Las claves de la debacle del Girona

La historia del Girona en Primera va a poner su punto y final el próximo fin de semana cuando se dispute la última jornada de Liga. El descenso aún no es matemático, pero a los gerundenses tan solo les valdría ganar su partido en Vitoria y que el Celta perdiese el suyo ante el Rayo en Balaídos recuperando además un ‘goal average’ negativo de menos -6 respecto al conjunto celeste. Lo dicho se antoja más un milagro que una posibilidad real en la que no confían ni en el seno del club.

A mediados de marzo, con la victoria en Butarque, el Girona sumaba 34 puntos a falta de todavía 10 jornadas para el final de Liga y tanto en el entorno como dentro del propio club se dio por hecha la salvación. Ahora llega el momento de buscar culpables o los distintos factores que han llevado a esta dramática situación.

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Planificación deportiva

El primero de los motivos que viene a la cabeza al pensar uno de los motivos por los que el Girona ha acabado en Segunda tiene que ver con Quique Cárcel y los encargados del área deportiva. El club emprendía el reto de su segunda temporada en Primera con una plantilla basada en la del primer año e incluso la del ascenso de hace dos.

Pocas bajas de pesos pesados, pero no se supo encontrar las piezas para dar competencia y mejorar el nivel. La aparición de Pedro Porro y Valery tapó por momentos las vergüenzas de una plantilla justa en cuanto a nivel y sin estar compensada y que ha acabado por condenar también al filial a Tercera, una muestra más de que el primer paso en falso se dio en verano desde los despachos.

Eusebio Sacristán

La marcha de Pablo Machín fue desde el primer momento un hándicap para el entrenador que llegase. Sin embargo, Eusebio entró bien en el vestuario y los futbolistas demostraron que creyeron en él desde el principio.

La llegada del de La Seca, con un estilo totalmente opuesto a Machín, fue explicada como un paso más hacía adelante en la renovación de plantilla e estilo que quería la propiedad y el propio club. Eusebio mantuvo las formas, pero se perdió en las últimas diez jornadas, donde no fue capaz de levantar a un equipo que se mostró sin alma durante los últimos meses de temporada.

Las idas y venidas, los cambios de sistema, y algunas decisiones que aún no se entienden acabaron ya hace semanas con la paciencia de la afición y aunque se entregó hasta el final, queda señalado como uno de los grandes culpables.

Montilivi

Ningún equipo de la historia se había salvado con unos números tan nefastos como local y el Girona no va a ser una excepción. Haber ganado en el Bernabéu, en Mestalla y en La Cerámica o puntuar en el Camp Nou no ha sido suficiente como para compensar el ridículo que ha hecho el equipo en casa.

Un total de 10 derrotas en 19 partidos como locales, 6 empates y tan solo 3 triunfos son unos números demasiado flojos como para merecer seguir en Primera. Mientras, la afición animó a los suyos hasta prácticamente el último minuto del partido ante el Levante y desde horas antes con el recibimiento. Les han fallado, pero la afición del Girona sí que ha demostrado estar a la altura en este tramo final.


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