La oleada de bajas por covid tensiona los servicios básicos y sanitarios

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En la zona de salud de El Casar (Guadalajara), que atiende a unas 25.000 personas, el 50% de los médicos están contagiados por covid, según el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha. El consultorio local de Las Castillas, que pertenece a esta zona, está cerrado por “riesgo pandémico”, tal y como refleja un mensaje en la entrada: “Todos los vecinos deberán acudir con sus respectivas citas a El Casar. Disculpen las molestias”. Lo que encuentran al llegar a ese centro de salud de El Casar es una fila de gente que da la vuelta a la esquina sur. Una enfermera organiza a los pacientes desde la puerta, al aire libre. En la entrada de Urgencias, al otro lado del edificio, un compañero hace lo propio con los vecinos que acuden a hacerse una PCR. La frecuencia de visitas no decae en toda la mañana, y los nervios afloran. A 23 kilómetros de allí, en Cabanillas del Campo, la enfermera Asunción de la Fuente cuenta que tres de sus compañeros están confinados por sospecha de contagio: “También tenemos bajas por estrés u otras enfermedades, pero esas ya parece que ni cuentan. Estamos bajo mínimos desde hace tiempo, la situación es insostenible”. Las reclamaciones ante la larga espera dan paso a la bronca, cuando no al insulto. Pero los sanitarios, de una plantilla mermada por los contagios entre los profesionales, aseguran que hacen lo que pueden.

La sexta ola del coronavirus y la variante ómicron, que ha desarrollado la propagación más rápida de la historia, están tensionando los servicios esenciales desempeñados por policías, bomberos o sanitarios. También afecta a los profesionales del transporte. Como el resto de la población, sortean, con más o menos opciones, la infinidad de bajas laborales y cuarentenas de sus compañeros. A estas se unen las libranzas y los permisos de estos días que, en muchos casos, son aplazados o interrumpidos. En las zonas de mayor incidencia general, esta se ve reflejada en los servicios esenciales y cuanto menor es el municipio en el que se registran las ausencias por covid, mayor afectación en el normal desarrollo de las actividades.

A cientos de kilómetros de Guadalajara, en Vigo, el Servizo Galego de Saúde (Sergas) ha ordenado a los facultativos de 14 centros de salud del área que solo atiendan casos de covid y urgencias ante el riesgo de colapso en atención primaria. Ante el “crecimiento explosivo en el número de contagios”, según indica la instrucción interna, se ha procedido a anular citas. Esta medida se aplicará hasta el día 10 y en los centros donde faltan el 50% o más (hasta el 67%) de los facultativos a causa de las vacaciones y las bajas. En el caso de las enfermeras, la secretaria autonómica de Satse Galicia, Malules Carbajo, asegura que el sindicato está muy preocupado por la salud física y mental de su colectivo, que es el que acumula más contagios en la sanidad por ser el que está “más en primera línea”. “Llevan dos años doblando turnos” para que la población siga atendida, reivindica Carbajo. “Tememos que después de esta ola de ómicron llegue una ola de IP [incapacidades permanentes] por agotamiento de las enfermeras”, vaticina.

En Andalucía, la falta de profesionales ha tensionado aún más la precaria atención, tanto en la atención primaria como en los hospitales. “Hay una barbaridad de infectados y calculamos que llegan a 7.000 enfermeros los positivos, un 30% de los 20.000 en plantilla”, apunta José Sánchez, secretario general del sindicato de enfermería Satse en Andalucía. A las carencias de plantilla estructurales se suma que la Junta prescindió el pasado 1 de noviembre de 8.000 de los 20.000 refuerzos por la pandemia. “El problema es la falta de gestión: si primero despides a 8.000 sanitarios, no prevés la época vacacional y la subida de la covid, y además no tomas medidas restrictivas, el cóctel es perfecto para que estalle la burbuja”, censura Antonio Macías, del sindicato UGT. Rafael Carrasco, del Sindicato Médico, añade: “Los profesionales aislados por covid se han multiplicado por 10 en el Hospital Regional de Málaga y por cinco en Hospital Virgen de la Victoria y algunos hospitales comarcales de Málaga”.

Una de las comunidades en la que la situación es crítica es Cataluña, donde hay 2.500 profesionales de baja, más del doble que en la quinta ola, según confirmó el Departamento de Salud de la Generalitat. La plantilla sanitaria del Institut Català de la Salut, la empresa pública de servicios sanitarios de la comunidad, es de unos 48.000 trabajadores y las bajas llegan cuando el sistema está agotado, saturado y merma su capacidad de respuesta.

En Madrid, la falta de datos actualizados dificulta la posibilidad de hacer un balance. Del total de 24.213 trabajadores del Servicio Madrileño de Salud, había 1.377 de baja por covid, según los datos facilitados el 27 de diciembre por el organismo, lo que supone un porcentaje de poco más del 5% de los profesionales. Pero el problema es que estas ausencias se han unido a las vacaciones. Susana Calvo es médica de familia de un centro de salud de Carabanchel Alto. De los 11 doctores que atienden en su ambulatorio, esta semana no pasan consulta tres, uno de ellos, pediatra. “Estamos bajo mínimos porque esto se ha juntado con las vacaciones de Navidad, y los compañeros han tenido que asumir los pacientes del resto”, explica la doctora. “El pico de la ómicron nos ha desbordado, algunos médicos de familia han tenido que pasar consulta con los niños que venían de urgencias porque teníamos tardes en las que no había pediatra”, añade. La médica indica que incluso a la directora del centro de salud le hicieron renunciar a las vacaciones para evitar que hubiera algún turno sin médicos. Tras una semana desde su positivo, ella continúa teniendo covid, así que todavía le tocará esperar un poco más antes de poder reincorporarse.

