La geografía es la clave para nacer o morir en el parto


Querían esclarecer de qué mueren las mujeres embarazadas, qué las mata durante el parto e inmediatamente después de él. Solo así se podría saber si era posible salvarlas. Más de 300.000 fallecen cada año, el 99% en países pobres donde, además, más difícil es conocer las causas. Por eso, un grupo de expertos inició en 2003 una línea de investigación en Mozambique. Diez años después repitieron la experiencia y los resultados que se acaban de publicar en Lancet Global Health revelan que en casi el 40% de las muertes hubo un error diagnóstico clínico importante y que, con la atención adecuada, muchas podrían haberse evitado.

“La mejor manera de resolver las causas de mortalidad materna era haciendo autopsias completas y en el Hospital Central de Maputo se hacen de rutina”, explica Clara Menéndez, directora de la Iniciativa de Salud Materna, Infantil y Reproductiva en ISGlobal —centro impulsado por la fundación laCaixa—, y primera autora del estudio. Entre noviembre de 2013 y marzo de 2015, 136 madres murieron en este centro sanitario, 91 fueron investigadas por un equipo de patólogos que determinaron que el 45% fallecieron por causas obstétricas y el 56% por otras complicaciones indirectas, la mayoría de ellas infecciones.

Los investigadores del equipo liderado por el patólogo del Hospital Clínic e investigador de ISGlobal Jaume Ordi compararon sus resultados con los diagnósticos clínicos y encontraron “discrepancias”, escriben en su estudio. En el trabajo de 2003, en más del 60% de los casos. “Diez años después comprobamos con frustración que las cosas no habían cambiado mucho, pues el porcentaje de errores era del 40%”, detalla Menéndez por teléfono. “Muchas que llegaban con convulsiones se trataban como eclampsia [el estado más grave de la enfermedad hipertensiva del embarazo] y en realidad eran infecciones de otro tipo, malaria, VIH, meningitis… Si se hubiera acertado en el diagnóstico, se habrían podido salvar”, afirma.

“El creciente número de mujeres embarazadas que dan a luz en instalaciones de salud en países de ingresos bajos y medios, que ha pasado del 58% en 1990 al 78,3% en 2016, no resultó en la reducción esperada en la mortalidad materna”, anotan los investigadores en su publicación. Las causas de que tantos miles de mujeres todavía fallezcan en el proceso de dar a luz son diversas, incluidas demoras en la decisión de buscar atención o por la tardanza en llegar a un centro de salud. “No solo se trata de que más acudan a los hospitales, sino de que te atiendan bien”, agrega Menéndez.

No pasa nada por reconocer errores. En medicina es como se aprende

Clara Menéndez, ISGlobal

Que este nivel de error suceda en un hospital como el de Maputo, con profesionales formados y herramientas diagnósticas, en opinión de Menéndez, se debe a que no se pone la suficiente atención en conocer las verdaderas causas de muerte y usar esa información para mejorar la atención. “No es una cuestión solo de que estos países son pobres; con pocos medios se puede cambiar, pero hay que ser conscientes del problema”, insiste la investigadora.

Los resultados, considera Menéndez, son extrapolables a otros países. Aunque reconoce que en otros no son posibles este tipo de estudios por falta de patólogos, cree que conocer los errores es el primer paso para salvar la vida de muchas de esas mujeres. Pero reconocer los fallos es muy difícil y darlos a conocer no siempre es conveniente políticamente, abunda la experta. Pero solo así, repite, se podrá aprovechar “el enorme margen de mejora para evitar muertes maternas, porque muchas son evitables con pocos medios económicos”.

“Lo que desanima es que no se recoja esta información, que llegue a quien tiene que llegar y se tomen las decisiones correctas”. Y termina: “No pasa nada por reconocer errores. En medicina es como se aprende”.

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