La historia de Aleksandra Mijáilovna, la primera mujer embajadora de la historia

Seguramente no sabes el nombre de la primera mujer embajadora de la historia, y lo cierto es que pasaría desapercibido si no fuera porque en torno a esta figura surgen todo tipo de datos interesantísimos. Hablemos, entonces, de quién fue Aleksandra Mijáilovna.

Claro que su historia no está exenta de un contexto, un contexto que se inicia en Rusia, más concretamente en el origen de la Unión Soviética con la Revolución de Octubre y sus cambios sociales. Cambios que, conformes a lo que pasaba en el resto del planeta, apenas se guardaban un sitio para las mujeres. Pues bien, Mijáilovna estuvo cerca de romper ese paradigma.

¿Quién fue Aleksandra Mijáilovna?

Nacida como Alexandra Mikháilovna Domontóvich, esta mujer nació el 31 de marzo de 1872 en San Petersburgo, en el entonces imperio zarista que derivaría en la Unión Soviética y luego en Rusia, en el seno de una familia aristocrática.

De antepasados ucranianos, su padre fue Mikhail Domontóvich, un general que servía al zar, mientras que de su madre heredó un imperio maderero, el mismo que le permitió tener una educación muy superior al promedio de la época, interesándose en varios temas sociales.

A pesar de los prejuicios de la época, y de su propia madre, se desarrolló como intelectual, incluso cuando se casó y tuvo un hijo de muy joven. Precisamente, fue su desilusión con la vida de casada la que le llevó a afiliarse al partido socialista y militar.

Siguiendo las ideas de Karl Marx y Vladimir Ilyich Lenin, comenzó a redactar artículos y publicar libros, transformándose rápidamente en una de las preferidas de los sectores revolucionarios.

Durante la Primera Guerra Mundial, Kollontai se manifestó abiertamente en contra de la contienda bélica y, por supuesto, sería protagonista de la Revolución Bolchevique de 1917 en su país.

Asistente personal de Lenin y primera mujer elegida como miembro del Comité Central del Partido, posteriormente ejerció como comisaria del pueblo de Bienestar Social y miembro del Comité Ejecutivo del sóviet de Petrogrado, y dirigió la Organización de Mujeres Soviéticas.

Con el paso de los años, la presencia de las opiniones de Aleksandra Mijáilovna dejaron de estar tan bien vistas por los líderes rusos, por lo que se le delegaron funciones diplomáticas para alejarla del núcleo del poder, enviándola como embajadora de la Unión Soviética a países como Suecia, Noruega y México, lo que marcaría todo un hito para las sociedades modernas.


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