Avalancha de casos

La situación variable también complica los cálculos en el País Vasco y la Comunidad Valenciana. Juan Carlos Blázquez, presidente del Sindicato Médico de Euskadi, sostiene que el problema de las bajas por contagio es “muy importante” entre los médicos de la red pública vasca, mientras que en la Comunidad Valenciana, en algunos departamentos y categorías, como el de enfermería, se está registrando falta de personal, según Eva Plana, secretaria de Salud, Servicios Sociosanitarios y Dependencia de UGT, que, sin embargo, achaca esta carencia a la falta de profesionales en general. “Están cansados”, atestigua e indica que también existen carencias en Especializada y, en mayor medida, en Atención Primaria. La portavoz califica de “urgente” el aumento de plantilla estructural, con 6.000 nuevas plazas, anunciado por la consejería de Sanidad para este 2022.

La avalancha de casos no solo afecta a los servicios sanitarios. El sindicato de la Ertzaintza Erne cifra en un 25% las bajas por la covid en este cuerpo policial. “Hay comisarías de 150 agentes con cerca de 40 ausencias”, asegura Ernesto Seijo, portavoz de la central mayoritaria de la Policía vasca. El modo de trabajo de muchos ertzainas, principalmente quienes pasan muchas horas en coches patrulla o en dependencias cerradas, añade Seijo, provoca que “el porcentaje de contagios esté por encima de la media general”. Y eso se traduce en “un alto índice de bajas”, afirma el representante sindical.

La plantilla de la policía también se ha visto considerablemente mermada en Valladolid, donde el virus está desbocado. Hay unas 50 bajas entre confinados y positivos sobre 420 policías, lo que supone una incidencia de más del 10%. Y en Málaga los positivos han llegado a 140 agentes en una plantilla de poco más de 3.000 efectivos. “Los contactos estrechos están trabajando y esto salva la situación de falta de personal. Solo los que tienen síntomas están aislados”, comenta Mariló Valencia, secretaria general del sindicato policial SUP en Málaga.

En la Comunidad Valenciana, fuentes del sindicato policial Jupol han cifrado en alrededor de 250 las bajas entre los aproximadamente 3.000 agentes que hay en la provincia de Valencia. Las mismas aseguran que, aunque hay alguna comisaría en la que sí se ha registrado algún brote, los servicios no se están viendo afectados, de momento. Aun así, aseguran que las bajas y las cuarentenas están obligando a que algunos agentes que estos días suelen disfrutar de tres jornadas de permiso tengan que renunciar para cubrir a sus compañeros. Por su parte, fuentes del Sindicato Profesional de Policías Locales y Bomberos describen la misma situación aunque señalan que, en el caso de las policías locales y en pequeños municipios, los contagios sí están afectando a algunos servicios a los que se acude con cierto retraso. “No hay problemas graves”, asegura Jesús Santos Cívicos, secretario de organización del sindicato, que sí señala que los contagios están forzando a cubrir esos huecos con profesionales que se han de incorporar de sus libranzas.

Según los datos provisionales del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, hasta el 23 de diciembre se contabilizaron 240.011 bajas, más del triple que en todo el mes de noviembre al completo. Las mutuas sí han hecho recuento del mes completo y cerraron diciembre con 566.175 bajas laborales por coronavirus, siete veces por encima del mes anterior.

Así, con las bajas por coronavirus extendidas por toda la población, las plantillas de bomberos también se han visto afectadas. En el parque de San Sebastián, por ejemplo, este pasado fin de semana había un 15% menos del personal habitual. En Castilla y León, el sindicato de Bomberos ha contabilizado una incidencia de un 5% de bajas laborales. Y el miércoles, cuando la carta de servicios mínimos del Ayuntamiento de Madrid cifraba en 223 los profesionales de guardia, solo eran 155. Carlos Sánchez, delegado en prevención de riesgos laborales del cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, asegura que la semana pasada, última fecha de la que disponen datos, llegaron a tener un pico de 250 compañeros positivos en una plantilla de 1.400 efectivos. “Se nos indicó que solo se consideraría contacto estrecho a aquellos que hubieran compartido dormitorio, pero hay muchas más veces en las que trabajamos codo con codo: en el gimnasio, en la cabina llegamos a estar hasta ocho, en el comedor… Y en muchas ocasiones el uso de la mascarilla es incompatible con la labor que realizamos”, apunta Sánchez.

La incidencia ha afectado también a los transportes. La dirección de Metro Bilbao ha tenido que echar mano de maquinistas que estaban de vacaciones o en sus días de libranza para completar los turnos y evitar así que el servicio se vea afectado. Además, Renfe suprimió este martes 12 trenes de Cercanías de un total de 343 servicios que realiza a diario en Bizkaia. Esta cifra se redujo el miércoles a solamente un servicio tras incorporarse al trabajo una parte de los maquinistas que estaban confinados en sus domicilios tras contraer la covid o por ser contacto estrecho, según ha informado la compañía ferroviaria. Y en Vigo, el servicio del transporte urbano informó este lunes de que había 64 conductores y conductoras en situación de incapacidad temporal por coronavirus, lo que supone el 22% de la plantilla de baja.


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