”Salve, César, los que van a morir te saludan”. Esta frase se atribuye a los gladiadores ante el Emperador antes de batirse a muerte, aunque en realidad sólo se pronunció en una ocasión, ante Claudio en el 52 a.c. En el Coliseo de Roma, la arena quedaba salpicada de sangre con los duelos contra las bestias más salvajes y entre los mejores gladiadores ante miles de personas enfervorecidas. La Real saltará a las 22 horas de hoy a otro escenario, el Coliseum Alfonso Pérez y podría proclamar aquello de: ‘Los que van a resucitar, te saludan’. Lo que es evidente es que van tener que ser 11 gladiadores ante el batallón de aguerridos soldados que es el Getafe. Al equipo txuri urdin le urge una victoria para reactivar la ilusión de su parroquia y sus opciones de clasificarse para Europa tras haber sumado un solo punto de 12 en los cuatro partidos tras el parón por la pandemia. A la medianoche del lunes se sabrá si los de Imanol salen por la puerta triunfal o siguen tirados en la arena, cubiertos de sangre.
El encuentro es decisivo para los dos contendientes en su lucha por conseguir una plaza europea, un verdadero duelo a muerte. Todavía es más determinante para la Real, que tiene dos puntos menos y una nueva derrota le dejaría con cinco de desventaja más el goalaverage particular, que ya es favorable al Getafe desde el encuentro de la primera vuelta en Anoeta (1-2). Los txuri urdin seguirán séptimos aunque pierdan, pero caer derrotados supondría tener el sexto a cuatro puntos.
Cara a cara se colocarán los dos peores equipos de la parte alta de la tabla tras el parón de 91 días por el coronavirus. La Real llega con la pesada mochila de su racha más negativa con Imanol, tres derrotas seguidas, mientras que los azulones han empatado tres y perdido uno de sus cuatro duelos. Realmente llevan cinco sin alzarse con el triunfo. El confinamiento les sentó como un tiro a ambos. Las necesidades son evidentes. Tuvieron que parar en marzo batiéndose a bofetadas por el cuarto puesto, en plena pugna por la Champions, y dos semanas después esa aspiración parece el sueño de una noche de primavera. Claro que si el vencedor es el Getafe se colocará a dos puntos del Sevilla y si lo hace la Real, a cuatro.
El obligado cambio de Llorente
La Real debe fijar un punto de inflexión, parar la sangría. Imanol tampoco tiene excesivo margen en su plantilla para iniciar revoluciones y buscar un revulsivo, por lo que no se esperan demasiados cambios. Necesita recuperar a sus cracks, especialmente a Odegaard, Oyarzabal y Merino, muy desdibujados desde la reanudación liguera. Cuenta con sus mejores elementos para esta cita decisiva y pierde por sanción a Llorente, al que sustituirá un injustamente apartado Le
Normand en el centro de la zaga. La nómina de lesionados ya sale de memoria: Illarra, Barrenetxea, Guevara y Sangalli. Es posible que Isak recupere, como ante el Madrid, el puesto de ariete y todos se encomiendan a la inspiración de Januzaj, el único lúcido. Por primera vez en estas semanas, Imanol no dio ayer la convocatoria.
Quizá sea para no dar ni media pista a uno de sus azotes, José Bordalás, técnico del Getafe y especialista en robar la personalidad a la Real y desarmarla hasta convertirla en una tropa vulgar. El cuadro madrileño le ha ganado a la Real cinco de sus últimos seis duelos. Es el clásico muro contra el que se choca la Real; presiona fuerte arriba, es agresivo en los duelos y busca el fallo del enemigo hasta encontrarlo.
Bordalás pierde a Djené por sanción y para el centro de la zaga sólo tiene a Etxeita y Chema, que ya le marcó dos goles a la Real con el Levante. Están sufriendo en la defensa del balón parado. Han volado Deyverson y Kenedy por contrato.
Es hora de resucitar. Las balas se están acabando.
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