Lactancia materna: ¿cómo ayuda a dormir al bebé?

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En abril, Rebecca Powell, profesora asistente de Medicina y enfermedades infecciosas en la Escuela Icahn de Medicina en Monte Sinaí, decidió aprovechar la irrupción del coronavirus para investigar si la leche materna genera anticuerpos específicos para covid-19, y cómo se transmiten al lactante. Powell, que se encontraba estudiando la contribución del ADCP de los leucocitos de la leche materna a la tasa relativamente baja de transmisión del VIH a los lactantes amamantados por madres con VIH, sintió que era urgente iniciar un nuevo estudio sirviéndose del contexto y empezó a recorrer Nueva York para recoger muestras de leche materna de mujeres lactantes que habían dado positivo al coronavirus, incluidas aquellas que pudieron haber estado expuestas al virus.
Los datos preliminares del estudio se hicieron públicos a través de Internet el pasado 8 de mayo. Para entonces se habían analizado 15 muestras de leche materna de mujeres que se recuperaron de COVID-19 y 10 muestras negativas de COVID-19 tomadas de madres lactantes antes de diciembre de 2019. El equipo descubrió que el 80% de las madres tenían un anticuerpo en la leche materna específico para la enfermedad. Es decir, encontraron una fuerte respuesta inmune de covid-19 en la leche después de la infección en la mayoría de las mujeres. El País ha contactado con la autora para tener más detalles de los avances de la investigación , pero por el momento no ha habido respuesta.
El estudio iniciado por Rebecca Powell es el primero centrado en el nuevo coronavirus pero no el único que investiga los componentes inmunológicos de la leche materna. En 2016, por ejemplo, se publicaba una revisión sistemática para reunir los conocimientos sobre los beneficios inmunológicos de la leche materna para la madre y para el niño a los que se había llegado hasta la fecha. “Los estudios analizados muestran que la leche materna tiene gran cantidad de componentes inmunológicos que aumentan ante las necesidades del bebé. También ofrece beneficios físicos y psicológicos para la madre y el niño y supone, igualmente, un ahorro económico al disminuir los ingresos hospitalarios de los bebés, puesto que disminuye su morbilidad”, apuntaba en los resultados el equipo investigador.
Sandra Fernández, tecnóloga de los alimentos e investigadora, estudia desde 2017 las propiedades antimicrobianas de la leche humana. Su Estudio de la evolución de Cronobacter sakazakii en leche humana bajo las condiciones de administración de una sala de neonatos fue premiado como el mejor póster en el X Congreso Español de Lactancia Materna por la Asociación para la Promoción e Investigación científica y cultural de la Lactancia Materna (APILAM). Para la experta, aunque la investigación de Powell no está revisada ni publicada, y por tanto no hay evidencias de momento acerca de la transferencia de anticuerpos frente al virus a través de la leche, cree que no es descartable que en un futuro se pueda demostrar que sí se puede producir esa transferencia y que actualmente incluso podamos especular con que sería posible.
“Existen multitud de estudios que han mostrado que la leche humana posee sustancias antimicrobianas que proporcionan protección al neonato frente a determinadas infecciones. Como suele ocurrir en investigación, generalmente se estudian aquellas infecciones que son más frecuentes o aquellas cuyas consecuencias son más graves. Obviamente debería investigarse más”, señala Sandra Fernández. Así pues, con relación al coronavirus SARS-CoV-2, la investigadora cree que tanto el número de estudios como el número de casos investigados hasta el momento es escaso. “Esperemos que en poco tiempo vayan aflorando nuevos resultados que nos permitan mantener que la transmisión a través de la ingesta de leche no es posible y que incluso la transferencia de protección frente al virus exista, para no privar así al neonato de la mejor fuente de nutrientes y protección que pueden recibir que es la leche materna”, sostiene.
No hay transmisión a través de la leche materna
En los momentos iniciales de esta crisis en algunos lugares se llegó a recomendar a las madres recientes que hubieran contraído el coronavirus no amamantar para evitar su transmisión. Sin embargo, muchos profesionales y organizaciones, incluida la OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, recomendaron desde el inicio la práctica del amamantamiento, con las medidas de higiene y de protección adecuadas, incluso cuando las madres tuvieran covid-19 por considerar que no había evidencia de que, como en otras enfermedades víricas, pudieran transmitirlo a través de la leche materna. Esa sospecha era sostenida por José María Paricio Talayero, pediatra especializado en lactancia materna y fundador de APILAM y e-lactancia.org, quien señala que es importante difundir aspectos de esta pandemia que se han obviado e incluso tergiversado, como los que aborda la investigación en torno al papel inmunológico de la lactancia materna. “Ese artículo es muy interesante, no es el único en ese sentido, y viene a demostrar cómo se transmiten anticuerpos a través de la leche materna contra el coronavirus, tal como se sospechaba desde el principio, pues es lo habitual en los virus respiratorios y la razón por la que no conviene suspender una lactancia si la madre esta acatarrada o con gripe”.
Sandra Fernández entiende que la falta de conocimiento inicial relacionada con la posibilidad de transmisión del virus al bebé tras la ingesta de leche contaminada podría ser la causa de que en un primer momento se hubiera recomendado no amamantar. Sin embargo, apunta que hoy ese argumento es insostenible porque recientes investigaciones relacionadas con el virus y la lactancia, y que se basan en la detección del virus en leche de madres positivas, “determinan que no hay evidencias que indiquen que la transmisión vertical a través de la ingesta de leche es posible, ya en ninguna de las muestras se encontró el virus”. Añade que tampoco se puede aún afirmar que el niño estuviera protegido pero, como Paricio, sí cree que se puede especular que al igual que se transfieren anticuerpos generados frente a otras infecciones de la madre al bebé a través de la leche, los anticuerpos frente a este virus podrían transferirse. Pone de ejemplo que tras la epidemia provocada por el coronavirus SARS-CoV1 en 2002-2003 originada en el sudeste asiático, en 2004 se publicó un caso en Estados Unidos en el que se detectaron anticuerpos frente al virus en leche de una madre infectada que había viajado a China en 2003. “Esto refrendaría nuestra especulación”, dice.
“Actualmente no hay duda acerca de que la recomendación es amamantar porque, además, lo que sí que está demostrado es que la leche humana no solo es una fuente óptima de nutrientes, también provee al neonato de sustancias antimicrobianas frente a un amplio número de microorganismos patógenos”, explica Sandra Fernández. En 2005 la revista científica Journal of Nutrition publicaba Los componentes inmunológicos de la leche humana y su efecto sobre el desarrollo inmunitario en lactantes. El estudio encontró que la lactancia materna podría considerarse como el vehículo de comunicación entre el sistema inmunitario materno y el lactante, “un sistema que dirige y educa activamente los sistemas inmunitario, metabólico y de microflora del lactante, al tiempo que confiere múltiples medios de protección frente a los patógenos”. Esto ha llevado a otros investigadores después a considerar que los bebés alimentados con leche materna tendrían menos probabilidades de padecer enfermedades gastrointestinales y respiratorias y un menor riesgo de obesidad infantil.

