Las noticias del exterior y especialmente la preocupación por cómo están los suyos y cómo va todo en sus casas, inquieta especialmente a los concursantes de ‘Supervivientes’. Sus familiares lo saben y también que resulta vital para ellos mantener el ánimo y la moral bien alta para llevar la competición en la isla lo mejor posible. Quizá por eso Ortega Cano en la cita telefónica que tenía pendiente con su mujer, Ana María, le ocultó deliberadamente el mal momento que está viviendo en España. Luciendo la mejor de sus sonrisas, el diestro ofrecía una visión perfecta de la esfera familiar en España, mandaba recuerdos a la diseñadora de parte de sus hijos, José Fernando y Gloria, e incluso aceptaba feliz la nueva petición de matrimonio en directo por parte de Ana María. No podía ser él, precisamente, quien la llamara y echara por tierra su concurso y la dejara preocupada.
Curtido en graves cornadas -Ortega ha recibido varias veces la extremaunción-, en problemas con el alcohol, como el mismo confesó en televisión, con años de prisión a sus espaldas, tras el grave accidente de tráfico de 2011 en el que resultó muerto el conductor contrario, y etapas muy duras en su vida que ha ido superando como ha podido, se encuentra de nuevo al límite. Su paciencia no es infinita. La crisis sanitaria y el confinamiento actual no ayudan en absoluto. Pasa los días en casa con su hijo pequeño, fruto de su unión con Ana María, y la persona de confianza que cuida al niño y le atiende a él.
En pleno encierro y aislamiento, Ortega ha visto en las últimas semanas cómo saltaba por los aires la tranquilidad familiar que había logrado tras abandonar la prisión de Zuera (Zaragoza) y retomar su vida al casarse con Ana María en octubre de 2018. El pequeño José María llenó sus días de ilusión y empezaba disfrutar de una nueva etapa llena de esperanza y buenas noticias. Su hijo José Fernando recibía tratamiento y empezaba a remontar, tras años muy malos; su hija, Gloria Camila, se desenvolvía bien en el mundo de adultos, con algún negocio y colaboraciones en los medios de comunicación. Su niña se había hecho mayor y tenía un novio al que consideraban entonces uno más en la familia. Ese joven, con el que Gloria estuvo cuatro años y con el que se comprometió en televisión (la boda nunca se celebró) es hoy su mayor enemigo y se ha convertido en el enemigo número 1 de la familia: Kiko Jiménez.
El exnovio de su hija, a quién él llama públicamente ‘come plátanos’, ha pregonado abiertamente las fuertes desavenencias que los hermanos de Ortega tienen con su mujer y la falsedad de unos con otros, según su propia experiencia. Jiménez se posiciona en contra de la familia Ortega, de Gloria, del propio maestro y de los hermanos de este, y se declara defensor de una Ana María que, en su opinión, no tiene ningún apoyo en Gloria Camila, contratada precisamente para defender a Aldón en los debates y galas de Supervivientes. Se ha comentado mucho, cómo Gloria se ha posicionado más a favor de su sobrina Rocío Flores, dejando en entredicho el comportamiento o la actitud de Aldón en el concurso.
Ortega entró la semana pasada en el programa ‘Sálvame’ para encararse con Kiko. Las palabras del joven le minaron la paciencia y en una decisión, quizá poco meditada, cogió el teléfono para defender a su familia y dejar claro que la primera en su vida es su mujer, luego sus hijos y a continuación sus hermanos. Ana María no puede saber nada de esto, ni que han sorprendido a su cuñada Conchi, hermana del maestro, insultándole con todas las letras, ni lo mal que lo está pasando él. Tampoco que su otra cuñada Mari Carmen, llamó también al espacio presentado por Jorge Javier Vázquez, para asegurar que todo lo que decía Kiko era por dinero y que era falso. Los nervios a flor de piel y poco después, el programa daba detalles de qué cómo y cuándo Conchi insultó a Ana María. El maestro estalló y no pudo más que dar la cara por los suyos.
Está preocupado por la que se está liando y prefiere que ella no sepa nada de momento. Lleva días muy pendiente de todo lo que dice Kiko Jiménez. Él mismo ha dicho que estaba muy disgustado y que no iba a consentir que siguiera hablando así; está al habla con su abogado. Pero nada de esto debía notar Ana María.