Las claves de la victoria de Biden: unos pocos votantes, en unos pocos Estados, deciden la presidencia de un país partido en dos

Muchas cosas no han cambiado en 2020. A Biden le ha votado casi el 51% de estadounidenses, mientras que algo menos del 48% ha elegido a Donald Trump. Es un resultado en realidad muy similar, si acaso más centrifugado, al de hace cuatro años: entonces Clinton obtuvo el 48% y Trump el 46%. Esta estabilidad es significativa: el país sigue dividido por los mismos ejes, ahora y hace cuatro años.

Una forma de ver esa continuidad es fijarnos en el resultado condado a condado. En la enorme mayoría ha ganado el mismo partido que logró la victoria en 2016. Apenas 60 se han vuelto demócratas, y solo una veintena se han girado hacia los republicanos.

Muchas de las brechas que dividen al país siguen ahí: en el campo se ha votado por Trump y en las ciudades por Biden; los blancos han sido más republicanos, mientras afroamericanos y personas de origen hispano han repetido mayorías demócratas. Biden ha ganado entre los jóvenes y Trump entre los mayores; protestantes y católicos votan republicano y los ateos votan demócrata. Dentro de esa estabilidad hay algunas cosas que han cambiado, que son las que repasamos a continuación.

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Unos pocos Estados han decidido la presidencia

Lo determinante para el resultado ha sido el giro de varios Estados, cuyos votos electorales servirán para sacar a Trump de la Casa Blanca. Biden será presidente porque han girado Wisconsin, Michigan y Pensilvania, que fueron los territorios del Medio Oeste que en 2016 le dieron la presidencia a su rival. También ha volteado el segundo distrito de Nebraska, y podrían hacerlo en Arizona y Georgia. Esos dos Estados del sur, tradicionalmente republicanos, giran hacía los demócratas gracias a sus cambios demográficos, como ya sucedió en años anteriores con Colorado, Nevada o Nuevo México.


Cambian con respecto a 2016

Cambian con respecto a 2016

Cambian con respecto a 2016

Cambian con respecto a 2016


Este cartograma representa el peso de cada Estado

en los votos electorales que eligen al presidente.

Con trazo negro, Estados que cambian de color

Este cartograma representa el peso de cada Estado

en los votos electorales que eligen al presidente.

Con trazo negro, Estados que cambian de color

Este cartograma representa el peso de cada Estado

en los votos electorales que eligen al presidente.

Estados que

cambian de

color

Los márgenes son decisivos pero diminutos: Trump venció en Wisconsin por seis décimas en 2016 y este año lo perderá por apenas seis. Michigan lo ganó por menos aún, tres décimas, y ahora lo pierde por casi tres puntos.

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Los hombres dejan de aupar a Trump

El candidato republicano ganó frente a Clinton con un margen considerable entre los hombres, de 11 puntos, mientras que ahora Trump y Biden prácticamente han empatado, según los datos de la encuesta a pie de urna del Edison College. Entre las mujeres, las cosas no han cambiado: se decantaron claramente por Clinton hace cuatro años y ahora han vuelto a hacerlo claramente por Biden.

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Biden ha recuperado votos de población blanca, mientras que Trump crece entre las minorías

En 2016 Trump ganó el voto blanco con 20 puntos sobre Clinton, pero en esta ocasión solo se ha impuesto por 15 sobre Biden. Pero la brecha sigue siendo mayor que en 2012 y 2008. Ese avance demócrata entre los blancos —que son dos tercios del total del electorado— compensa el de Trump entre afroamericanos, hispanos y asiáticos.

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El voto de clase ha regresado

Hace cuatro años, Trump ganó entre las rentas medias y solo empató entre las más altas. Ahora ha sido al revés: Biden gana entre los más pobres y entre las rentas medias, para perder solo entre las superiores a 100.000 dólares. Una de las sorpresas hace cuatro años fue el éxito republicano entre blancos sin estudios universitarios y de rentas medias. Los datos de este año sugieren que entre el primer segmento el margen de Trump se ha reducido (de 37 a 29 puntos), y entre el segundo ha desaparecido directamente (de ganar por 3 puntos pasa a perder por 13).

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Los moderados y los independientes han decantado la elección

Los electores que no se identifican como republicanos ni demócratas votaron más por Trump que por Clinton en 2016 (46% a 42%), pero ahora ha sido al revés: el 54% eligió a Biden y solo el 40% a Trump. Algo similar ocurre si nos fijamos en la ideología. Son las personas que se definen como “moderadas” las que más han cambiado su voto: hace cuatro años se repartían entre los dos candidatos, pero ahora ha votado el doble por Biden.

La influencia de estos votantes pivotales ha sido probablemente desmedida en una elección definida por un hecho que transpira a estos datos: los estadounidenses siguen polarizados. El 84% de los conservadores han votado por Trump, más incluso de los que lo hicieron en 2016. Y el 89% de los autodefinidos como liberales (el equivalente a progresista en la jerga política estadounidense) han escogido a Biden, también más de los que lo hicieron hace cuatro años. Cada trinchera ha apoyado a su candidato, y por eso estas elecciones han vuelto a ser, cuatro años después, muy competidas.

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