La línea roja de Djokovic



Después de más de tres meses angustiado e inmóvil, el tenis encontró por fin la alegría esta semana cuando se anunció el retorno progresivo del circuito a partir de agosto, con Washington como punto de partida de la ATP y Palermo de la WTA. Sin embargo, este domingo sufrió un brusco espasmo a última hora de la tarde cuando el búlgaro Grigor Dimitrov, el tenista al que en su día se le comparaba osadamente con Roger Federer por su exquisito golpeo, anunció a través de su cuenta de Instagram que ha dado positivo por coronavirus.“Quiero comunicar a mis aficionados y mis amigos que di positivo a mi regreso a Mónaco [donde reside], así que deseo asegurarme de que cualquier persona que haya estado en contacto conmigo sea examinada y tome las precauciones necesarias”, expresó el 19º del mundo, que en su día escaló hasta el tercer peldaño del ranking. “Lamento cualquier daño que pueda haber causado”, se disculpó, “y ahora estoy en casa tratando de recuperarme. Gracias por vuestro apoyo y, por favor, permanezcan seguros y sanos”.Como otros jugadores, no siguió las directrices sanitarias de la OMSEl positivo de Dimitrov cayó como una bomba de racimo sobre el optimismo que se respiraba en el circuito mundial, después de largas semanas tratando de recomponer el puzle del regreso y resolviendo a duras (y arriesgadas) penas el galimatías. La naturaleza global del tenis complica todavía más la celebración de cualquier evento, en comparación con otros deportes, y el anuncio del búlgaro (29 años) supone un serio contratiempo, puesto que ha estado en contacto con otros compañeros durante las dos últimas semanas. Uno de ellos es el croata Borna Coric, que un día después también confirmó estar contagiado.Se dispararon todas las alarmas porque Dimitrov y Coric son los primeros tenistas punteros que han confirmado casos de coronavirus. Previamente, a finales de marzo, trascendió el del brasileño Thiago Seyboth Wild, el 114º del mundo, pero hasta ahora no constaba ninguno entre las principales raquetas del circuito masculino y al búlgaro, además, se le vio en las últimas fechas competir en las pistas del Adria Tour, una gira de exhibición impulsada por Novak Djokovic en la zona balcánica. Dimitrov intervino hace dos semanas en Belgrado, y este último fin de semana en Zadar. Pero la historia no queda ahí.En el intervalo se le vio en una sonada fiesta nocturna de la que también participaban el propio Nole, número uno actual, o Alexander Zverev, siete de la ATP. Del mismo modo, el búlgaro participó en un partidillo de fútbol y otro de baloncesto junto a otros jugadores como Damir Dzumhur (107º), Marin Cilic (37º), el propio Coric (33º), Dusan Lajovic (23º) o Dominic Thiem (3º), quien hace unos días aseguró que a su regreso a Austria se había hecho la prueba de la covid-19 y había dado negativo. A continuación, el preparador Patrick Mouratoglou, artífice de otro evento que tuvo lugar este fin de semana, en Niza, subrayó que Thiem había sido sometido a otro test antes de jugar en el que dio negativo.Nole defiende que ha cumplido a rajatabla el protocolo balcánicoEn cualquier caso, ya había runrún. El Partizán comunicó el pasado día 15 que su baloncestista Nikola Jankovic sufre coronavirus, y Djokovic también estuvo en contacto con él durante un homenaje al técnico Dejan Milojevic. Así lo reflejan las fotos y preocupan ahora las imágenes, puesto que a Dimitrov se le vio tanto en la discoteca como durante la exhibición sin respetar las recomendaciones sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS): ni rastro de mascarilla, bailando en distancias estrechas y chocando los puños con el juez de silla.La final de Zadar fue automáticamente suspendida –queda por ver qué ocurre con el resto del Adria Tour, puesto que están programadas otras dos sesiones en Banja Luka y Sarajevo– y tanto Dimitrov como Djokovic están en el disparadero. El número uno, reacio de entrada a participar en el US Open, del 31 de agosto al 13 de septiembre y sujeto a un riguroso protocolo de seguridad, defiende que ha organizado este tour (itinerante y con aficionados en las gradas, hasta 4.000) cumpliendo a rajatabla el protocolo impuesto por las autoridades serbias. El tenis, no obstante, sigue sin poder dormir tranquilo y enciende la luz roja.


Source link