Mucho por investigar sobre las propiedades inmunológicas en la leche materna

¿En el futuro se podrían descubrir nuevos efectos beneficiosos de la leche materna relacionados con el sistema inmunitario? Responde Sandra Fernández que recientes estudios han identificado nuevas sustancias con propiedades antimicrobianas por lo que si se continúa en esta línea de investigación “no sería descartable pensar que puedan descubrirse nuevas sustancias con efecto protector para el neonato”. Por su parte, José María Paricio Talayero considera que aunque hay mucho investigado sobre las propiedades inmunológicas en la leche materna, lo encontrado es tan rico que queda mucho por investigar. “Hay más de 400 tipos diferentes de proteínas en la leche materna con funciones nutritiva, facilitadora de la absorción de otros nutrientes e inmunológica como defensa antimicrobiana y de modulación de la respuesta inflamatoria. No solo las inmunoglobulinas son elementos defensivos frente a infecciones. Otras proteínas como la lizozima, y la lactoferrina y mucho oligosacáridos interviene en el proceso defensivo”, explica.
José María Paricio aporta un dato relevante: “La industria ni añade ni puede añadir inmunoglobulinas ni lactoferrina humana ni lisozima ni otra serie de proteínas y oligosacáridos que son fundamentales para el sistema inmunitario que nos defiende de agresiones infecciosas y errores inmunitarios que son el origen de muchas enfermedades crónicas del adulto”. Según el pediatra esto explica en gran medida que no amamantar conlleve un mayor riesgo de padecer una serie de problemas, entre los que destaca riesgos infecciosos, inmunológicos y de mortalidad. “Incluso en países desarrollados existe un mayor riesgo de enfermedades respiratorias, estas son más graves y hay un riesgo de hospitalización doble en lactantes alimentados con fórmulas artificiales. La incidencia de otitis media aguda puede llegar a ser seis veces mayor en los alimentados con fórmula artificial y el riesgo de hospitalización por infecciones respiratorias (catarros, bronquiolitis, neumonía) e intestinales (diarreas) aumenta. Los prematuros no amamantados corren más riesgo de padecer una grave enfermedad del intestino: la enterocolitis necrotizante, que puede acabar con amputaciones del intestino y ser mortal. La muerte súbita del lactante es siete veces más frecuente”.
Si hablamos de países en desarrollo, Paricio señala que los lactantes no amamantados tienen un riesgo de seis a diez veces superior de morir respecto a los amamantados, y hay trabajos recientes que demuestran también un elevado número de muertes entre lactantes no amamantados en países industrializados. “A largo plazo hay más frecuencia de enfermedades alérgicas e inmunológicas, como asma, diabetes tipo 1, enfermedad inflamatoria intestinal y de tumores malignos, como algunas leucemias y linfomas”, añade. Según el experto las reducciones comprobadas del riesgo de enfermedades en el lactante y la madre según tiempos de lactancia materna “son impresionantes” y denotan una relación dosis-respuesta: a más duración de la lactancia, más reducción del riesgo.

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