Las cuatro tragedias que marcaron la vida de Kenzo Takada

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El diseñador japonés Kenzo Takada ha muerto este domingo a los 81 años afectado por covid-19, según un portavoz, en Neuilly-sur-Seine, a las afueras de París, ciudad en la que se afincó en 1964 y donde fundó la empresa de moda y perfumería que lleva su nombre. Su fallecimiento se ha producido cuando en París se celebra la semana de la moda.

Takada fue el primero de los grandes diseñadores asiáticos en conquistar París y en abrir, de esta forma, el mercado internacional a compatriotas como Yohji Yamamoto o Issey Miyake, que a principios de los ochenta revolucionaron la industria de la moda con sus diseños conceptuales y arquitectónicos, piezas experimentales y con una dramática carga artística que aún siguen influyendo e inspirando a creadores contemporáneos.

Takada se formó en el Tokio’s Bunka Fashion College, que cuando se matriculó, en 1958, acababa de abrir sus puertas a hombres, y seis años después se instaló en París siguiendo los pasos de su admirado Yves Saint Laurent. Sin recursos y con una máquina de coser alquilada, confeccionó su primera colección en 1970 con telas, viejos kimonos y retales comprados en los mercados de pulgas. Sin saberlo, estaba convirtiendo la necesidad en virtud y, sobre todo, en la seña de identidad de una marca que, medio siglo después, sigue siendo sinónimo de color, estampados con gran carga gráfica y experimentación. Sus piezas -poéticas y libres- y su estilo inédito llamaron la atención de la poderosa revista Elle que, solo un mes después, le dio una portada y, con ella, el espaldarazo definitivo a su carrera. En 1974 abría su primera tienda en la Place des Victoires parisiense rubricando una larga y fructífera relación con Francia, que le nombró Caballero de la Legión de Honor en 2016 y donde vivió hasta su muerte (concretamente, en la rive gauche de la capital).

Amigo de Andy Warhol y de Antonio López, Takada se hizo famoso a finales de los setenta por sus excéntricos desfiles: en 1997 organizó un show en la discoteca neoyorquina Studio 54 con Grace Jones como maestra de ceremonias y Jerry Hall recorriendo la pasarela cigarrillo en mano. Muy recordado el que se celebró bajo una carpa de circo, donde las modelos mostraban sus vanguardistas diseños a caballo y que concluyó con el diseñador saludando a lomos de un elefante.

Decía que su mayor influencia era “el mundo en el que vivía” y que la moda era como comer: “No debes ceñirte a un solo menú”.

Antes de que la palabra diversidad estuviese en boca de todos, Takada defendió un casting de modelos multirracial. También fue un pionero en el ámbito empresarial, lanzando su propia línea de perfumes en 1988, una de las más sólidas del sector en la actualidad.

El 1993 el conglomerado de empresas de lujo LVMH -propietario de Dior, Louis Vuitton y Givenchy- adquirió su marca y seis años después Takada se retiró para centrarse en su faceta artística, aunque hace tres años volvió al diseño de tejidos, esta vez para el hogar, a través de una colaboración con la firma francesa Roche Bobois. “Vendí mi empresa porque el contexto era difícil: uno de mis tres socios murió, el otro tuvo un problema de salud, llegó la crisis económica… Pero entonces no pensé que quedaría desposeído de mi nombre para siempre. Veía escaparates donde ponía Kenzo, pero no era yo. Fue un largo luto, pero ahora lo llevo bien”, explicaba en una entrevista concedida a SModa hace dos años.

Su firma siguió adelante y vivió un resurgir comercial cuando los estadounidenses Humberto León y Carol Lim -fundadores de la cadena de tiendas Open Ceremony- tomaron las riendas de la enseña en 2011. El año pasado, el diseñador portugués Felipe Oliveira Baptista fue nombrado director creativo de la firma, que presentó su última colección el pasado miércoles 30 de septiembre.


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