La versión MVP de Doncic, un 'peligro' cada vez más evidente para Dallas

La versión MVP de Doncic, un 'peligro' cada vez más evidente para Dallas

Luka Doncic ha alcanzado tal dimensión que lo maneja todo a su antojo, cuándo y cuánto quiere, todavía intentando descubrir cuál es su límite a su escasa edad. Con sólo 23 años va por ahí sumando de 30 en 30 y hasta de 40 en 40, primero en la carrera por el MVP con unos asombrosos 34 tantos de media, evocando esta temporada hitos de hace 60 años, de los tiempos de Wilt Chamberlain, primero desde el divino pívot que encadena 8 o partidos o más superando la 30 de puntos. Aparte de anotar, juega más que nunca (37 minutos), mete como nunca lo ha hecho –un 50% en tiros con hasta 23 lanzamientos por encuentro-, y es el Luka que mejor cuida el balón, con un promedio de asistencias menor que el del año pasado -8,1 vs 8,7-, pero con el ratio de pérdidas más bajo que jamás ha registrado en el lustro que lleva en la NBA (3,3). Y luce tan fuerte como le exigían sus críticos, mucho más músculo que grasa, y entiende cada vez con más avidez y rapidez el juego.



Pero, por muy sobrenatural que parezca el base con tal majestuoso estado de forma, Luka no lo puede todo solo. El Día de Acción de Gracias -por el que no ha habido NBA esta madrugada-, debió servir de jornada de reflexión para los Dallas Mavericks, advertidos de manera muy clara por los Celtics el miércoles -125-112 y el partido liquidado al descanso-, de que deberán buscar vida más allá de Luka si quieren lograr algo serio esta temporada, derrotados los de Jason Kidd pese a una extraordinaria noche del esloveno en todos los sentidos, 42 puntos (17/28 en lanzamientos), 9 asistencias y 8 rebotes. En casi todos. Y en el “casi” está la clave. 

Boston, la mejor defensa de la NBA del año pasado, en sus filas el Mejor Defensor vigente de la liga -Marcus Smart-, dejó ‘hacer’ a Luka. Si se quedaba solo, si le aislaban de sus compañeros, era mucha menor preocupación el esloveno, tan astuto para encontrar a los demás cuando recibe 2×1. Pero los Celtics, posiblemente el equipo más versátil de la NBA en defensa, no cayeron en lo que busca Dallas. Cambiaron todo en los bloqueos, sin temor a los ‘mismatch’ que tan bien lee Doncic sea con acciones individuales o pasando, con tanto gusto el esloveno para llevarse al base al poste u ordenar pantallas a sus compañeros para decidir a quién se enfrenta en el uno contra uno. 

El incontestable resultado, sólo 1 asistencia del base en la primera parte como bien destacó el técnico de Boston, Joe Mazzulla, en la segunda mitad, y 5 pérdidas que minimizaron los 9 pases de canasta del base. Con un 23% en triples (4/17) y 5 asistencias en la primera mitad, los compañeros no acompañaron a Luka. Ese va a ser el kid de la cuestión para Dallas y, de hecho, ya lo es. 

Los Mavericks corren el riesgo de que el sensacional crecimiento de Doncic les impida cultivarse como equipo en tanto en cuanto se amparen en la expansión individual del esloveno para esconder unos déficits colectivos que ya son evidentes y que se van a acentuar en cuanto Luka baje un poco su estratosférico nivel. El récord de victorias-derrotas actual con respecto a la temporada pasada a estas alturas es prácticamente idéntico (9-8 este curso y 10-7 el pasado), pero el impacto cuando no está Doncic en el parqué es muy distinto. 

Dallas, del quinto mejor al peor ataque de la NBA sin Doncic en pista 

El equipo de Jason Kidd, que el año pasado tuvo un equilibrado balance de 8-9 en los encuentros sin el esloveno, acusa mucho más la ausencia del base. Si la pasada campaña tenía un Net Rating –diferencial de puntos cada 100 posesiones-, incluso mejor sin Luka en cancha (+5) que con él (+3,2), en la presente el Net Rating es de +3,5 con el ex del Real Madrid y un casi -10 sin él. Según esta estadística, el conjunto de Texas sigue defendiendo mejor sin el esloveno que con él -105 vs 112 en el rating defensivo-, pero no sabe vivir sin el ’77’ en ataque, de ser el quinto mejor ataque de la liga con un rating ofensivo de 115,5 a ser el peor de lejos con un 95,6 puntos cada 100 posesiones cuando no está el base. 

Los ‘Mavs’ empiezan a acordarse de Jalen Brunson. Su marcha en verano a los New York Knicks en busca de una titularidad segura era el principal motivo por el que se dudaba de Dallas como postulante al anillo pese a llegar hasta las Finales del Oeste el año pasado. Y no han dado con ese ‘segundo de a bordo’ tan fiable que era Brunson, un manejador de balón de élite que genere juego y espacios. Los Mavericks priorizaron proveer a Luka Doncic del ‘cómplice’ ideal en la pintura que no había logrado tener en Kristaps Porzingis o Boban Marjanovic para traer a Christian Wood y JaVale McGee. 



