No, la de Imanol con la Real no es una relación al uso. Es algo más que un vínculo profesional. Y, por lo tanto, esta renovación es una rara avis, algo muy atípico en este mundo contemporáneo donde los sentimientos se dejan aparcados cuando de firmar contratos se trata. El entrenador de Orio es ‘realzale’, un forofo más, jugó en el primer equipo y es un técnico de la cantera, por lo que para él sentarse en el banquillo txuri urdin es su máxima aspiración, su máxima ilusión.
Así las cosas, reconoce Imanol que no siquiera ha visto lo que ha firmado esta mañana al llegar ayer pasadas las tres de la mañana de Talavera de la Reina. El presidente, por su parte, reconoce que dejó elegir al entrenador el final de su contrato, los años a firmar e Imanol decidió que fuera por dos campañas más. No hay cláusulas de rescisión y el técnico ni siquiera ha atendido las otras propuestas que podía tener encima de la mesa.
Por eso, la única pelea, la única discusión o negociación que ha tenido Imanol estos días ha sido con su mujer. “Seguramente, mi familia está sufriendo, porque me ve muy poco. Me voy a las ocho de la mañana y vuelvo a las nueve y media de la noche. La única cláusula que he tenido que pelear ha sido la de mi mujer, que me ha dicho que los días que no tengamos entrenamiento, que aparezca a comer a casa, por lo menos las semanas que tengamos partido entre semana. Le he dicho que sólo si ganamos el partido”.