La justicia francesa absuelve a Josu Ternera de pertenencia a ETA entre 2011 y 2013

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La justicia francesa ha absuelto este miércoles a José Antonio Urrutikoetxea, alias Josu Ternera, de un presunto delito de pertenencia a organización terrorista entre 2011 y mediados de 2013 por el que la Fiscalía gala pedía cinco años de prisión. Se trata del primero de los dos juicios que el exjefe de ETA tiene pendientes en Francia antes de poder ser extraditado a España. En la sentencia, el Tribunal Correccional considera que durante el juicio, celebrado a mediados de junio, no se presentaron “elementos materiales ni intencionales” que probaran que Josu Ternera fue un miembro activo de ETA en el periodo por el que fue juzgado.

Nada más conocer que quedaba absuelto por una causa que se juzgó por primera vez cuando Ternera estaba en la clandestinidad y por la que fue condenado en ausencia a ocho años de cárcel, en 2017, Urrutikoetxea, de 70 años, se ha fundido en un abrazo con sus abogados. Uno de ellos, Laurent Pasquet-Marinacce, ha celebrado la decisión tras la vista judicial, que apenas ha durado media hora. “El tribunal ha puesto fin a un caso que jamás debería haber sido abierto. La justicia ha estado a la altura, ha hecho su trabajo”, ha dicho a periodistas mientras su defendido se alejaba sin hacer declaraciones.

El periodo por el que Urrutikoetxea fue juzgado por “asociación de malhechores con fines terroristas” —equivalente al delito de integración en organización terrorista del Código Penal español— en este primer proceso coincidió con el intento de ETA de celebrar negociaciones en Noruega con el Gobierno socialista de entonces para buscar una salida pacífica, iniciativa que acabó en 2013 por el desinterés del nuevo Ejecutivo del popular Mariano Rajoy. El fallo establece que aunque quedara probado que Ternera participó en dichas negociaciones, como él mismo admitió durante el juicio, ese hecho no constituye necesariamente una prueba de que, más allá de Oslo y de otros intentos de buscar una salida pacífica al conflicto, el histórico dirigente tuviera un papel activo en la banda terrorista o mantuviera contactos con otros fines con miembros de la misma en ese periodo. En las dos audiencias de mediados de junio, Urrutikoetxea había aseverado que se desvinculó totalmente de ETA en 2006.

La sentencia desgrana tres puntos clave del proceso: si se puede calificar como terrorista a ETA en el periodo 2011-2013, el carácter de los vínculos de Urrutikoetxea con la banda en esos años y la cuestión de si el hecho de que permaneciera 17 años en la clandestinidad puede ser un elemento acusador.

Sobre el primer punto, en el fallo “se constata que, pese a los anuncios reiterados de poner fin al uso de la violencia, ETA conservó intacta su logística y capacidad operacional”, lo que “no quita ipso facto el carácter terrorista” de la organización entre 2011 y 2013 e incluso más allá de esas fechas. No obstante, la sentencia también tiene en cuenta que, en esos años, ETA se encontraba en un “proceso complejo, caótico”, en el que mientras que algunos miembros de la banda todavía eran detenidos en Francia como miembros activos, “en ese mismo tiempo, otros obraban por la pacificación. El objetivo de uno u otros no era necesariamente idéntico”, subraya la decisión absolutoria.

Sobre los vínculos de Ternera con ETA, aunque el tribunal considera probado que Urrutikoetxea mantuvo lazos con la banda hasta la lectura del comunicado final de disolución de 2018, en la que él participó, subraya que esto no le hace necesariamente un miembro activo de la banda o cómplice de actos terroristas. En este sentido, destaca que la acusación no presentó ninguna prueba material que demuestre su implicación en los diversos delitos probados de ETA durante ese periodo en Francia o en la organización o planificación de los mismos. Finalmente, dijo la juez que leyó la sentencia, que Ternera estuviera en la clandestinidad no constituye, como había argumentado la acusación, una prueba concluyente de su implicación en actos terroristas. La presidenta del tribunal también recriminó las numerosas “lagunas” en el expediente.

Según Pasquet-Marinacce, en su decisión, “el tribunal ha reconocido que en el periodo que nos ocupaba, el movimiento ETA estaba atravesado por luchas [internas] y que algunos, en el seno de ETA, trabajaban por poner fin al conflicto”.

Para el abogado, “el simple hecho de haber tenido contactos con ETA durante ese periodo no significa que sea un acto de terrorismo. Se pueden tener contactos con ETA durante ese periodo, incluso vínculos, no con un fin terrorista, sino para poner fin a un conflicto armado. Y está claro que ese era el caso de Urrutikoetxea, que tuvo un lugar activo y central en el proceso de paz y creo que eso es lo que ha sido retenido por el tribunal”.

Ternera, que está en libertad condicional desde finales de julio de 2020, tiene pendiente otro juicio en Francia por presunta pertenencia a ETA entre 2002 y 2005, que se celebrará a mediados de mes.

El histórico dirigente de la banda, detenido el 16 de mayo de 2019 en la localidad alpina de Sallanches, lleva más de un año en libertad vigilada. Primero se alojó en un piso prestado por sus simpatizantes en París, aunque, después de que se revelara la dirección, consiguió que se aprobara un cambio de domicilio y se instaló en un monasterio, también en la capital francesa. Sin embargo, este verano se trasladó a la localidad vascofrancesa de Anglet, después de que la justicia gala accediera a finales de junio a relajar las medidas de control a las que estaba sometido y le retirara el brazalete electrónico y la obligación de residir en París.

Aunque Urrutikoetxea ha celebrado la sentencia como una victoria, paradójicamente su absolución, que hace innecesaria una apelación que alargue todo el proceso, lo pone algo más cerca de lo que lleva evitando todo este tiempo: ser juzgado en España.

Francia ha aprobado hasta el momento la extradición por dos de las cuatro causas por las que lo reclama España: el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en 1987, que causó 11 muertos, y la financiación de ETA a través de las herriko tabernas. La causa por el asesinato en 1980 del directivo de Michelin Luis María Hergueta ha quedado archivada, y Francia no aceptó su entrega por el sumario contra los jefes de ETA por delitos de lesa humanidad.


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