El Atlético de Madrid disputa este sábado ante el Barcelona uno de los encuentros más importantes de la temporada. Por el momento de ambos equipos, por la entidad del rival, por la historia… Uno de esos partidos en los que todos los aficionados se fijan cuando sale el calendario de LaLiga.
Pero los seguidores tendrán que verlo por televisión. Será la primera gran noche del Metropolitano sin público. Por la pandemia del coronavirus. A pesar de que en otras categorías ya se permite el acceso de hinchas a los campos, no en el fútbol profesional. En Primera y Segunda división se sigue jugando a puerta cerrada.
No será lo mismo un Atlético-Barcelona sin público. Ni para los seguidores, ni para los jugadores, que durante toda la semana se han encargado de recordarlo. Cualquier partido con afición es otro diferente. Los vamos a extrañar. Espero que pronto vuelvan al estadio y vivir las noches que hemos vivido en el pasado”, aseguró Oblak.
En la misma línea se mostró Joao
Félix, que ha vivido menos noches grandes que el esloveno. “Hacen falta aficionados en los partidos. Hace poco jugamos contra el Lokomotiv y tuvimos afición y ya es diferente. Fue el fútbol otra vez de vuelta. Ojalá vuelvan rápido”, indicó el portugués. Y también habló Hermoso: “Pronto esperemos estar todos juntos, que volvamos a disfrutar del fútbol cada fin de semana. Ojalá podamos hacerlo cuanto antes y que sigan apoyando desde casa para que las cosas nos sigan saliendo bien”.
UN ALIVIO PARA GRIEZMANN
El que vivirá una noche más plácida que el año pasado será Antoine Griezmann. El francés pisó por primera vez el Metropolitano desde su salida hace menos de un año, y se encontró con un clima hostil antes, durante y después del partido. Incluso hubo algún cántico desagradable para un futbolista que pasó de héroe a villano para la afición colchonera. Incluso se desplegó una pancarta en el fondo sur con este mensaje: “Querías tener un nombre, y se te olvidó ser un hombre”. Al galo se le vio cariacontecido y triste en varios momentos.
Ya no por su decisión de marcharse al Barcelona, dejando 120 millones de euros en caja, sino por las formas, ya que trascendió que Griezmann dio el ‘sí’ al club catalán en mitad de la eliminatoria de octavos de final de Champions ante la Juventus, lo que provocó el enfado de los hinchas colchoneros.
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