La terrible adicción de una estrella de la NBA: "Como tres bolsas de patatas al día"

La terrible adicción de una estrella de la NBA: "Como tres bolsas de patatas al día"

La nutrición y la preparación física son cada vez más profesionales en la NBA, aunque no todos los jugadores son del todo estrictos con sus rutinas alimenticias a pesar de la amplia concienciación sobre un tema clave para la salud de los deportistas. Anthony Edwards, ni corto ni perezoso, reconoció su sorprendente y excesiva adicción a las bolsas de patatas industriales de Cheetos. En concreto, al alero de los Minnesota Timberwolves le chiflan las Chester’s Flamin’ Hot Fries, vendidos aquí en España como Fantastix sabor Flamin’ Hot. Sin duda, su ingesta de chips no es para nada recomendable. Así lo explica él mismo en una entrevista con GQ Sports:

“Llevo comiéndolas desde que tengo cinco años. Son mis preferidas frente a cualquier otra bolsa de patatas en el mundo. Probablemente me como unas tres bolsas al día, así que haz los cálculos. Son 21 bolsas [a la semana], y diría que alguna más incluso. Depende de lo largo que sea el día”.

A pesar de su calamitoso ritmo de engullir chips industriales, el jugador de 21 años presenta sus mejores números en la NBA en su tercer año como profesional: 24,9 puntos, 6,1 rebotes y 4,5 asistencias por encuentro en 36,5 minutos de juego, con un 46,5% de acierto en trios de campo y un 37,7% en triples.

El mal hábito de Edwards no es único en la NBA, que en el pasado convivió con la adicción a los dulces de tipos como Dwight Howard, Derrick Rose y Lamar Odom. Otros como Caron Butler o Nikola Jokic, en su momento, reconocieron su obsesión con las bebidas azucaradas y carbonatadas. Charles Barkley, en su momento, intentó no ser elegido por los Philadelphia 76ers en el Draft atragantándose a comida basura y engordando 10 kilos en menos de 48 horas… aunque la estrategia no funcionó.




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