Fede Valverde está siendo uno de los grandes protagonistas del arranque de temporada del Real Madrid. El uruguayo suma tres goles y dos asistencias en ocho encuentros y, lo que es más importante, se ha ganado la condición de futbolista titular en un equipo que cuenta sus partidos por victorias.
El Pajarito, ahora apodado Halcón, inició el camino de la remontada contra el Mallorca firmando uno de los mejores goles de lo que llevamos de Liga y, ante el Leipzig en la Champions, desatascó un partido angustioso para los de Ancelotti, superados durante varios tramos por el dinamismo del equipo alemán.
En el minuto 80 apareció el uruguayo para anotar con clase con la pierna zurda superando a Gulacsi. Valverde, siempre apasionado en sus celebraciones, festejó el tanto de la victoria con mucho fervor, agitando los brazos y mirando a David Raum.
El charrúa se la tenía guardada al internacional alemán desde la primera parte, cuando el jugador alemán celebró efusivamente un centro interceptado de Valverde y tocando el brazo del jugador del Madrid. En ese momento el Pajarito sonrió sorprendido ante la reacción de su rival. Ambos fueron llamados a capítulo por el colegiado Mariani y el episodio se resolvió sin que se dieran la mano.
De ahí nació la rabia acumulada por Fede Valverde, que se dejó ir en cuanto marcó el 1-0. Después, mirando a la grada, se llevó un dedo a la boca para mandar callar a su rival. “Los que vieron el partido saben por qué mande callar. Cosas del fútbol con los rivales… si ese jugador hubiese marcado habría hecho lo mismo”, dijo Valverde tras el partido.