Las mejores frases de Lope de Vega

El escritor Lope de Vega es uno de los grandes literatos de la historia española. Se le conoce sobre todo por la época del Siglo de Oro. Nacido en Madrid en 1562,  le conocemos por cantidad de novelas y también historias más cortas. Veamos entonces las mejores frases de Lope de Vega para conocerlo mejor.

Además de sus novelas, es importante destacar cientos de comedias teatrales y más de 3.000 sonetos de variedad de temas, centrados sobre todo en el amor y la muerte. Así entre sus obras más destacadas debemos nombrar: Fuenteovejuna, Peribáñez y el comendador de Ocaña, El caballero de Olmedo, o El perro del hortelano.

Descubre las mejores frases de Lope de Vega

Es cualquier libre discreto (que si cansa, de hablar deja) un amigo que aconseja y que reprende en secreto.

La muerte es cobarde para los que no la huyen y animosa para los que la temen.

La liberalidad es la primera hija del amor y la piedra imán más atractiva para los hierros de la voluntad.

Conozco, y con notables sentimientos, que no está el bien en la corona de oro, sino en tener en paz los pensamientos.

El vino, mientras más se envejece, más calor tiene: al contrario de nuestra naturaleza, que mientras más vive, más se va enfriando.

Es ángel, aunque es furia del profundo. Y con ser la mujer quien tanto daña, donde ella falta, no se alegra el hombre.

Dijeron que antiguamente se fue la verdad al cielo: tal la pusieron los hombres, que desde entonces no ha vuelto.

En dejando de querer, más ingratos suelen ser que al villano el gorrión. En el invierno, que el frío tiene los campos helados, descienden de los tejados, diciéndole: «tío, tío,» hasta llegar a comer las migajas de la mesa; mas luego que el frío cesa, y el campo ven florecer, no bajan diciendo «tío,» del beneficio olvidados.

Cuando se alteran los pueblos agraviados, y resuelven, nunca sin sangre o sin venganza vuelven.

Mayor valentía es disponerse a la muerte prudentemente que arrojarse al cuchillo con osadía.

No hay placer que no tenga por límites el dolor; que con ser el día la cosa más hermosa y agradable tiene por fin la noche.

Pero con una cosa me contento; que aunque pueda quitarme la esperanza, no me puede quitar el pensamiento.

Dichoso el que descansa en pobre choza, que no se logra el bien donde hay testigos, ni en las ciudades la quietud se goza.


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