La obra de arte que impulsó a Devin Booker a la historia


Hace justo tres años, el 24 de marzo de 2017, el TD Garden de Boston presenció la mayor exhibición anotadora de la última década en la NBA de la mano de Devin Booker, un chaval de 20 años que maravilló al baloncesto mundial con sus 70 puntos en la derrota por 130-120 de sus Phoenix Suns contra los Boston Celtics.



La afición de Boston, una de las más hostiles de la liga, terminó el encuentro gritando de júbilo por el regalo de Booker, y no por el triunfo de su equipo. Desde que Kobe Bryant había anotado 81 puntos en 2006, nadie había logrado tal actuación encima de las canchas. “Esto no pasa muy a menudo, especialmente ante un gran equipo defensivo como los Celtics”, explicó Booker tras el encuentro. “Es una zona, es difícil de explicar. He estado en esa zona antes, pero nunca hasta este punto”.


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Booker, en su segundo año en la NBA, había conseguido la mayor anotación de un chaval de 20 años en toda la historia. Nadie había sumado tanto tan joven, ni Kobe, ni Wilt ni nadie. Con su exhibición anotadora, que algunos se atrevieron a criticar por la derrota y porque los Suns se volcaron a darle balones en los últimos minutos, el jovencísimo jugador de los Suns se colocó en la décima posición del ránking de máximas anotaciones de la liga. Por delante, tan solo los 71 de Elgin Baylor y David Robinson, los 73 de David Thompson, los 81 de Kobe Bryant y los múltiples 70 y pico de Wilt Chamberlain, también líder absoluto de la clasificación con su partido de los 100 puntos.

Ante los Celtics, en un pabellón histórico y una ciudad con solera de campeones, Booker anotó 21 tiros de 40 intentados, con 4 aciertos de 11 intentos desde la línea de tres. En total jugó 45 minutos y además de enchufar 70, que se dice pronto, capturó 8 rebotes y repartió 6 asistencias. Sin duda, lo más tremendo de todo es que lo hiciera con tan solo 20 añitos. Además, los Suns venían de jugar partidos consecutivos en un viaje de seis encuentros fuera de casa.

Tres años después, no habrá opción de que alguien nos sorprenda esta noche, ni la próxima, porque la pandemia del coronavirus ha puesto a la NBA, al deporte y al mundo en general en una situación única en la historia. La siguiente exhibición tendrá que esperar.


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