A pesar de que el fenómeno climatológico conocido como “La Niña” ha provocado condiciones de sequía severas en estados del norte del país, no es la única causa de la crisis del acceso al agua, ya que existen aspectos sociales que agravan esta situación.
De acuerdo con un análisis de reportes del Servicio Meteorológico Nacional, elaborado por científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 77.68 por ciento de la nación tiene alguna condición de sequía, y 32.42 por ciento se encuentra en sequía severa.
“Climatológicamente es algo muy raro; teníamos más de 20 años sin que se prolongara tanto ese fenómeno. Esto impacta en la disponibilidad de agua en el norte y cambia los patrones de vientos y lluvias a nivel mundial”, expresó la investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, Christian Domínguez Sarmiento
El fenómeno de “La Niña” provoca mucha evaporación, pocas nubes y que la radiación entre de manera directa al territorio mexicano.
Los reportes de la Conagua también indican que ha llovido 20.8 por ciento menos en el país desde el 1 de octubre de 2021 hasta el 29 de mayo de 2022, con respecto al promedio histórico para ese mismo periodo.
Además, el informe más reciente del Comité Técnico de Operación de Obras Hidráulicas (emitido el 31 de mayo de 2022) señala que ninguna de las 210 presas principales de México estaba al 100 por ciento de su llenado: 117 a menos de 50 por ciento; 61, entre el 50 y 75 por ciento de su capacidad; y 32 estaban arriba del 75 por ciento sin alcanzar su capacidad total.
“Aunque el porcentaje del territorio bajo estas condiciones de sequía severa es menor, el problema está muy focalizado en los estados del norte. Ha existido mayor entrada de radiación directa, en comparación con el promedio de 1981 a 2010 en Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, parte de Chihuahua, Sinaloa, un poco de Sonora, San Luis Potosí, Durango y Zacatecas”, abundó.
Las otras causas de la sequía
La coordinadora universitaria para la Sustentabilidad, Leticia Merino Pérez, refirió que en el país nos encontramos ante un panorama desastroso en este tema. “Creo que la política del agua ha generado una bomba de tiempo, que nos está estallando”.
La doctora en Antropología, dedicada a la investigación al uso integral y sustentable de los recursos naturales, refirió que a partir de que inició el sistema de concesiones, con la Ley de Aguas Nacionales en 1992, ha aumentado el acaparamiento del recurso; “hay más agua concesionada que la que está disponible en muchas cuencas”.
Además, existe gran concentración. Se estima que ocho grandes usuarios son dueños del 80 por ciento del agua concesionada. Ese acaparamiento impide que el líquido esté disponible para una cantidad importante de municipios y ecosistemas. Si a las crisis provocadas por la aridez y el cambio climático se añade la falta de acceso de la gente al recurso, el problema es “tremendo”, dijo Merino.
Existen otras dificultades adicionales: se carece de captación pluvial, hay contaminación y sobreexplotación del recurso, rubros donde una vez más la regulación y las políticas públicas son claramente inadecuadas.
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