Laboratorios ciudadanos distribuidos, año cero


¿Qué tienen en común la creación colaborativa de un mapa peatonal del UrbanLab en Valparaíso (Chile); las actividades de la Biblioteca Oberta de Alicante; la iniciativa Territorio Vivo en Brasil; El Cinorrio, un proyecto de pastores de cabras en la Sierra de Gredos; el Laboratorio Socioambiental ciudadano y los “prodigios ambientales” en Ciudad de México; la recogida de cartones y el reciclaje inclusivo en Tandil (Argentina); la gestión sostenible del agua al sur de São Paulo (Brasil); la revitalización del centro histórico de Santa Cruz (Bolivia); un videojuego cuyo protagonista debe solicitar el Ingreso Mínimo Vital (Madrid); o “Barrios que cuentan”, una cartografía de la memoria, en Talavera de la Reina?

Estos, y muchos otros, han formado parte de alguno de los laboratorios ciudadanos desarrollados entre los meses de octubre y diciembre de 2020 en diferentes lugares de España y de países de América Latina. Todos ellos han adaptado la metodología desarrollada por Medialab Prado, que consiste en crear equipos de trabajo mediante convocatorias abiertas a la ciudadanía para elaborar propuestas y colaborar para hacerlas realidad.

El pasado mes de julio, con el objetivo de impulsar la colaboración ciudadana que se estaba produciendo a nivel muy local entre vecinos, y la cooperación internacional favorecida por el auge de las videoconferencias para hacer frente a los problemas derivados de la covid-19, el Ministerio de Cultura y Deporte y Medialab Prado pusieron en marcha el programa Laboratorios ciudadanos distribuidos. Innovación ciudadana en bibliotecas y otras instituciones culturales. Con él, se invitaba a bibliotecas y otras instituciones culturales a habilitar lugares de colaboración y creación colectiva de proyectos. Con la mirada sobre las bibliotecas como lugares no solo donde consumir cultura sino también donde producirla, donde crear redes de colaboración vecinal y fomentar la inteligencia colectiva. En este marco, se ofertó el curso en línea Cómo montar un laboratorio ciudadano y construir redes de colaboración al que se apuntaron más de 3.000 personas de 34 países diferentes. Una vez terminada la formación, se invitaba a los participantes a organizar un laboratorio ciudadano donde desarrollar sus iniciativas. Más de 350 inscritos realizaron un diseño, y 42 laboratorios se llevaron a la práctica entre octubre y diciembre de 2020.

Un laboratorio ciudadano, explica Antonella Broglia, “es un espacio donde las personas se encuentran para proponer proyectos de mejora de la vida en común, y donde se crean comunidades de trabajo (a menudo entre personas que no se conocen) para llevarlos a cabo”. Ejemplo de ello es Medialab, un espacio cultural del Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, que ha desarrollado una propuesta metodológica para la creación de estos laboratorios basada en su experiencia de más de 15 años.

El pasado 28 de enero, los 20 proyectos más destacados, creados en España y América Latina como fruto de este proceso, se presentaron en una jornada virtual. La presentación del evento, de la mano de Antonella Broglia, contó además con la presencia de María José Gálvez, directora general del Libro y Fomento de la Lectura (Ministerio de Cultura y Deporte); Alfonso González Hermoso de Mendoza, viceconsejero de Ciencia, Universidades e Investigación de la CAM, que recordó la necesidad de contar con espacios donde la ciudadanía pueda proponer el tipo de ciudad que quiere. Y Marcos García, director artístico de Medialab Prado, que lanzó una invitación abierta a aprender, en momentos de pandemia como los que vivimos, a hacer frente a lo inesperado.

Y así se ha hecho en estos laboratorios que, como explicara Lorena Ruiz, una de las docentes del curso, crean las condiciones necesarias para generar tanto el reconocimiento entre las personas como un conocimiento compartido. Y se convierten, así, en lugares de encuentro de personas diversas por el bien común. Para ella, es necesario que las instituciones apoyen estas iniciativas de colaboración vecinal. En un año marcado por la emergencia sanitaria, resistir ha obligado también a crear, imaginar, y fortalecer unas redes ciudadanas que recoloquen los cuidados en el centro.

La metodología para la creación de laboratorios “no es una receta, sino un conjunto de herramientas a probar y ajustar a cada contexto, con diferentes itinerarios posibles”, explicó Lorena Ruiz, y así pudimos comprobarlo los espectadores de la jornada. 20 ejemplos diversos de creatividad, innovación y colaboración ciudadana por el bien común.


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