La primera ministra francesa pide “compromisos” a la oposición parlamentaria para sacar adelante las reformas

La primera ministra francesa pide “compromisos” a la oposición parlamentaria para sacar adelante las reformas


La primera ministra francesa, Élisabeth Borne (en el centro), durante su discurso ante la Asamblea Nacional, este miércoles.Christophe Ena (AP)

Con la pérdida de la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, Emmanuel Macron ha entrado en terreno desconocido en su segundo mandato como presidente de Francia. Pero no es el único. Ante un mapa de fuerzas políticas divididas y ninguna predominante, todas las formaciones deben aprender a legislar negociando. Compromiso es la palabra clave y esa es la que más ha pronunciado la primera ministra, Élisabeth Borne, al presentar este miércoles su hoja de ruta ante los diputados, en su primer discurso ante el hemiciclo con el que deberá mantener un pulso constante para sacar adelante las ambiciosas reformas del macronismo.

“Los franceses han elegido una Asamblea sin mayoría absoluta. Nos invitan a prácticas nuevas, a un diálogo sostenido y a la búsqueda activa de compromisos”, ha dicho Borne. El “contexto” nacional e internacional, ha subrayado, con la guerra de Ucrania afectando la seguridad y “ensombreciendo” la economía no solo francesa sino mundial, el incremento de los precios de la energía o la “emergencia medioambiental”, presentan un panorama que “obliga a todos” a ese esfuerzo conciliador.

La primera jefa de Gobierno en tres décadas ha asegurado que su equipo está dispuesto a tender la mano para, ante la falta de una mayoría parlamentaria, lograr “mayorías de proyectos”, es decir, negociar texto por texto las leyes, buscando los apoyos individualmente para cada iniciativa legislativa. “El compromiso significa aceptar, cada uno, dar un paso hacia el otro. Y eso no significa borrar nuestras diferencias o renunciar a nuestras convicciones”, ha insistido.

Lo difícil que lo tiene lo demostraron no solo las frecuentes interrupciones que sufrió durante su alocución, sino el hecho de que, justo antes de su discurso, la izquierda presentó una moción de censura contra Borne, ante la decisión de esta de no someterse a un voto de confianza tras su alocución. Con las palabras “Votemos, votemos” y “la confianza, la confianza”, le interrumpieron varias veces los diputados, sobre todo de la alianza de izquierda Nupes, responsable de la moción de censura, que tiene pocas posibilidades de éxito.

El lunes, el nuevo portavoz del Gobierno, Olivier Véran, había confirmado que Borne no se sometería a un voto de confianza. “No estamos seguros de que se den las condiciones para esa confianza”, señaló en referencia a la mayoría relativa, pero no absoluta (289 diputados), con la que cuenta el macronismo, que suma 250 escaños con partidos aliados como MoDem y Horizons.

Desde la extrema derecha de Marine Le Pen a la extrema izquierda de Mathilde Panot, presidenta del grupo parlamentario de Francia Insumisa e impulsora de la moción de censura, la oposición ha recriminado a Borne y, con ella, a Macron, de “actuar como si no hubiera pasado nada” en las legislativas y de representar una “mascarada” tras la cual pretenden seguir gobernando como si todavía tuvieran el control del Parlamento. La confianza, replican desde las filas macronistas y ha reiterado este miércoles Borne, se construirá “pacientemente, texto por texto”.

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La primera prueba de Borne será la ley para proteger el poder adquisitivo, que el Ejecutivo busca aprobar este mismo mes. Entre sus prioridades, la primera ministra ha citado también el pleno empleo, una economía más respetuosa del medio ambiente o la renacionalización de la eléctrica EDF. En cambio, ha pasado de puntillas por una de las reformas que más rechazo generan en la Asamblea y la población: el aumento de la edad de jubilación a los 65 años, limitándose a decir, entre interrupciones, que “habrá que trabajar algo más de tiempo”.

Pese a las críticas de la oposición, sobre todo de la izquierda, Borne no es la primera jefa de Gobierno francesa que se niega a someterse a un voto de confianza, una medida tradicional pero no obligatoria para un primer ministro. Predecesores como Georges Pompidou, Michel Rocard o Édith Cresson tampoco lo hicieron.

La derecha descarta una “alianza contra natura” con la izquierda

S. A.

Poco antes de la llegada de Borne a la Asamblea Nacional, la Nupes presentó la petición de moción de censura, que no podrá ser votada antes de 48 horas. La maniobra, que requiere el apoyo de al menos 58 diputados, salió adelante gracias a todas las fuerzas de la alianza —socialistas, comunistas y ecologistas, además de Francia Insumisa.

Otra cosa es su éxito, que parece más que improbable, porque para que el proceso salga adelante y caiga el Gobierno se necesita una mayoría absoluta de la que la alianza de izquierdas, con 151 diputados, se queda lejos. Tampoco parece que vaya a contar con el apoyo de otras fuerzas parlamentarias de oposición: pese a sus recriminaciones a Borne, tanto la derecha tradicional de Los Republicanos como el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen ―que con 89 escaños constituye una de las principales fuerzas del hemiciclo y disputa a la Nupes el calificativo de primera oposición— han declarado ya que no apoyarán una moción que supondría, señalan, una “alianza contra natura”.

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