Zach LaVine y los Chicago Bulls saben que se encuentran en una temporada clave para ambos. El inicio ha sido, sin embargo, lejos del esperado para un grupo con ambiciones de playoffs que se encuentra en duodécima posición de la Conferencia Este con 6 victorias y 10 derrotas. El jugador, que firmó un contrato por el máximo de cinco temporadas y 215 millones de dólares, sigue sin demostrar todo lo que vale sobre la cancha, un desajuste que se hizo evidente cuando su entrenador le dejó en el banquillo durante el tramo final de la derrota contra los Orlando Magic por 107-108.
Billy Donovan sentó al jugador a 3:43 de la conclusión después de que el escolta sumara 4 puntos en 26 minutos de juego, con una nefasta serie de tiro de 1 de 14 y 0 de 5 en triples.
“Es decisión de Billy. Tiene que vivir con ello. ¿Estoy de acuerdo? No”, dijo en caliente LaVine, que esta temporada ha bajado considerablemente su rendimiento sobre la pista. Después de una reunión entre el jugador y el técnico, ninguno de los dos dio su brazo a torcer pero también abogaron por pasar página. “En ese momento tomé esa decisión. Fue mía y sentí que era lo mejor para el equipo. Él sabe que siempre pongo al equipo por encima de todo”, comentaba el técnico tras entrenar este domingo.
LaVine, después de ser intervenido de la rodilla en verano y convertirse en padre primerizo, promedia 20,7 puntos, 3,9 rebotes y 4 asistencias por encuentro con un 41,5% de acierto en tiros de campo y un 36,2% en triples. Todas ellas son cifras por debajo de sus últimas cuatro campañas en Illinois, donde llegó a promediar los mejores números de su carrera con 27,4 tantos, 5 rebotes y 4,9 asistencias por noche en la temporada 2020-2021.
“Estoy intentando volver del todo. Estoy donde estoy y es frustrante, pero puedo ser efectivo comparando con lo que estoy haciendo, especialmente en mi último partido”, comentó el jugador. “Billy y yo hablamos todo el rato. Fue una decisión dura y yo soy competitivo. Quiero jugar, y le dije que creo haberme ganado el derecho de jugar a pesar de que me vaya mal la noche… Mi mentalidad me dice que de estar allí podría ayudar al equipo a ganar. Solo hubiera deseado tener esa oportunidad y haber intentando un par de tiros más”.
Para Donovan, el lío está resuelto. Además de entender la postura de su pupilo, cree que sigue mereciendo el máximo respeto por su carácter y competitividad. “Le entiendo, él siempre debería querer estar sobre la pista. Todos los grandes jugadores tienen este sentimiento”, dijo. “Lo que más admiro de Zach es que es buena persona bajo cualquier circunstancia”.