Las variantes tácticas y los diferentes dibujos utilizados durante un mismo encuentro son señas de identidad en este nuevo Alavés, moldeado a golpe de cesión y habilidad para moverse en los despachos en el mercado invernal.
En estos últimos cinco partidos, los de la segunda vuelta, Asier Garitano ha jugado en dos de inicio con su pareja letal -Lucas Pérez y Joselu-
y en los otros tres ha preferido utilizar un solo punta y cimentar la solidez defensiva en un trivote.
La gran duda surge en el aficionado a El Glorioso. ¿Es un lujo demasiado caro para este Alavés dejar en el banquillo de salida a uno de sus máximo goleadores? Los resultados, máximo axioma en el fútbol profesional, dicen que no.
Curiosamente, el equipo ha perdido en los dos encuentros en los que ha apostado por su pareja letal. En los otros tres, el trivote en el once inicial, con matices, le ha reportado 7 de los 9 puntos en juego.
Con este dato, la respuesta parece clara. Sin embargo, toca analizar con mayor profundidad la cuestión. Lo cierto es que este equipo, más si cabe que en anteriores campañas, está diseñado para jugar a la contra. Se siente incómodo con el balón en los pies, cuando se ve obligado a llevar la iniciativa.
De hecho, otro guarismo aporta luz. En los dos duelos en los que ha disfrutado, o padecido, de mayor posesión, ha perdido. En los otros tres, ha puntuado.
Ni un remate entre los tres palos
Dejando al margen el choque frente al Villarreal, en el que los babazorros perdieron de manera dolorosa en el tramo definitivo tras remontar un gol en contra, la derrota ante el Mallorca pone en evidencia las flaquezas de un equipo que, con los refuerzos, ha elevado su nivel respecto al último tramo de la primera vuelta, cuando no encontró la manera de paliar la gravísima lesión de Tomás Pina.
Por primera vez en esta segunda vuelta, el Alavés abandonó el césped de Son Moix sin rematar ni una sola vez entre los tres palos en un encuentro, al margen del gol anulado por fuera de juego de Edgar Méndez. Jugó en todo momento con sus dos delanteros y, a partir del 1-0, Asier Garitano buscó la fórmula para que su equipo reaccionara.
Sin embargo, Vicente Moreno, técnico balear, se llevó los tres puntos en un choque en el que obligó en varias fases a los gasteiztarras a llevar la iniciativa. Eso sí, dispuso el equipo de tres claras ocasiones de gol, pero esta vez tuvo el punto de mira desviado.
Tanto ante el Villarreal como frente a Mallorca, alcanzó el cuadro albiazul el 54% en la posesión. Contra el Submarino amarillo disparó en cinco ocasiones entre los tres palos por seis de su oponente. En Son Moix, ninguna.
Otra odiosa comparación refleja la diferente solidez defensiva en ambos casos. Amarillos y bermellones tiraron entre los tres palos en seis ocasiones cada uno. Sin embargo, el trivote, a base de cemento defensivo armado, logró que entre Levante (3 remates), Sevilla (3) y Eibar (1) sumaran siete remates entre los tres palos en tres encuentros, en 270 minutos.
Ambición sin premio
Salió con todo su arsenal Asier Garitano en Son Moix. Con respecto al once ante el Eibar, dejó a Manu en el banquillo y apostó por sus dos puntas de salida, con Fejsa y Camarasa en el doble pivote, con Aleix Vidal y Oliver Burke con marcada vocación ofensiva en bandas y línea de cuatro atrás.
El técnico apeló a la lógica. En esta Liga, ni Mallorca ni Alavés han conseguido todavía ganar cuando el rival se ha adelantado en el marcador. Por tanto, marcar primero suponía, según la estadística, al menos puntuar. Sin embargo, al equipo le faltó acierto para llegar a portería a partir del primer cuarto de hora de ambas partes. En la segunda, además, se vio superado por un oponente que, pese a sus limitaciones, logró hacerse fuerte en el centro del campo.
Los resultados dicen que con trivote de inicio el Alavés resulta más eficaz que con dos puntas. Sin embargo, lo cierto es que este equipo es letal al contragolpe, pero exhibe sus carencias cuando el contrario le obliga a crear juego y llevar la iniciativa.
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