La maldición del nuevo Messi: así se prepara el mundo del fútbol para el inevitable relevo

Es la persona con más seguidores en Instagram (163 millones). Acumula 28 galardones entre ligas domésticas, champions, eurocopas, supercopas y balones de oro. Para sus fans es el mejor jugador del mundo. Para los que le odian, es el segundo mejor jugador del mundo. Con un carácter competitivo y una autoexigencia que a veces hace parecer que entiende el fútbol como un deporte individual, Cristiano Ronaldo (Funchal, 1985) es una de las figuras más imitadas y a la vez polarizantes del planeta. Nos reunimos en la sede de la Clínica Insparya en Madrid, una nueva aventura empresarial del portugués, esta vez alrededor del universo de los implantes de cabello. “Me odian porque soy guapo y rico”, dijo una vez tras salir abucheado de un campo rival. Por lo mismo que unos le odian, muchos le aman. No hay personaje que refleje mejor estos tiempos que Cristiano Ronaldo.

Dos guardaespaldas tan grandes como amables me han dejado pasar. A un lado, la sala en la que se están haciendo las fotos para este reportaje y el despacho que ocupará el luso en las dependencias de Insparya, cuya sede en Madrid se inaugura el día de este encuentro. Allí tendrá lugar la entrevista. Al otro lado, el resto del mundo. Del despacho sale Georgina, la cada vez más mediática pareja del actual jugador de la Juventus de Turín. Saluda con ese talento que tiene la gente conocida para los que somos invisibles. Cruza la barrera de los guardaespaldas y se dispone a ser entrevistada por una periodista.

“Tu familia, tu madre, tu hijo… te dicen: ‘Cris, tienes que ganar mañana’. Eso te hace más activo. Siempre tienes que entrenar, pero llega un momento en que dices: ‘Mira, déjame…”

Esta joven de 25 años nacida en Buenos Aires será administradora de la clínica y durante toda esta jornada de presentación tendrá un protagonismo que va más allá del de novia o acompañante. Ella es parte consustancial del proyecto. Finaliza la entrevista, que, al igual que la mía, ha sido pactada previamente y, como sucederá con la mía, también ha tenido su pequeño sobresalto. En estos mundos tan grandes y tan acordonados se intenta dejar lo mínimo al azar, pero en la mayoría de los casos hay cierto pacto tácito que permite pequeñas salidas de guion. Hoy esto último no ocurrirá. Volviendo a repasar entrevistas antiguas con CR7 días más tarde caigo en un dato algo curioso. Todas ellas responden a un mismo patrón: contienen solo una frase que sirva como titular. Muy buen titular. Pero solo uno. El resto, ya saben, 11 contra 11.

Georgina pasa frente a mí acompañada de otra mujer miembro del equipo. Se sienta en el despacho. Entra también Cristiano, que llega sonriente de la sesión de fotos. Se cierra la puerta. Me invitan a entrar al cabo de unos minutos. Me sientan al lado de Georgina. Frente a mí, CR7. Junto a él, uno de sus colaboradores más cercanos abre un ordenador en cuyo interior, intuyo, se encuentra el documento maestro con las preguntas previamente aprobadas.

A mi izquierda, otra persona sostiene una impresión de esas mismas preguntas (creo que hace años que tanta gente lee algo que he escrito). Pongo el teléfono sobre la mesa con el fin de grabar la charla. La persona del papel se afana en colocar también el suyo. De hecho, el suyo colisiona con el mío y termina mejor colocado. Con el fin de dejarle claro que su maniobra de intimidación ha surtido efecto, realizo las tres primeras cuestiones en el orden original y sin variar ni una coma.

El futbolista posa con cazadora Dsquared2 y camisa CR7.
El futbolista posa con cazadora Dsquared2 y camisa CR7.

Soy una máquina expendedora de preguntas inanimadas. “Esta que la responda mejor ella”, dice Ronaldo, la única persona presente en esta sala a la que si le toman la tensión no se le recomienda el ingreso, dirigiéndose a Georgina y haciéndome ademán de que acerque el teléfono a la madre de su hija (el jugador, además, tiene otros tres por gestación subrogada). Ella responde con temple y profesionalidad cuestiones al respecto del negocio. Elegantemente me invita a centrarme de nuevo en CR7. Aprovecho para colocar mi móvil por delante del otro.

Pregunta. ¿Qué es más complicado? ¿Elegir club o elegir negocio?

Respuesta. Pienso que es más fácil elegir negocio que elegir un club. Aunque en un club juegas con muchas cosas y tienes que pensar mucho, mucho y mucho, un negocio acaba por ser algo que tú no controlas al 100%.

P. ¿En quién confía a la hora de decidir dónde invertir?

R. Básicamente, para elegir negocio confío en los mismos que a la hora de elegir club: mi familia, mis amigos más cercanos. Mis hijos todavía no pueden dar una opinión [los mellizos cumplen en junio dos años y la pequeña un año y medio], aunque, bueno, el Cris [Cristiano Ronaldo Jr., su hijo mayor, de ocho años] ya da alguna opinión, pero es muy joven. Al final es el equipo que vas formando a través de los años, y no solo para el fútbol, también para el mundo empresarial.

