Después de casi seis meses, más de ocho millones de estudiantes en toda España, de etapas no universitarias, regresan en los próximos días a las aulas, tras el abrupto final del curso pasado. Mascarillas, grupos burbuja, geles por todas partes y hasta clases en los patios son algunas de las medidas que se van a empezar a implementar en los diferentes centros. ¿Qué piensan los estudiantes de la vuelta al cole?
Los menores también tienen muchas dudas, de momento, saben que el cole ha cambiado, como asegura Jean-Luc Motta, de nueve años: “No quiero volver al cole, me da miedo el virus, prefiero quedarme en casa”. Cuando a Motta le preguntan qué le agobia del retorno al colegio, advierte: “La verdad no quiero volver al cole porque me van a separar de mis compañeros”, afirma el estudiante de un colegio público del madrileño municipio de Alcorcón. Ya se acostumbró a las clases virtuales y para él todo son ventajas. Explica que tiene más tiempo para descansar, para los deberes y ya sus profesores no lo pueden castigar sin recreo. Echa de menos a sus amigos, pero ellos también se han reinventado. Quedan todos los días para hacer videoconferencias en un videojuego, del cual no está dispuesto a desprenderse. “Cuando vuelva al cole, mis padres solo me van a dejar estar una hora en la consola”, afirma Motta preocupado.
Su primer día será el 17 de septiembre y esa fecha hace que su voz cambie al otro lado del teléfono. “Si no salgo de mi casa no me puedo contagiar de la covid y eso en el cole no se puede controlar porque somos muchos niños”, afirma Motta que piensa que los llamados grupos burbuja no van a funcionar porque en las clases extraescolares esos grupos no se cumplen. “El presidente no pensó en los niños con discapacidad porque ellos necesitan a sus amigos cerca y poder salir a pasear”, explica Motta haciendo referencia a las personas con TEA que estudian con él.
Silvia G., de 12 años, va a pasar a primero de la ESO en un colegio público en Tenerife (Islas Canarias) y, aunque tiene muchas ganas de volver al cole le preocupa volver: “Va a ser una situación muy difícil de manejar porque en mi instituto hay mucha gente y me da miedo que alguien me pegue el virus”, afirma Silvia G. Al igual que Motta, su primer día de instituto también será el 17 de septiembre. “Me tranquiliza mucho volver a tener clases presenciales, porque a veces cuando eran virtuales y no entendía algo del temario no lo podía resolver fácilmente”, explica. Todo lo que está pasando le parece como si estuviéramos en una película del fin del mundo y le resulta muy raro, sobre todo tener que llevar mascarilla en todo momento, aunque afirma que ya se está acostumbrando a tener que usarla todo el tiempo. “Les recomiendo a todos los niños que tengan mucho cuidado a la hora de la vuelta a clases para evitar que las cosas vayan peor”, aconseja.
Este lunes en Logroño Isaura entra a sexto de primaria y está yendo a comprar los materiales para tener todo listo para la vuelta al cole. A sus 11 años habla con la claridad de toda una mujer. Echa mucho de menos el cole y está muy contenta por volver a ver sus amigos, pero le da miedo que por una persona que tenga el virus todos se vayan a enfermar. “Que tal que vayamos al cole y hagamos un brote justo ahora que ya se está controlando la situación”, dice preocupada. Todavía no sabe cómo va a funcionar todo el lunes y dice que espera que los profesores les cuenten el primer día que tienen que hacer para que pueda estar preparada. “Mi padre tiene una reunión hoy y él me va a decir todo lo que va a pasar la próxima semana porque todo esto es muy complejo”, explica.
Pilar B., de 12 años, también echa mucho de menos su colegio público en Zaragoza. Pilar tiene una discapacidad intelectual desde que era muy pequeña que no le permite ponerse la mascarilla por sí misma o echarse gel en las manos a la entrada del aula. Estas cosas le preocupan a su madre, Sonia E., cuando piensa en que su hija tiene que volver al cole la próxima semana. “Nadie ha pensado en los alumnos con discapacidad al hacer estos protocolos de vuelta a clase”, denuncia.
Durante el confinamiento no podía salir a hacer ejercicio, cosa que antes hacía mucho y había engordado siete kilos y ahora le hace mucha ilusión volver a jugar al baloncesto con sus amigos y a sus clases de gimnasia rítmica. Las clases virtuales le costaron mucho trabajo. “Me quitaron mis clases de refuerzo de matemáticas y lengua que antes siempre tomaba en el colegio”, afirma Pilar que está emocionada por volver a tener una rutina. Extraña el contacto físico con sus amigos, pero está aprendiendo a saludar con el codo. “Hasta que no haya una vacuna casi todos vamos a tener que pasar por este virus”, afirma su madre, Sonia E. A pesar de todas las nuevas medidas sanitarias, Pilar está muy emocionada por volver al cole y no puede esperar para que sea el día.
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