El Atlético de Madrid respira tranquilo. Un problema menos. Una cuestión menos que suponga un cisma, un debate. Un quebradero menos de cabeza para su entrenador, Diego Pablo Simeone. Nos referimos al fichaje de Antoine Griezmann.
El preparador rojiblanco podrá usar siempre que quiera, sin limitación de minutos, al delantero francés. Hasta ahora, por el consabido tema de los 40 millones de euros que debería haber pagado el Atlético si el jugador sumaba el 50% del total de partidos de la cesión (se entendían como jugados los que superaban los 45 minutos), el Cholo sólo le había podido dosificar.
De los 11 partidos que disputó el jugador hasta el momento, en sólo tres lo hizo de inicio. Paradójicamente, con la situación contractual antigua, fueron dos derrotas -ante Real Madrid y Brujas-. El choque del pasado fin de semana ante el Girona ya se produjo con el nuevo escenario, tal y como confirmó el FC Barcelona, que certificó que fue durante la semana pasada cuando se firmó el acuerdo con el Atlético para el traspaso del francés.
Ahora, en su nueva situación, Antoine Griezmann tendrá que volver a ser diferencial. La paradoja de este ‘nuevo Griezmann’ es en cierto modo, que su mejor rendimiento llegó en el presente curso, desde el banquillo. Una circunstancia que provocó que en pleno debate sobre sus minutos, el Cholo señalase aquella frase. Nos está dando mucho en los minutos que está entrando, sean 32, 36 ó 15. Es un cambio importante para nosotros, nos genera jerarquía. Él tiene que estar fuerte de cabeza y nosotros seguir con el camino en el que creemos”, explicaba tras el partido ante el Porto.
“Las realidad es que en 30 minutos lo está haciendo muy bien, no sabemos en 60. Ahora voy por la realidad”, añadía.
LOS DOS GRIEZMANN
Y así es porque, en los 245 minutos que lleva como titular, ha producido sólo una asistencia, la del otro día ante el Girona. Por el contrario, en los 224 que jugó desde el banquillo, anotó tres goles. Ante Valencia, Getafe y Porto. Dos de ellos, ganadores, dos tantos para darle la victoria al equipo rojiblanco.
Ahora mismo le toca revertir esa situación, ser decisivo desde el inicio. Marcar desde el inicio.
Más paradojas, en menos tiempo total como suplente, remató más -seis como titular y 15 desde el banquillo-, regateó más -cinco veces por dos de titular-, pero generó menos ‘key pases’ (pases que acaban en ocasiones claras) -nueve como titular por tres desde el banquillo-.
Está claro que parece haber un patrón. Sin la presión psicológica de tener menos tiempo, de ver que se acaba el partido, Griezmann juega más para el equipo, que cuando tenía menos tiempo, que sus acciones iban más enfocadas a definir.