La verdad es que Wood conecta con el esloveno, quien no sumaba nada con Porzingis el año pasado -un net rating de +0-, pero mucho con el ex pívot de los Houston Rockets, un +10,2 y una química en la cancha que se percibe en la facilidad con la que el base encuentra al ‘center’ cuando recibe 2×1 o se produce una situación de ventaja para Wood bajo el aro con los cambios de marca. No está tan claro, sin embargo, que el pívot de California tenga tanto ‘feeling’ con Jason Kidd, que no le ha sacado de titular todavía en lo que va de temporada. Wood es el segundo máximo anotador del equipo tras Doncic -17 puntos en sólo 25 minutos de media con un 58% en tiros-, pero las limitaciones defensivas del pívot hacen que Kidd confíe más en Dwight Powell o McGee de inicio. 

Como apunta Tim Cato en ‘The Athletic’, el relato que se vendía en Dallas era que junto a Spencer Dinwiddie, la recuperación de Tim Hardaway Jr., iba a ser suficiente para llenar el vacío de Brunson. El crecimiento de un joven como Josh Green con más minutos también era un argumento, pero viendo las orejas al lobo, los ‘Mavs’, a punto de empezar la temporada, firmaron a otro base como Facundo Campazzo. Una solución de momento inocua, dado que el que fuera compañero de Doncic también en el Real Madrid sólo ha jugado 6 partidos y 45 minutos en lo que va de temporada. 

Campazzo no ha sido de momento la solución exterior que les falta a los Mavericks

Varios datos avisan de que Luka Doncic está asumiendo mucho, demasiado. Hablan de la capacidad que tiene de hacer mucho y todo bien el esloveno por sí mismo pero también de que Dallas está sobrecargando en exceso al base. Líder el año pasado de la NBA en uso de balón (USG), el porcentaje de jugadas de su equipo que finaliza el jugador en cuestión cuando está en pista,  el esloveno ha subido todavía más en esta estadística, del 36,8% al 37,6%, por encima de un Joel Embiid que lleva tres semanas jugando sin Harden (37%), de otro base excepcional que acapara mucho balón de como Ja Morant (35%), y con mucho margen sobre LeBron (30%).

Pero lo que es una absoluta barbaridad -y en lo que Doncic saca mucha diferencia a sus perseguidores-, es el porcentaje de tiros de campo acertados que no han sido asistidos: un 90,6%, superior incluso al 89,2% del año pasado y muy por encima del 78% de Ja Morant, el siguiente en la tabla, o del 73% de otro base más generador que ejecutor como Russell Westbrook. De hecho, se puede decir que el único gran defecto del esloveno esta temporada y el único aspecto del juego en el que ha retrocedido -los triples-, son, en gran parte, consecuencia de las carencias como colectivo de Dallas, que no le puede ofrecer mejores condiciones en esas situaciones. Aunque es importante matizar que el rol de Luka en los Mavericks, más que meter triples, es generarlos para los demás. 

Sin haber aumentado el volumen de tiros con respecto al año pasado -8,1 lanzamientos frente a 8,7-, Doncic está lanzando peor que nunca desde el perímetro, con un 29%, muy por detrás del 35% de la temporada 21-22. Natural creador de triples por sí mismo, se lo tiene que hacer aún más todo solo Luka. El 78% de sus tiros de tres el año pasado ya eran no asistidos, un porcentaje que ha saltado al 89%. Para tener en cuenta lo que significa eso, el segundo, James Harden, tiene un 70% mientras que los triples generados sobre bote suponen sólo el 41% de los que mete el que también es el mejor triplista ‘autónomo’ de la liga, Stephen Curry. El gráfico del portal de estadística avanzada BBall Index, en la parte superior, es muy ilustrativo y muestra cómo Doncic -cuanto más a la izquierda más difíciles son los triples intentados-, es, con diferencia, el que toma tiros más complicados sin ser, además, un especialista. 

La proporción de tiros de tres en situaciones de ‘catch & shoot’ -recibir y tirar-, del ’77’ es insignificante (0,5 por encuentro). Como cualquier equipo con un manejador de lujo y con inteligencia como es el caso del balcánico, lo obvio es que Doncic sea el que asuma el mando y absorba más juego, pero, aunque pueda asumir ese rol, aunque Dinwiddie esté a un buen nivel, sin Brunson la capacidad del esloveno de jugar al margen del balón es más limitada.



El base continua caminando hacia la perfección de jugador total, puliéndose como un depurado especialista en el poste -el que más puntos mete por partido en esas situaciones por delante de pívots como Embiid y Jokic-, incrementando su eficacia en todos los demás rangos, en los tiros en la pintura -del 49% del año pasado al 57% del actual-,y en los de media distancia (37% – 44%). Pero, aunque parezca que Luka no lo tenga, Dallas está yendo al límite y la cada vez mayor dependencia del esloveno parece insostenible si los ‘Mavs’ quieren pensar en grande. El riesgo paradójico de que cuanto mejor sea Doncic, peor sean los Mavericks. 




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