Luis Enrique ha preparado el partido de hoy ante Alemania presentándola como la selección que más se parece a la española. Bromas y relajación aprovechando el descanso activo y concentración máxima en los entrenamientos, así se ha preparado España mientras los germanos están aislados en un fuerte.
“Pre partido y con ganas de fiesta”. Así escribía Luis Enrique debajo de una foto de la entrada del pabellón de la Qatar University, donde está concentrada la selección española. Ganas de ese tipo de fiesta que le gusta al seleccionador. Fiesta después de hacer un buen trabajo en el terreno de juego, fiesta después de ser solidarios, de tener el balón pero además correr como nadie.
Porque que España fuera la segunda selección que más kilómetros corrió en la primera jornada sólo habla de la implicación de cada uno de los futbolistas en la idea de juego del seleccionador, donde la recuperación tras perdida es vital, donde cada futbolista se mueve en el campo armónicamente con y sin balón, donde todo tiene un sentido. Corre el balón y los futbolistas. La idea más evolucionada del sistema de Luis Enrique.
La Alemania de Hansi Flick no tiene nada de que ver con Costa Rica. Ha preparado el partido la selección española partiendo de la idea de que Alemania es la selección que se parece más en idea de juego a la Roja. Por eso, Luis Enrique pondrá en el campo a los futbolistas que más permitan tener el balón y generar ocasiones. La mejor forma de controlar el partido es tener el balón.
Las cuatro estrellas de la camiseta de la selección germana marcan los Mundiales que han conquistado, el último en Brasil 2014 con una idea de juego germinada a partir de la pizarra de Luis Aragonés. Pero desde entonces ha iniciado una travesía por el desierto reflejada en la eliminación en fase de grupos en 2018 y la derrota ante Inglaterra en los octavos de final de la Eurocopa 2020.
Alemania se ha concentrado en Qatar en un hotel amurallado, una especie de fortín alejado del resto de selecciones a nada menos que tres horas del centro de operaciones de esta Copa del Mundo. En el Mundial de Brasil, Löw quiso acercar a sus internacionales al pueblo indígena de Santo André. Allí construyó la selección germana unas instalaciones perfectas para entrenar e incluso una playa privada donde los futbolistas compartían vida con la población local.
En Qatar, Flick ha aislado a sus jugadores, que viven ocupados en su continúa protesta contra la FIFA por la elección de Qatar como sede del Mundial. Taparse la boca en la foto del once ante el Japón fue la forma de protestar por no dejarles lucir el brazalete arcoiris del ‘OneLove’, ayer no acudió ningún jugador a la rueda de prensa previa al encuentro. Dijeron que no entendían por qué no les dejaban realizar la comparecencia en el hotel de concentración en vez del Media Center. Sin citar que ese hotel está a unos 100 kms. de distancia. Seguramente no les importa la sanción que les impondrá la FIFA. Esta selección vive el Mundial más vinculada emocionalmente a las protestas y a la solidaridad con el colectivo LGTBI que con el fútbol. Aplaude Alemania a sus futbolistas en la derrota porque creen que están ganando en otro terreno.
Una ‘jaima’ de lujo acoge el partido España-Alemania