La oposición de Costa de Marfil rechaza las elecciones y pide un Gobierno de transición


Los dos principales candidatos de la oposición en Costa de Marfil, Henri Konan Bédié y Pascal Affi N’Guessan, han invitado este jueves a todos sus militantes y votantes a boicotear de manera activa las elecciones presidenciales que se celebran en este país el próximo 31 de octubre. “El proceso electoral en curso no nos concierne porque es ilegal”, ha dicho este último en una declaración a los medios acompañado de Bédié el mismo día en que comienza la campaña. El aspirante favorito es el actual presidente Alassane Ouattara, quien concurre a un tercer mandato prohibido por la Constitución pero habilitado legalmente tras reformar la Carta Magna y poner el contador a cero.

La declaración conjunta de N’Guessan, candidato del Frente Popular Marfileño (FPI), y de Bédié, líder del Partido Democrático de Costa de Marfil (PDCI), abre un escenario de inestabilidad imprevisible en uno de los países con mayor peso económico de toda África occidental y hace temer la irrupción de nuevos episodios de violencia preelectoral como ya ocurrió el pasado mes de agosto con el resultado de unos 15 muertos y cerca de 200 heridos. En la cabeza de numerosos observadores planea también la grave crisis postelectoral de 2010-2011 que dejó unos 3.000 fallecidos en el país.

Aunque N’Guessan y Bédié no han anunciado expresamente su retirada de la carrera presidencial, sí pidieron a los militantes que llevaran a cabo un “boicot activo” del proceso electoral con todos los medios a su alcance. En concreto, “abstenerse de participar tanto en la distribución de carnés electorales como en la propia campaña” así como “impedir la celebración de toda operación ligada al escrutinio”. El objetivo, ha aclarado el candidato del FPI en nombre de los dos líderes políticos, es “hacer frente al golpe de Estado electoral que el presidente Alassane Ouattara se dispone a acometer”.

Los jefes de la oposición han ido subiendo el tono a medida que se acerca el día de las votaciones. Ouattara, quien llegó al poder en 2011 tras unas polémicas elecciones, aupado por una rebelión armada, el apoyo militar de Francia y Naciones Unidas y con el respaldo de prácticamente toda la comunidad internacional, anunció su candidatura a un tercer mandato el pasado 6 de agosto, lo que provocó una primera ola de manifestaciones protagonizadas por las ramas juveniles de los partidos y grupos de la sociedad civil. El temor de nuevas protestas hizo que el Gobierno prohibiera toda concentración callejera.

El pasado 14 de septiembre, el Tribunal Constitucional anunció las cuatro candidaturas válidas para los comicios, autorizando la participación de los citados Ouattara, Bédié y N’Guessan, así como del antiguo diputado Kouadio Konan Bertin. El alto tribunal excluía así de la carrera presidencial, entre otros 40 aspirantes, a Laurent Gbagbo y Guillaume Soro, dos pesos pesados de la política marfileña y serios rivales del actual jefe de Estado, ambos condenados por la justicia marfileña en sendos casos de presunta corrupción que los propios afectados consideran una persecución política. De hecho, el Tribunal Africano de Derechos Humanos y de los Pueblos, brazo jurídico de la Unión Africana (UA), pidió al Constitucional marfileño que revisara su decisión respecto a Soro.

Días más tarde, el veterano Bédié, de 86 años, anunció una campaña de “desobediencia civil” sin dar detalles de la misma y el pasado 10 de octubre lideró la primera gran concentración de una oposición que pretende mostrar una imagen de unidad frente a la candidatura de Ouattara, que consideran ilegal y rechazan de plano. Más de 30.000 personas se reunieron en el estadio Houphouët-Boigny de Abiyán, la capital económica marfileña, en una demostración de fuerza en la que Bédié pidió la intervención del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, para la creación de un órgano electoral “independiente y creíble” antes de los comicios. N’Guessan, por su parte, exigió directamente la retirada de la candidatura de Ouattara y la puesta en marcha de un periodo de transición.

Una reciente misión electoral conjunta de la Comisión Económica de Estados de África Occidental, la UA y la ONU expresó su “viva preocupación” por el proceso electoral marfileño y alertó de la deriva étnica de la campaña. “Los discursos de odio con enfoque comunitario han penetrado lamentablemente en el campo de la competición política”, aseguraba el informe de esta misión. Por su parte, el International Crisis Group (ICG) aseguró que la probabilidad de que estas elecciones alumbren una grave crisis es elevada y pidió un aplazamiento de las votaciones para que todos los actores políticos se sienten a negociar una salida. Los representantes de la oposición se han retirado de la Comisión Electoral Independiente, a la que acusan de parcialidad, igual que al Tribunal Constitucional.

Por su parte, Alassane Ouattara ha comenzado oficialmente este jueves una campaña electoral en la que, de facto, está inmerso desde hace semanas con diversas inauguraciones de infraestructuras. El actual presidente, quien anunció su presentación a las elecciones tras el fallecimiento de su primer ministro y designado sucesor Amadou Gon Coulibaly a causa de un infarto, defiende su balance económico y asegura que su candidatura es válida porque, una vez que reformó la Constitución, el recuento de mandatos se pone a cero, criterio compartido por el Constitucional y astucia utilizada por varios presidentes africanos en los últimos años para burlar el límite legal establecido, entre ellos el guineano Alpha Condé en unos comicios que se celebran este domingo.


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