La odisea de Xavi Pascual

Xavi Pascual ha podido comprobar en primera persona la paralización del mundo causada por la pandemia del coronavirus. El entrenador español necesitó casi un día entero para regresar a casa desde San Petersburgo, a donde llegó hace mes y medio para dirigir al Zenit en su tercera experiencia al frente de un equipo de Euroliga. Desde el domingo por la noche está ya junto a su familia en Gavà, desde donde nos atendió ayer telefónicamente.

“Todo es muy chocante, es una situación extrema”, nos explica XP, que necesitó tomar dos vuelos (San Petersburgo-Moscú y Moscú-Madrid) y recorrer en coche los 620 kilómetros que separan Madrid de Barcelona para llegar a su casa. “Hasta el pasado jueves entrenamos con regularidad. Hasta ese momento la vida en San Petersburgo había sido relativamente normal. Pero esa noche cancelaron la Liga VTB y el club nos dio permiso a los que éramos de fuera para volver a nuestros países. Y ese mismo viernes Putin anuncia que a partir del lunes se cerrarían los aeropuertos. De repente nos encontramos con que teníamos un día para irnos”, explica el técnico español de 47 años.

Pascual, junto a su ayudante Íñigo Zorzano, en una lanzadera de aeropuerto.
Pascual, junto a su ayudante Íñigo Zorzano, en una lanzadera de aeropuerto.

No había tiempo que perder. Junto a su ayudante y amigo Íñigo Zorzano, Pascual se ponen a buscar alternativas para volver a España. “Solo había una posibilidad, viajar la noche del sábado a domingo de San Petersburgo a Moscú y de allí, a Madrid”, nos cuenta Xavi. A las dos de la madrugada abandona su piso y se desplazan al aeropuerto, donde encuentran un panorama de película de ciencia ficción. “Había grandes controles para garantizar seguridad: controles de temperatura, vigilancia de que lleváramos mascarillas y guantes, que nos habían proporcionado nuestros doctores… Todos los trabajadores iban con guantes y mascarillas, absolutamente todos. Los aeropuertos estaban completamente desiertos. Luego hicimos Moscú-Madrid, en un avión en el que habría 10 o 15 personas, con todo el mundo muy separado”, explica.

Ya en Madrid se les presenta un problema añadido. “Llegamos sobre las dos de la tarde y no había ningún vuelo a Barcelona hasta el día siguiente. ¿Qué vamos a hacer en Madrid? ¿Quedarnos en el aeropuerto? ¿Buscar un hotel con la situación que hay allí?”, se preguntaba. El único transporte público que encontraron era un AVE que salía a las 21:00. “Pero estar tantas horas allí esperando, tal como está la cosa… La decisión fue coger dos coches de alquiler, Íñigo para ir a Logroño y yo a Barcelona”.

Era increíble viajar completamente solo por la carretera, me atrevería a decir que en 600 kilómetros no vi mas de 20 coches

Pascual no olvidará nunca ese desplazamiento por carretera. “Era increíble viajar completamente solo por la carretera, solo me crucé camiones de transporte y algún coche puntual. Me atrevería a decir que en 600 kilómetros no vi más de veinte coches”, asegura. “En ese viaje me pararon en dos controles de policía. El segundo fue en los túneles del Garraf, donde tuve que explicar a los Mossos d’Esquadra que era un expatriado que estaba volviendo a casa. Me reconocieron pero tuve que presentar toda mi documentación, mi pasaporte, mi visado de trabajo, el billete de avión”.

Pasadas las ocho de la tarde llegó a su residencia familiar en Gavà, a unos kilómetros de Barcelona. “Al final la duración total del viaje fueron 20 horas. El lunes fui al aeropuerto a devolver el coche de alquiler y volvieron a pararme. Y ahora estoy confinado en casa, como todo el mundo, es una situación extrema y todo el mundo se tiene que adaptar”, comenta.

Nada que ver con Rusia

Pascual ha podido comprobar un gran cambio entre la vida que tenía en Rusia y la que ha encontrado en España. “Se nota mucho el cambio entre España y Rusia, muchísimo. Yo el día que me voy de allí todavía no hay confinamiento al cien por cien, algo que sí se aplicó este lunes. Habían cerrado gimnasios, teatros, el museo del Hermitage… pero la gente podía salir a caminar. Yo no había vivido la sensación que encontré en España. Fue increíble conducir desde Madrid por la autopista sin ningún coche, pasar Zaragoza entera sin cruzarme un coche, parar para tomar un café y no poder entrar a los restaurantes de autopista, te lo dan por una ventanilla… Y llegar a Gavà y no ver a nadie por las calles… Todo es chocante”, explica Pascual.

Xavi Pascual, con mascarilla durante su viaje de regreso a España.
Xavi Pascual, con mascarilla durante su viaje de regreso a España.

Tener a los suyos lejos ha sido complicado de llevar en estas últimas semanas. “Se vive con muchas contradicciones. Estás a 5.000 kilómetros pero te llega toda la información de lo que pasa aquí. Sufres mucho, especialmente porque todos tenemos a gente mayor muy cercana, mis padres, mi abuela… Pero al final puedes hacer exactamente lo mismo cuando vuelves, no puedes verles, no puedes abrazarles”, nos cuenta Pascual, que además sentía dudas sobre su regreso por otra cuestión. “Por otro lado, volver a casa tampoco es una decisión fácil pues no tienes la certeza absoluta de que no tienes el ‘bicho’ o que no lo coges a lo largo de todo el trayecto. De alguna manera, estás exponiendo a los tuyos volviendo a casa. No tenemos la certeza de que estemos haciendo lo correcto”, confiesa.

Desde la distancia Xavi Pascual ha seguido atentamente la actualidad del Barça. El ex técnico del equipo azulgrana es consciente del ERTE que se va a aplicar a deportistas y trabajadores. “Estoy siguiendo mucho la actualidad del Barça, es importante para mí y me preocupa porque tengo a mucha gente a la que quiero mucho, cuyos meses no son tan fáciles como los de otros. Me refiero a empleados del club, aunque parece que al final todo va a ser solucionado y no van a perder dinero, lo que creo que era importante en una entidad como el Barça”, valora el actual entrenador del Zenit, que estuvo más de diez años en el club azulgrana. “Es normal que haya recortes de sueldos, la clave es encontrar un equilibrio y, sobre todo, cuidar a la gente más necesitada”.



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