madrid, en cambio, sí que rompió en el Stark Arena (83-86) un balance en contra de 5-1 en sus últimos enfrentamientos contra el equipo azulgrana.
Antes de volar a Serbia, los pupilos de Sarunas Jasikevicius se impusieron al equipo madrileño por partida doble en Liga Endesa y en la primera fase de la Euroliga, así como en la final de la Copa del Rey, mientras que el único triunfo blanco se remontaba a ocho meses atrás, en la final de la Supercopa jugada el 12 de septiembre.
Pero en el ‘Clásico’ más importante de la temporada, el cuadro de Pablo Laso evidenció la fragilidad competitiva del Barça, que dejó escapar una renta de 13 puntos en el inicio del tercer cuarto.
“Esto ya nos ha pasado muchas veces, así es este equipo. Un equipo con talento, pero que no sabe matar rivales ni series. Es muy difícil de aceptar para mí. Estando tan cerca de jugar otra final, que te metan 52 puntos (en el segundo tiempo) no es serio”, lamentó ‘Saras‘, quien echó de menos “más sacrificio y profesionalismo” por parte de sus jugadores.
No bastaron los 26 puntos, 12 rebotes y 5 asistencias de Nikola Mirotic. El ‘MVP’ de la fase regular de la Euroliga ejerció de líder, pero le faltaron escuderos. Solo el argentino Nicolas Laprovittola (17 puntos), Brandon Davies (15 puntos) y Nick Calathes (9 asistencias) acompañaron al hispano-montenegrino.
El Barça echó de menos la aportación de la segunda unidad. Jasikevicius apostó por la experiencia y el talento. De esta manera, Mirotic (32:10), Calathes (28:57), Laprovittola (28:55), Davies (23:02) y Dante Exum (22:11) fueron los jugadores más utilizados en la semifinal.
Abrines fue el sexto hombre, al jugar 16 minutos y 41 segundos, mientras que Cory Higgins, que todavía no está al 100% de la fascitis plantar que le obligó a pasar por el quirófano, Rokas Jokubaitis, mejor joven de la Euroliga, y el pívot Sertac Sanli apenas superaron los diez minutos de juego. Sorprendió la poca participación del tirador Kyle Kuric, que estuvo encima del parqué 2 minutos y 5 segundos.
Pero más allá de la gestión de las rotaciones, el conjunto azulgrana naufragó en defensa, encajando 52 puntos en el segundo tiempo, y en el rebote, pues el Real Madrid capturó 14 rechaces ofensivos. A ello se sumó la falta de sangre fría de los jugadores barcelonistas en los últimos compases del encuentro, cuando su rival demostró mucha más fe.
Pese a la última decepción europea, la trayectoria del Barça en los últimos dos años ha sido ascendente. Tras el fichaje del entrenador lituano en 2020, el cuadro catalán ha dominado el baloncesto español, con la conquista de las dos últimas Copas del Rey y de la pasada Liga Endesa, que ha terminado este curso en primera posición a la espera de las eliminatorias por el título.
En la Euroliga, el Barça ha liderado la fase regular en las dos campañas bajo las órdenes de Jasikevicius (24-10 en la primera, 21-7 en la segunda), y la temporada pasada terminó una travesía de siete años sin acceder a la Final a Cuatro y de once sin pisar la final.
Pero el tercer entorchado se le resiste. El Barça es el segundo club con más presencias (16) en una Final a Cuatro, ya sea en la Copa de Europa como en la Euroliga, pero solo ha celebrado el título en dos ocasiones: Barcelona 2003, con Svetislav Pesic en el banquillo, y París 2010 bajo las órdenes de Xavi Pascual.
Las catorce decepciones en la fase final de la competición se saldaron con cinco subcampeonatos (1990, 1991, 1996, 1997 y 2021) y nueve tropiezos en las semifinales (1989, 1994, 2000, 2006, 2009, 2012, 2013, 2014 y 2022). La gloria europea deberá esperar.