P. ¿Por qué un negocio como este?

R. El capilar es un verdadero problema. Esto es para ayudar a la autoestima de la gente. Una señora antes me ha dicho: “Pero tú no tienes falta de cabello”. Yo ahora no, pero un día puede pasar. Genéticamente, en mi familia nadie tiene estos problemas, pero ya sabes que todo cambia. El estrés, la mala alimentación… En la estética debes dar un paso adelante.

Ha quedado claro que por esta entrevista no nos van a dar un Pulitzer, pero, oiga, seguimos vivos. Y la conversación fluye, Ronaldo está relajado y sonriente; Georgina, también, aunque parece cada vez más (y no la culpo) abstraída en sus cosas. Ricardo, el hombre de confianza de CR7, también transmite paz. El reto es lograr que el futbolista, sin preguntarle directamente por ello, hable de sus problemas con Hacienda y de la demanda por violación que interpuso sobre él Kathryn Mayorga, un asunto que cada día que pasa se complica un poco más. Spoiler: solo conseguimos la mitad. Ahora vamos a ver si la doctrina de contención nos sale mejor que a Chamberlain [Arthur Neville, político británico (1869-1940)].

“Sé que la gente está con una escopeta esperando que Cris falle un penalti, o que fracase en un partido crucial. Pero es parte de la vida y debo estar preparado”

P. ¿No se cansa de tener que demostrar algo todo el rato a todo el mundo?

R. No te voy a negar que a veces me fastidia y cansa porque parece que todos los años debes probar que eres muy bueno. Es difícil. Tienes lo que tienes por contar con esa presión adicional de tener que demostrar algo a la gente, no solo por ti. También a la gente que está alrededor. Tu familia, tu madre, tu hijo… “Cris, tienes que ganar mañana”. Eso te hace más activo. Siempre tienes que entrenar, pero llega un momento en que dices: “Mira, déjame…”.

P. ¿Aún disfruta con el fútbol?

R. Yo veo el fútbol como una misión: ir al campo, ganar, hacerme mejor. Esos momentos en que iba al campo pensando “¡voy a driblar!”… te soy honesto: esos momentos ya no los tengo. Hay una presión adicional. La gente siempre está juzgando: “Está acabado ya. Tiene 33, 34 o 35 años, ya lo debería dejar”. Y tú quieres sorprender a la gente: aquí sigue el bicho.

P. ¿Cree que algunos han llegado a pensar que usted se ha convertido en una especie de robot?

R. No creo que crean que soy un robot, pero sí me ven como una persona que nunca puede tener un problema, nunca puede estar triste, nunca puede tener preocupaciones. La gente identifica el no tener problemas, el éxito, con el dinero. ¿Cómo puede estar triste o tener un bajón Cristiano si tiene millones? Debes entender que la gente no piensa como tú, no ha vivido ciertos momentos, no tiene una cultura mayor de lo que se les permite. Pero lo entiendo. Sé que la gente está con una escopeta esperando que Cris falle un penalti, o que fracase en un partido crucial. Pero es parte de la vida y debo estar preparado. Yo llevo preparado desde hace ya muchos años.

P. ¿En qué momento recuerda haberse acostumbrado a todo esto que me cuenta?

R. No sé el momento en que me acostumbré a esto, pero sí es cierto que sentí presión desde muy joven. Cuando vine para Madrid fui el jugador más caro de la historia. En Manchester, después de ganar mi primer Balón de Oro a los 23 años, la gente ya pensaba: “Mira, este tiene que estar a tope”. En los últimos diez, doce años, siempre he tenido esa presión adicional.

Cristiano posa en exclusiva para ICON con camisa CR7.
Cristiano posa en exclusiva para ICON con camisa CR7.

P. ¿Qué es lo primero que hace cuando llega a un club nuevo?

R. Lo primero que hago es ser yo, no ser más. Mi ética de trabajo es siempre la misma. Si un dueño de una empresa llega y empieza a rajar de todo el mundo, la gente no le verá como un líder. Dirá: “Este es mi jefe, pero no me trata bien”. Debes ser humilde, aprender que no lo sabes todo. Si eres listo, captas cositas que te hacen mejorar como atleta. En la Juve me adapté perfectamente. Vieron que no soy un vendehumo. Es Cristiano y es lo que es porque se cuida. Una cosa es hablar y otra, hacer. ¿Por qué gané cinco balones de oro y cinco champions?

P. Tras irse del Real Madrid, ¿no tuvo la tentación de abrir este negocio en otro lugar?

R. Mi familia es de aquí, nacieron aquí, he estado nueve años en la ciudad. Muchos momentos que he vivido aquí no se pueden apagar. Yo me fui a la Juve y si quería decía: “Mira, vamos a abrir la clínica en otra ciudad”. Pero no. Seguí con lo que planteamos porque Madrid me ha dado mucho, ¿cómo lo voy a olvidar?

