La Real regatea al covid

El covid-19 amenazó allá por agosto con hacer estragos en la Real y complicar su temporada hasta límites insospechados, pero a estas alturas se puede asegurar que la pandemia apenas ha tenido incidencia en la escuadra txuri urdin en todo el curso. De hecho, hoy, 9 de mayo, se cumplen ocho meses del último positivo registrado en el equipo guipuzcoano: el de Willian José el pasado 9 de septiembre. Desde entonces hasta este punto, en el que quedan tres encuentros para que termine la temporada, los cientos de test a los que han sido sometidos los futbolistas, técnicos y auxiliares de la Real han dado negativo. Se trata de un pequeño milagro en un tiempo en el que Gipuzkoa ha sufrido con crudeza los azotes de tres olas de pandemia, la otoñal, la postnavideña y la actual.

Y es que los realistas, en una mezcla de profesionalidad absoluta y fortuna, han podido driblar a una pandemia de coronavirus que se cobró 1.547 contagiados en un solo día, el 5 de noviembre, sólo en Gipuzkoa; o 1.275 el 2 de enero y 1.002 el 20 de abril, por citar sólo las jornadas más complejas en cada una de las olas de la enfermedad. La tasa se elevó a 1.113 contagios por 100.000 habitantes el 12 de noviembre, desorbitada y fuera de control considerando que a partir de 400 se activa la alerta roja.

Controles a diario

Las medidas que se implementaron a comienzo de la temporada se han mantenido, aunque experimentando algunos ajustes. Los jugadores acceden al terreno de juego desde sus vehículos, no utilizan los vestuarios ni zonas comunes de las instalaciones y acuden cambiados del hotel de concentración al terreno de juego para disputar los partidos, aunque la Liga puede dar permiso para utilizar las casetas dependiendo de la climatología.

A principios de la campaña, los futbolistas realizaban dos controles PCR por semana, uno siempre 48 horas antes del encuentro. Eran momentos de extraordinaria tensión para los técnicos, teniendo en cuenta que en apenas un mes y medio se contagiaron seis jugadores: Aritz, Januzaj, Kevin Rodrigues, Oyarzabal, Silva y Willian José, tres de ellos con síntomas. De hecho, el eibarrés comenzó muy perjudicado la temporada, terminando los partidos sin oxígeno en los pulmones.

Ahora realizan un test de antígenos cada día, salvo el de partido. Por lo tanto, están perfectamente controlados. Todos han sabido adoptar las medidas necesarias para regatear al coronavirus. El propio entrenador confesó en MD que no se quita la mascarilla ni en casa, para no ser contagiado por su mujer o sus dos hijos, que también se exponen cada día.

Uno de los participantes en la fiesta posterior a la conquista del título de Copa, que no pertenece al club, cree que contrajo el virus en ese momento, aunque en el club aseguran que de ahí no salió ningún contagio. Y que se sometieron a tres controles posteriores.


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