La pandemia no sólo paralizó el fútbol en la Real, también frenó varias operaciones que estaban en marcha y que tenían todos los visos de ser exitosas. Una de ellas, muy relevante para la entidad, era la de renovar a Mikel
Merino. Las conversaciones estaban avanzadas, las posturas ya eran muy cercanas y el acuerdo se podía atisbar a corto plazo, pero el virus la dejó en punto muerto. Y ahora es imposible saber si esa negociación se podrá retomar en los mismos términos porque contemplaba, entre otras cosas, una fuerte subida salarial, que ahora parece una incongruencia, ya que previsiblemente tendrá que registrarse una bajada general de los salarios en el futuro a causa de la nueva realidad que ha generado el coronavirus.
Según ha podido saber MD, la intención de la Real era y es ampliar en dos temporadas más el contrato a Merino, de 2023 a 2025,
colocarle en la primera escala salarial de la primera plantilla para adecuar sus honorarios a su estatus actual en la plantilla, un futbolista indiscutible e insustituible, y fijar su cláusula de rescisión en 70 millones de euros, similar a la más elevada de la plantilla, que es la de Mikel Oyarzabal, que asciende a 75. La actual se eleva hasta los 45 millones, aunque el año que viene será de 50, en todo caso cifras que no son demasiado disuasorias en el fútbol actual, por lo menos antes de la pandemia. Quizá al final de la negociación se quede en cerca de 60.
Todo depende del COVID-19
Y es que son precisamente las nuevas condiciones que se atisban por el COVID-19 las que están condicionándolo todo y también esta operación. El futbolista estaba dispuesto a aceptar su nuevo salario en la Real, pero ¿está ahora la Real en situación de mantener esa generosa propuesta? La pregunta, de momento, no tiene respuesta, cuando ni se sabe si se va a poder disputar lo que queda de Liga. Y de jugarse a no jugarse hay cerca de 15 millones de euros de ingresos de diferencia para la Real.
Lo que sí se mantiene inamovible es el deseo de ambas partes de que la renovación vaya hacia adelante. El futbolista siente que ha experimentado una evolución sideral en el año y medio que ha jugado en la Real, sobre todo en los ocho meses disputados esta temporada. Y en la entidad txuri urdin creen que han encontrado al centrocampista box to box con talento y determinación que llevaban buscando desde hace una década y que no terminaba de salir de la cantera. Como ahora las negociaciones están estancadas en el manglar de la pandemia, una exorbitante propuesta de un club más poderoso podría cambiarlo todo, pero de momento la voluntad de las dos partes es idéntica.
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