La princesa Leonor se ha incorporado este lunes al Atlantic College de UWC, el centro educativo situado a veintiséis kilómetros de la ciudad de Cardiff (Reino Unido), donde cursará dos años de Bachillerato Internacional. La Casa Real ha distribuido a los medios de comunicación imágenes de la despedida, en el aeropuerto madrileño de Barajas, con los que fácilmente podrán identificarse muchas familias españolas: una adolescente abrazando con fuerza a su hermana y a sus padres antes de emprender su primera aventura vital en solitario. Leonor, que tiene ya pauta completa de vacunación, no deberá realizar cuarentena a su llegada al castillo medieval de St. Donat (San Donato), en el valle galés de Glamorgan. Sí tendrá que someterse a una PCR al segundo día de su ingreso en el Reino Unido, según establece la ley británica.
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La heredera de la Corona de España se incorpora a una institución académica evidentemente exclusiva, pero cuyas peculiaridades, tanto en la misión que persigue como en la diversidad de clase y origen que supone su proceso de admisión, que la convierten en la favorita de aristócratas, millonarios o intelectuales bohemios. “El Hogwarts para jipis”, definió hace poco más de tres años el colegio el diario The Times, en referencia al edificio medieval donde el personaje Harry Potter aprendía su magia. Su estatuto fundacional proclama el objetivo de “hacer de la educación una fuerza capaz de unir a los pueblos, las naciones y las culturas en beneficio de la paz y de un futuro sostenible”.
La princesa Leonor compartirá aulas e instalaciones con unos 350 alumnos de 90 nacionalidades. Al menos la mitad de ellos reciben becas y ayudas de benefactores privados, o costean sus estudios con parte de los ingresos generados por los alumnos que pagan su matrícula. En el caso de Leonor, quien aprobó desde un anonimato estricto las dos primeras pruebas de admisión —según explicó la dirección del centro— el coste del Bachillerato Internacional, con un programa de dos años, supondrá un coste de 76.000 euros, que se aportará de la asignación anual de los Reyes en los Presupuestos Generales del Estado, según han explicado fuentes de Zarzuela.
La princesa compartirá habitación con otras tres alumnas, y su rutina diaria comenzará a las ocho de la mañana. Bajo la vigilancia discreta de tutores, el internado no tiene nada que ver con la leyenda de duchas frías y disciplina estricta de los tradicionales “boarding schools” (internados) británicos. Un 5% de los alumnos de UWC son refugiados procedentes de zonas conflictivas como Palestina, Yemen, Irak o Afganistán. La actual presidenta de la institución es la reina Noor de Jordania, quien sustituyó en el puesto a Nelson Mandela. A las seis de la tarde se sirve la cena, y a las nueve y media de la noche todos los alumnos deberán estar ya en sus habitaciones. Leonor compartirá curso con otra princesa, Alexia de Holanda, segunda en la línea de sucesión al trono de ese país.
“Ayudamos a nuestros alumnos a descubrir la posibilidad real de cambiar las cosas (…) a través de una actitud valiente, ejemplo personal y liderazgo altruista. Respaldamos a los adolescentes para que alcancen su pleno potencial intelectual, moral, estético, emocional, social, espiritual y físico”, proclaman los modelos y principios de la red escolar.La institución fue fundada por el pedagogo alemán, Kurt Hahan, el mismo que levantó el colegio Gordonstoun, en Escocia, donde realizaron parte de sus estudios el fallecido príncipe Felipe de Edimburgo, y el actual heredero de la Corona del Reino Unido, Carlos de Inglaterra. El Atlantic College fue el primero (1962) de una red de centros educativos de todo el mundo que forman la United World Colleges. El instituto se localiza en un castillo del siglo XII, ampliamente remodelado en 1925, después de que lo comprara el magnate estadounidense de los medios, William Randolph Hearst. “El sitio que Dios habría construido si hubiera tenido dinero”, describió el lugar el dramaturgo George Bernard Shaw.
La Casa Real asegura que la princesa, que cumplirá 16 años el próximo mes de octubre, mantendrá su presencia institucional y los compromisos públicos como heredera al Trono, aunque no se ha detallado cómo podrán compatibilizarse esas obligaciones con un régimen académico rígido que supone más de cinco horas lectivas diarias, así como tiempo destinado al servicio comunitario, actividades físicas y talleres creativos. Además de estudiar diversas materias que engloban ciencias, arte y humanidades, la princesa Leonor deberá completar tres tareas concretas para obtener su diploma de bachillerato internacional: redactar un ensayo de no más de 4.000 palabras sobre algún asunto de especial interés al que dedicará dos años de investigación; completar un curso de Teoría del Conocimiento, que enseña a los alumnos a entender “cómo saben lo que aseguran saber”; y un taller de “creatividad, actividad y servicio” que le permita adquirir habilidades sociales y de servicio a la comunidad y un mayor contacto con la naturaleza.
Felipe VI también cursó, durante su etapa como Príncipe de Asturias, el año previo a la Universidad en un instituto de Canadá.
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