El momento esperado por los jugadores de la NBA de volver a los campos de entrenamiento, este año, al margen de llegar con dos meses de retraso, lo hizo envuelto en los primeros casos positivos de COVID-19, preocupación y pesimismo de cara al futuro de la competición.
No era para menos después de tener que comenzar los entrenamientos con trabajos individuales en los que un jugador tuvo que estar aislado en cada canasta, acompañado por un entrenador, eso en el caso de los equipos que tuvieron la suerte de comenzar.
Que no fue el de los Warriors de Golden State, quienes tras confirmar que dentro de su plantilla, en la prueba de coronavirus realizada el lunes, dos jugadores dieron positivo al COVID-19 y tendrán que aplazar a mañana, miércoles, el comienzo de los entrenamientos individuales.
La preocupación y el pesimismo fueron las notas dominantes que se dieron en la primera jornada de entrenamientos, mientras a través de todo el país la pandemia del coronavirus continúa expandiéndose y con la posibilidad de que más estadounidenses den positivo y se incremente el número de muertes, que ya va camino de las 270.000 personas.
Todo lo contrario de lo que es habitual en un primer día de entrenamiento en los campos de la NBA con los entrenadores y jugadores envueltos en el optimismo y la ilusión de cara a luchar por superar lo conseguido en la temporada anterior.
Los entrenadores quisieron mantener y mostrar la actitud positiva, pero al final de la jornada, el sentimiento predominante fue de cautela esta vez, al comprobar de primera mano todas las limitaciones a las que se tendrán que enfrentar, al menos en un futuro inmediato.
La nota positiva fue que, al margen de todos los obstáculos que tendrán que superar, el primer campamento de pretemporada en la era de coronavirus estaba formalmente abierto, aunque cada equipo tuviese que limitar sus trabajos al apartado individual.
Mientras el entrenador novato con los Rockets de Houston, Stephen Silas, sentía que cada vez se estaba más cerca de superar la actuación situación de limitaciones que exige la pandemia, el veterano Doc Rivers, que debuta esta temporada con los Sixers de Filadelfia, expresaba sus “temores”.
“Estoy muy preocupado sobre si podremos lograrlo”, reconoció Rivers. “Lo que está viviendo todo el país no es nada fácil y mucho menos lo que nos espera”.
El entrenador de los Sixers dio que no tenía ninguna duda que probablemente habrá más positivos, muchos más.
Rivers recordó cómo el virus se ha convertido en un problema mayor para el fútbol colegial y la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) en términos de lograr que ciertos partidos se lleven a cabo.
“Esos efectos no tienen más objetivo que asegurar que los equipos no se queden por un periodo largo sin uno o dos jugadores que son claves“, destacó Rivers. “Su ausencia podría tirar por tierra toda una temporada”.
“En el fútbol (americano) compiten una vez a la semana y cuentan con 1.000 jugadores. Entonces, cuando no tienen a tres o cuatro, pueden superarlo”, consideró Rivers. “Si nosotros no tenemos a tres o cuatro jugadores, estamos en problemas, especialmente por la cantidad de partidos. Estamos disputando de tres a cuatro semanalmente”.
Jugadores y entrenadores serán sometidos a pruebas diarias y es probable que este sea el plan durante toda la campaña. Los protocolos que envió la semana pasada la liga sugieren que, en muchos casos, tomaría al menos 12 días para que un jugador vuelva al campo tras dar positivo por COVID-19.
El mismo sentir tenía el entrenador de los Wizards de Washington, Scott Brooks, quien reconoció que dentro de su plantilla ya se había dado un primer caso positivo, aunque no les impidió comenzar los entrenamientos.
También el máximo responsable técnico de los Magic de Orlando, Steve Clifford, reconoció que el pívot Mo Bamba,quien dio positivo hace algunos meses al COVID-19, todavía se encuentra “lejos” de estar listo para jugar.
El gerente general de los Warriors, Bob Myers, fue el encargado de informar de los dos casos positivos que se dieron dentro de su equipo y el atrasar un día el inicio del campo de entrenamiento, a mañana, miércoles, con los trabajos individuales y al próximo lunes los del grupo, seis días antes que comience la pretemporada.
Algunos equipos podrán comenzar el viernes los entrenamientos de grupo con sesiones de 5 contra 5 y el resto lo harán el domingo.
La NBA trabaja con la empresa BioReference -la misma que se encargó de las pruebas en la “burbuja” y que cobrará a la liga 140 dólares por prueba- en los análisis estandarizados a toda la liga.
Posiblemente, la empresa contará con personal propio que viajará con los equipos para encargarse de las pruebas durante los encuentros que disputen de visitantes.
Las lesiones, al haber comenzado los entrenamientos sin mucho tiempo de descanso, son también una preocupación, así como el acondicionamiento.
Antes del martes ningún equipo tenía copia del calendario de los primeros 36 encuentros, por lo que los planes de viaje y días de descanso no han quedado establecidos, algo que también quita el sueños a los entrenadores y directivos de cada franquicia.
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