P. ¿A pesar de todo?

R. Claro. Los españoles me trataron bien. Quería darles unos puestos de trabajo, independientemente de tener los problemas que he tenido con Hacienda, porque eso no lo puedo olvidar ni esconder, mi vida es un libro abierto. Yo voy con la cabeza erguida, sé que la gente me quiere, sabe que yo he dado mucho al club y este también me ha dado mucho. Por la calle me dicen: “Cris, vuelve a casa, esta casa es siempre tuya”. Me gusta escuchar eso.

P. ¿A quién afectan más las polémicas alrededor de su vida privada? ¿A usted o a su entorno?

R. Me gustaría ser el escudo y todos mis problemas solucionarlos yo. Ya sabes, siendo una de las personas más mediáticas del mundo no es fácil ocultar cosas. Hay gente a la que le gusta Cristiano y gente a la que no. Cuanto más arriba estás, más te quieren tirar para abajo. Como digo siempre, en mi vida profesional no pasa nada por criticarme, es mi trabajo. Pero mi vida personal es más íntima, tengo novia, hijos, madre, hermanos, amigos. Yo no puedo irme a casa cuando pasa algo y llorar. Si viene un problema, vamos a intentar buscar una solución. Solo no hay solución para la muerte.

“Pero mi vida personal es más íntima, tengo novia, hijos, madre, hermanos, amigos. Yo no puedo irme a casa cuando pasa algo y llorar”

P. ¿Cree que en alguna ocasión ha sido demasiado sincero?

R. Alguna vez sí. Pero, mira, si yo tengo todo lo que tengo y gano lo que gano, algo bien estaré haciendo. Soy el tío con más seguidores del mundo. ¿Por qué? La gente igual se identifica conmigo, o doy más chispa, ¿sabes? Es así.

P. Igual es el que más tiene porque es de los que más disfrutan la fama.

R. Me sale, es que es natural.

P. Si pusiéramos un micrófono en los vestuarios, ¿se acababa el fútbol tal y como lo conocemos?

R. No. En los vestuarios, en el de la Juve, en el del Real Madrid, se habla de cosas normales de fútbol.

P. ¿Ha hecho amigos en este deporte?

R. Te podría decir que sí… A ver, no es que no se hagan, yo tengo, pero no te negaré que es un mundo difícil. Es como si preguntas a una modelo si tiene muchas amigas modelos. Te podría decir que sí, pero en realidad muy pocas veces estará ella cenando en su casa con modelos como ella.

P. ¿Por qué no se oye a nadie plantear la opción de que usted se convierta en entrenador tras retirarse?

R. No lo descarto.

P. ¿Ha pensado en retirarse en Barcelona? Hay playa.

R. Ja, ja, ja… Barcelona no es para mí, no. Fui ahí una o dos veces y sentí que ahí no les gusta mucho Cristiano. Pero es normal por la rivalidad. No pasa nada.

“Voy con la cabeza erguida, sé que la gente me quiere, sabe que yo he dado mucho al club [Real Madrid] y este también me ha dado mucho. Por la calle me dicen: ‘Cris, vuelve a casa, esta casa es siempre tuya’. Me gusta escuchar eso”

P. Sabe que si el próximo partido pierde la Juve alguien dirá que es porque usted ha estado aquí con sus asuntos.

R. La gente no sabe diferenciar las cosas. Yo sí. Un negocio es un negocio, pero yo mañana ya estoy machacándome en el gimnasio, corriendo y concentrándome en los partidos que vienen. No me preocupo porque sé que tengo gente competente como yo, gente buena fuera de las áreas que yo controlo. No todos los jugadores pueden presumir de tener una clínica de pelo, hoteles, gimnasios. Eso se conquista, no cae del cielo. Hay que trabajar duro.

Cae la noche y llega la hora de la fiesta de inauguración de la clínica. En la puerta, decenas de periodistas, y en el interior, exjugadores como Rio Ferdinand o Robert Pirès, el superagente Jorge Mendes, amigos de Georgina, como Vicky Martín Berrocal, y antiguos integrantes de la disciplina del Real Madrid, como Fernando Hierro o el expresidente de la entidad, Ramón Calderón, responsable de los primeros contactos entre el club y el Manchester United para traer a Madrid a Ronaldo.

Estamos saliendo y aparecen las bandejas con las minihamburguesas, artefacto capaz de levantar cualquier sarao. Un camarero pasa por nuestro lado y pillamos la última. Nos giramos y vemos la cara de Cris, el hijo de Ronaldo, a quien se la hemos quitado casi de las manos. Hacemos ademán de dársela –los guardaespaldas son muy grandes–, pero el chaval, avispado y rápido como su padre, ya sostiene otra procedente de otra bandeja en la que ni siquiera habíamos reparado. Este muchacho algún día será el segundo jugador más grande del mundo.

 

Esta entrevista se ha publicado en el número de mayo de 2019 de ICON, en los quioscos gratis el sábado 4 de mayo con EL PAÍS.

Aquí: todas las fotos de Cristiano Ronaldo, protagonista de nuestro número de mayo.

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