“Tenemos una vacuna para el mundo”, ha proclamado este lunes el investigador Andrew Pollard, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), en una rueda de prensa internacional. Su vacuna experimental contra la covid tiene una eficacia media del 70% y puede llegar al 90% en función del régimen de dosis, según los resultados preliminares presentados por la institución británica. “No tenemos casos graves ni hospitalizados entre los vacunados. Son muy buenas noticias”, ha celebrado Sarah Gilbert, colíder de la investigación.
Los científicos de Oxford y de la farmacéutica británica AstraZeneca tienen en marcha un ensayo clínico con unas 24.000 personas en el Reino Unido, Brasil y Sudáfrica. El primer análisis de sus datos, tras detectar 131 casos de covid, sugiere una eficacia del 62% cuando se administran, con un intervalo de un mes, dos dosis de la vacuna experimental y de hasta el 90% cuando se pincha primero media dosis y después una segunda completa. Los investigadores están haciendo experimentos para entender este fenómeno.
La vacuna experimental de Oxford es una de las más adelantadas del mundo, junto a las de las empresas estadounidenses Pfizer y Moderna, que ya han anunciado eficacias preliminares de alrededor del 95%. La Comisión Europea firmó en agosto un acuerdo con AstraZeneca para comprar 300 millones de dosis de la vacuna de Oxford —con opción a otros 100 millones adicionales— que se repartirían en los países europeos en función de su población.
Oxford y AstraZeneca se han comprometido a suministrar la vacuna sin ánimo de lucro durante la pandemia, una decisión que se mantendría para siempre en los países de menos recursos. La farmacéutica ya ha firmado acuerdos para vender 3.000 millones de dosis en todo el mundo, según sus cifras. El precio de cada dosis rondaría los tres euros, frente a los 15 euros de la vacuna de Pfizer y los 21 euros de la de Moderna.
Matt Hancock, secretario británico de Salud. En vídeo, su valoración de la vacuna de AstraZeneca.
Los investigadores no han observado ningún efecto adverso grave entre los 24.000 participantes del ensayo clínico, algunos de ellos vacunados en abril. El equipo está reclutando más voluntarios en EE UU, Kenia, Japón e India y espera llegar a las 60.000 personas a final de año. Los científicos han anunciado que publicarán en los próximos días un análisis completo de sus resultados preliminares en una revista científica de impacto. Entonces se aclararán las principales incógnitas sobre su vacuna experimental, como el nivel de protección de las personas mayores y hasta qué punto se previene la transmisión asintomática del virus.
La vacuna experimental de Oxford está elaborada a partir de una versión debilitada de un adenovirus del resfriado común de los chimpancés, modificado con información genética del nuevo coronavirus para entrenar las defensas del cuerpo humano sin riesgo de padecer la covid. Los investigadores de la universidad británica han destacado que su vacuna se puede conservar en el frigorífico, a temperaturas de entre 2 y 8 grados, lo que facilita su distribución por todo el mundo. Ya hay 10 países fabricando a gran escala la vacuna, según un comunicado de Oxford.
El Gobierno español autorizó el 20 de octubre la compra de 31,5 millones de dosis de la vacuna británica, con el objetivo de inmunizar a más de 15 millones de personas entre diciembre y junio. Si se confirma que en la primera inyección solo se requiere media dosis, la cantidad comprada por España sería suficiente para vacunar a 21 millones de ciudadanos. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, afirmó en octubre que los tres primeros millones de dosis llegarían en diciembre.
“El ensayo no se ha completado aún, pero estos resultados preliminares indican una eficacia prometedora”, opina la viróloga Isabel Sola, codirectora de otra vacuna experimental contra la covid en el Centro Nacional de Biotecnología, en Madrid. La investigadora destaca que entre los vacunados con la inyección de Oxford se observa, además de una ausencia de enfermos graves, una reducción de los casos asintomáticos, lo que apunta a que la vacuna puede impedir la transmisión del virus entre personas, no solo evitar los síntomas más graves. “Esto sugeriría que hay inmunidad esterilizante, que es la ideal para erradicar el virus. Habrá que confirmarlo, pero esto sería una fortaleza de este candidato”, señala Sola.
“Otra de sus potenciales ventajas es que, posiblemente, su producción y conservación son más sencillas que las de las vacunas de ARN [elaboradas con información genética del nuevo coronavirus, como las de Pfizer y Moderna], por lo que la distribución y la logística se simplificaría”, reflexiona la viróloga. “No han dicho con claridad si la vacuna es eficaz en los grupos más vulnerables por edad o por patologías previas. Como siempre, habrá que esperar a que se publiquen los datos completos”, añade Sola.
“Los datos de Oxford se ajustan al patrón esperado y es normal que hayan hecho una llamada de atención después de los anuncios de Pfizer y Moderna de las pasadas semanas. Han utilizado el mismo tipo de prueba de campo y todavía es difícil valorar la protección alcanzada respecto a los casos más graves de la enfermedad. Por lo demás, sus datos parecen correctos”, opina el científico Vicente Larraga, padre de otra vacuna experimental contra la covid en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CSIC), en Madrid. A Larraga no le sorprenden las diferencias de eficacia en función de la dosis, por el singular funcionamiento de la respuesta inmune humana. “Media dosis puede tener una respuesta más alta que una dosis estándar”, sentencia.
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