La trampa hecha ley


Ya empezamos a observar los supuestos beneficios de implantar a capricho una modificación en el reglamento que adultera por completo la competición, solo para justificar una vuelta a una normalidad impostada. Lo de los cincos cambios en cada partido más parece una trampa, sobre todo si lo miramos desde el prisma del entrenador.



Si la vuelta del fútbol sin tiempo para preparar a los jugadores sonó a broma de mal gusto para los preparadores físicos, la improvisación con los cambios pone un foco injusto sobre cada cuerpo técnico, obligado a improvisar en la parte decisiva del campeonato y a alterar por completo su estrategia. Ya de entrada, este engendro beneficia mucho más a quienes dispongan de un fondo de armario elegante, agrandando diferencias que venían de lejos entre ingresos televisivos y capacidad de endeudamiento. La trampa hecha ley. ¡Vaya normalidad!

En el caso del Athletic y
Garitano
sorprende que muchos se sorprendan. Después de tantos partidos ya debiéramos saber que
Gaizka
no es muy amigo de agotar los cambios. Ahora, en la anormalidad, solo ha cambiado la norma porque las plantillas son las mismas, las confianzas idénticas y el bloque titular no ha variado un palmo.

Compro el argumento del cansancio, por eso sigo en contra del negocio de esta guisa. ¿Qué cambios habrían mejorado al Athletic en los últimos compromisos? ¿Acaso meter a tres o cuatro tipos de golpe es siempre beneficioso? Adaptación, ritmo y equilibrio.


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