La primera visita de un dirigente europeo a Putin durante la guerra concluye con el temor a una gran ofensiva en el este de Ucrania

La primera visita de un dirigente europeo a Putin durante la guerra concluye con el temor a una gran ofensiva en el este de Ucrania

Sin fotos y a puerta cerrada, Vladímir Putin ha recibido este lunes la visita de un dirigente europeo por primera vez desde que ordenó a sus tropas la ofensiva sobre Ucrania. El canciller austriaco, Karl Nehammer, uno de los principales defensores de la compra de gas ruso dentro de la Unión Europea, acudió al Kremlin en un viaje que ha suscitado críticas tanto en su país como en el bloque comunitario. Sin embargo, su sintonía con Putin no arrancó un mínimo avance hacia la paz. “No tengo, en general, una impresión optimista de esta conversación con el presidente Putin. Es evidente que se está preparando una ofensiva a gran escala (en el este de Ucrania)”, dijo desde Moscú el gobernante centroeuropeo en una rueda de prensa posterior en la que no compareció el presidente ruso.

Nehammer y su Gobierno reiteraron que el canciller sostuvo una charla “muy directa, abierta y dura” con Putin en su residencia en Novo-Ogaryovo, a las afueras de Moscú. “En una guerra solo hay perdedores en ambos lados”, fue el principal mensaje del político austriaco en una reunión de la que ni siquiera se mostró el protocolario saludo inicial, como suele publicar el Kremlin. El encuentro duró 90 minutos y fue un cara a cara sin ayudantes ni traductores, según el diario Kronen Zeitung, porque Putin habla alemán. Nehammer, que visitó este fin de semana la ciudad ucrania de Bucha, donde se encontraron los cadáveres de cerca de 300 civiles tras la retirada de los militares del Kremlin, criticó los crímenes de guerra rusos y exigió a Putin que ponga fin a la invasión y que cumpla el alto el fuego en los corredores humanitarios.

El ministro de Relaciones Exteriores austriaco, Alexander Schallenberg, dijo antes de la visita de Nehammer a Moscú que esta había sido consultada con Berlín y con las instituciones europeas. La iniciativa austriaca ha tenido lugar en un momento decisivo para la unidad europea, no solo en el plano energético, sino también en el estratégico: los ministros de Exteriores europeos abordaron de nuevo este lunes las posibles sanciones al petróleo y al gas rusos, cuyas exportaciones financian un tercio del presupuesto del Kremlin. “No pagas en euros, pagas en vidas”, había sido el llamamiento que hizo días antes el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, al exigir el bloqueo de la principal fuente de divisas que tiene Moscú para financiar su maquinaria de guerra.

El Gobierno austriaco se defiende y asegura no tener margen de maniobra para cortar de pronto dos tercios de las importaciones de gas ruso, como Bruselas pide para este año a todos los países miembros. Un 80% del gas que Austria adquiere fuera procede de Rusia, y en su territorio se encuentra uno de los mayores nodos comerciales de Europa, la reserva de Baumgarten, que también es vital para que llegue el suministro a la Hungría de Viktor Orbán, otro de los grandes apoyos de Putin dentro del bloque comunitario.

Vínculos del Kremlin con políticos austriacos

Sin embargo, también existe recelo en Europa sobre qué intereses defienden los políticos austriacos. Varios altos cargos han sido contratados con generosos sueldos por gasistas, petroleras y otras empresas rusas en los últimos años. El excanciller Wolfgan Schüssel fue directivo de la empresa de telecomunicaciones MTS y director de la petrolera Lukoil —cargo que dejó a principios de marzo por las presiones tras el inicio de la ofensiva rusa—; el excanciller Christian Kern se unió en 2019 a la dirección de Ferrocarriles de Rusia y el exministro de Finanzas Hans Jörg Schelling fue nombrado asesor del monopolio gasista Gazprom en 2018, aunque Kern y Schelling ya no mantienen estos cargos. Por su parte, la exministra de Relaciones Exteriores Karin Kneissl entró en nómina como consejera de Rosneft en marzo de 2021, donde coincidió con el excanciller federal alemán Gerhard Schröder. Precisamente este último fue elegido el 4 de febrero, semanas antes de comenzar la guerra, entre los candidatos a formar parte de la junta de directores de Gazprom. En junio recibirá la respuesta definitiva del Kremlin.

“Somos muy dependientes del gas ruso, y creo que las sanciones que nos perjudican más a nosotros que a los rusos no son buenas”, afirmó hace una semana su ministro de Finanzas, Magnus Brunner, durante un encuentro del Eurogrupo celebrado justo después de conocerse la matanza de Bucha.

“Hay que mantener la cabeza fría”, agregó ante la posibilidad de castigar un crimen que consideró “totalmente horrible”. Austria forma, junto con Alemania y Hungría, el bloque de países contrarios a cerrar el grifo de los gasoductos rusos. La aportación de Viena al esfuerzo ucranio ha sido hasta ahora de 20 vehículos de rescate, 10 camiones de bomberos y combustible.

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