La primera visita de un líder de Israel a Emiratos Árabes Unidos refuerza la alianza frente a Irán

La primera visita de un líder de Israel a Emiratos Árabes Unidos refuerza la alianza frente a Irán


El ultranacionalista Naftali Bennett se ha convertido en el primer jefe del Gobierno de Israel en viajar a Emiratos Árabes Unidos (EAU) tras la normalización de relaciones pactada entre ambos países en 2020. Bennett se ha reunido este lunes con el gobernante de facto emiratí, el príncipe heredero Mohammed bin Zayed, que lo ha recibido en su residencia privada en Abu Dabi, en un encuentro que el Gobierno israelí ha definido en un comunicado como “histórico”. El primer ministro israelí llegó a la capital emiratí en la noche del domingo, donde fue recibido con honores por el ministro de Exteriores, Abdulá Bin Zayed. Esta visita se centrará oficialmente en estrechar lazos económicos y diplomáticos, pero estará inevitablemente enmarcada en la alianza estratégica frente a Irán, el enemigo común.

Israel y EAU comparten intereses frente a la amenaza iraní, pero mantienen tácticas diferenciadas. Mientras el Gobierno israelí recurre a una retórica de intervención bélica en medio de las negociaciones para la reactivación del acuerdo nuclear con Irán de 2015, suspendido por Estados Unidos desde 2018, los líderes emiratíes alientan la cooperación económica a ambas orillas del Golfo y envían mensajeros a Teherán. El consejero de seguridad nacional, Tahnun Bin Zayed al Nayan, viajó la semana pasada a la capital iraní, donde fue recibido por el presidente Ebrahim Raisí.

Antes de establecer relaciones diplomáticas formales, Israel había cerrado con Emiratos durante dos décadas contratos de venta de tecnología y armamento. El diario hebreo Israel Hayom aseguraba el domingo que, ante el reciente acercamiento económico y diplomático emiratí a Irán, el Gobierno de Bennett ha paralizado la venta por miles de millones de dólares de sistemas de defensa antimisiles, como Cúpula de Hierro (corto alcance) y Honda de David (medio alcance).

“Vamos a fortalecer nuestra relación en todos los campos. En solo un año hemos comprobado el extraordinario potencial de nuestros lazos”, declaró a su llegada a Abu Dabi el primer ministro israelí, quien trata de mejorar su imagen política interna con una visita diplomática anunciada sin previo aviso el mismo domingo. Su ministro de Exteriores y aliado clave de Gobierno, Yair Lapid, ya viajó hace seis meses a Emiratos para inaugurar la Embajada israelí en la primera visita oficial de alto nivel bilateral.

Después de haber apeado del poder al conservador Benjamín Netanyahu, Bennett y Lapid han recogido ahora los frutos del entendimiento entre el anterior primer ministro y el entonces presidente de EE UU, Donald Trump, en los llamados Acuerdos de Abraham, que también ampliaron la normalización de relaciones a Baréin, Sudán y Marruecos. Netanyahu intentó varias veces sin éxito ser el primer líder israelí en viajar a EAU, pero las restricciones de la pandemia o las citas electorales acabaron impidiéndoselo.

Los Acuerdos de Abraham han orillado el antiguo conflicto palestino como escollo presuntamente insalvable ante las relaciones directas con Israel de varios países árabes que ya mantenían contactos soterrados. Para Emiratos, la amenaza iraní es un asunto mucho más perentorio que la solución de los dos Estados entre israelíes y palestinos. Después de un periodo marcado por los fiascos en aventuras militares en Yemen o Libia, en Abu Dabi y Dubái parece apostarse ahora por la estabilidad económica y la recuperación de los negocios turísticos e inmobiliarios tras el fin de la pandemia. “Es el momento de desescalar la tensión, no de desatarla”, sostiene el analista Abdulhalek Abudulá, citado por Reuters.

Israel, sin embargo, presiona a EE UU para que un eventual nuevo acuerdo nuclear con Irán imponga restricciones más estrictas a su programa atómico, así como al de misiles de largo alcance y a su campaña de apoyo a las milicias chiíes desplegadas en Oriente Próximo. Emiratos comparte aparentemente estos objetivos, pero ante todo defiende sus propios intereses. La venta de cazas furtivos F-35, drones de última generación y misiles –una de las razones de peso que Trump esgrimió para atraer a los emiratíes a los Acuerdos de Abraham–, se encuentra ahora semicongelada por la Administración del presidente demócrata Joe Biden.

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