La suplencia de Herrerín, una decisión discutible


“Son decisiones que debe tomar un entrenador. Tenemos dos grandes porteros y le he puesto (a Simón) porque está más rodado y con más minutos”. Esta fue la explicación del técnico para justificar su repentino cambio de apuesta para la portería. Una decisión celebrada por el sector maleducado de las redes sociales y al mismo tiempo sorprendente a ojos de quienes no intuíamos nada “extraño” después de la expulsión en
Tenerife.



La explicación pública de Garitano
tiene su aquel. Si Iago está menos rodado, jugando seis partidos oficiales completos en lo que va de temporada, ¿por qué contar con él en las primeras eliminatorias coperas a un solo partido cuando su rodaje era igualmente inferior al de
Simón
en diciembre y enero? No cuadra. No lo veo.

Tal vez el cambio no viniese motivado tanto por el rodaje, sino por la trascendencia de la cita ante el Granada, en cuyo hipotético caso se trataría de una razón menos baladí al reconocer que la confianza inicial en Iago se pierde a medida que la competición avanza.

Dicho lo cual encontramos precedentes cercanos en esta montaña rusa en la que parece haberse convertido la portería desde hace unos cuantos años. Octubre de 2017, ida de los dieciseisavos de final.
Ziganda

apuesta en Formentera por Kepa
. Su explicación fue que “antes del partido se lo digo a ellos. Unas veces juega uno y otras veces otro”.

Justo un año después, novena jornada,
Berizzo
decide apostar por Iago
en Eibar por “jerarquía y orden natural. Tras irse Kepa no pudo jugar por la lesión y era justo darle una oportunidad”. En diciembre llegó Garitano, mantuvo a Iago en Liga y no relegó a Simón en Copa pese a llevar parado desde octubre. En enero jugó la eliminatoria contra el Sevilla. Algo ha cambiado. ¿Tendrá continuidad la apuesta?


Source link