La lluvia paraliza el Godó


La lluvia insiste sobre Barcelona y el Godó se paraliza, así que la mayoría de los aficionados que se disponían este jueves a disfrutar del tenis y, especialmente, de otra ración de Carlos Alcaraz, tuvieron que deshacer el camino que habían hecho por la mañana y desfilar por las calles de Pedralbes, para retornar por la tarde. Mucha agua todo el día, y muy poquito tenis. De giro en giro la programación, la jornada fue reducida a la mínima expresión y el duelo entre el murciano y Jaume Munar, fijado en el tercer turno de la central, se disputará finalmente este viernes.

Esto supone que si la climatología se comporta y consigue avanzar, Alcaraz, 18 años, disputaría dos partidos en la misma jornada. Algo que no termina de encajar con la hipótesis de Boris Becker. “Espero que no juegue en Barcelona, Madrid ni Roma, porque los partidos en tierra batida son muy largos y te dejan exhaustos. Para mi gusto sería demasiado. Debería tomarse un descaso”, exponía hace unos días el alemán, que quizá no contaba en la ecuación con la temprana eliminación en Montecarlo.

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Es decir, Alcaraz ha disputado este año dos partidos sobre arcilla, el que cedió ante Sebastian Korda en el Principado y el zigzagueante primer duelo en Barcelona contra Sonwoo Kwon. El surcoreano le dio un susto al arrebatarle el segundo set, pero finalmente salió airoso.

“Va a ser muy complicado”, se refirió al pulso de este viernes con Munar, con el que se ha cruzado en dos ocasiones, las dos sobre arena: la primera vez venció el mallorquín (el año pasado en Marbella) y la segunda (Río de Janeiro, este año) se impuso él. El vencedor en los octavos se enfrentará al reto de encadenar otro partido a continuación, en una circunstancia que no sería nueva para Alcaraz; esta misma temporada, en Río, ya batió a Matteo Berrettini y Fabio Fognini con solo unas pocas horas de diferencia.

Entonces, la programación del torneo brasileño también se vio afectada por la lluvia. “Algo que no se puede controlar”, decía este jueves el director del Godó, David Ferrer. “Sabíamos que la previsión meteorológica era muy mala y ha sido realmente difícil. Se intenta hacer de la mejor manera posible…”, añadía el alicantino, mientras al cierre de la jornada se formaba un barullo en la pista Jan Kodes, la segunda en importancia del complejo barcelonés.

Traslado y embudos

Se había podido terminar previamente el Dimitrov-Coria, suspendido el día previo por la lluvia, y en ese instante iba a completarse el Tsitsipas-Ivashka ante el deseo de la organización de que se disputasen los octavos y los cuartos, y de que así no quedase ningún pulso pendiente que pudiera perjudicar a algún jugador; ocurre que el drenaje de la pista central, con capacidad para 8.000 personas, no terminó de absorber como se esperaba el agua y el partido tuvo que ser trasladado a la Jan Kodes, para 3.000; se formaron embudos en los accesos y, lógicamente, muchos aficionados se quedaron fuera, sin poder ver el partido.

Las protestas desde el exterior se escuchaban dentro cuando ya había comenzado la acción entre el griego y el bielorruso, por lo que el árbitro detuvo durante unos minutos el partido. “Entiendo el malestar porque la situación es difícil, pero no podemos hacer mucho más. Había que aprovechar esta pequeña ventana sin lluvia para poder jugar, y también pensando en el descanso de los jugadores”, razonó Ferrer, quien confía en que el torneo pueda completarse el domingo.

La normativa establece que si se juegan 60 minutos, no existe la obligación de devolver el precio de las entradas; sin embargo, la organización del Godó anunció que devolverá el importe íntegro a los asistentes. La previsión meteorológica para este viernes es favorable y se espera que la jornada pueda transcurrir sin detenciones.

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