López Obrador pide perdón a los mayas por los abusos contra ellos a lo largo de la historia

Después de anunciarlo hace dos años, Andrés Manuel López Obrador ha viajado a la península de Yucatán para ofrecer disculpas a los pueblos mayas por los agravios históricos que han sufrido, un evento simbólico que no había hecho otro presidente mexicano. Pero también un acto complejo políticamente, porque muchos ven en el gesto más oportunismo político que una disculpa sincera. “Si hoy estuviera vivo [el líder rebelde maya] Jacinto Pat, estaría avergonzado de todo este acto”, ha gritado un joven fuera de la ceremonia, donde se concentró un grupo de manifestantes poco antes de que empezara. “Porque no se le está pidiendo perdón a los mayas, y sobre todo a los jóvenes que han estado abandonados”.

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Los gritos de la protesta han sido como un ruido de fondo durante todo el evento en el Museo de la Guerra de Castas, en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, una voz lejana que los presentes han ignorado. “La reconciliación que buscamos es para entender de una vez por todas que somos una sola voz: México. El reconocimiento de esa voz, por supuesto, pasa por la escucha de todas las voces”, ha dicho en un momento la secretaria de Gobierno, Olga Sánchez Cordero, sobre la importancia de escuchar a las naciones indígenas, una frase algo paradójica cuando sonaban al fondo los gritos que se quedaron por fuera.

“Aquí, por un imperativo de ética de Gobierno, pero también por convicción propia, ofrecemos las más sinceras disculpas al pueblo maya”, ha dicho finalmente el presidente mexicano en su discurso. Ha pedido perdón “por los terribles abusos que cometieron particulares y autoridades nacionales y extranjeras en la conquista durante los tres siglos de dominación colonial, y en dos siglos de México independiente”.

Guerra de Castas

López Obrador, como estaba anunciado, se ha enfocado en la Guerra de Castas que ocurrió de 1847 hasta 1901, cuando la nación mexicana ya era independiente, pero algunos grupos rebeldes se levantaron contra criollos que buscaban despojarlos de sus tierras o mantenerlos en situaciones de esclavitud. Una guerra en la que tanto Gobiernos conservadores como liberales masacraron a pueblos indígenas, y en la que grupos mayas estuvieron divididos en los dos lados de la guerra. El presidente López Obrador ha citado en su discurso incluso viejos editoriales del periódico El Universal —uno de los medios que critica frecuentemente en sus ruedas de prensa— en los que se hablaba de la esclavitud como “un mal necesario, pues era una forma de progreso económico”.

El discurso del presidente de México se ha enfocado, sin embargo, en la violencia que cometió Porfirio Díaz, durante su presidencia a finales del siglo XIX y principios del XX. “Como se hizo durante el reciente periodo neoliberal”, ha dicho el mandatario, “durante el porfiriato se aprobaron las peores leyes de colonización, y ocurrieron las peores masacres”. Más que pedir perdón por todos los Gobiernos liberales y conservadores durante la guerra, López Obrador estaba en Quintana Roo para pedir perdón por Porfirio Díaz, su enemigo en la historia política de México.

“No podemos decir que el presente es como el pasado, oprobioso, porfirista”, ha dicho el presidente. “Ahora hay libertades, son públicas, notorias, se expresan sin censura. Y hay sobre todo una nueva voluntad de hacer justicia para el pueblo, como en los tiempos de la revolución mexicana. Por eso estamos aquí ofreciendo perdón y exponiendo que jamás vamos a olvidar a los pobladores del México profundo”, ha apuntado.

El evento de perdón ha sido completamente bilingüe —los discursos se han traducido al maya— y al presidente lo han acompañado tanto la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, como los gobernadores de Quintana Roo, Tabasco, Chiapas, Campeche y Yucatán, mandatarios de los Estados por donde pasará el gran megaproyecto de presidencia en el sur, el Tren Maya, al que se oponen varios ambientalistas y también grupos indígenas maya.

Horas antes del evento López Obrador ha visitado las ruinas mayas de Chicanná: “Estamos supervisando la construcción del Tren Maya, son 1.500 kilómetros de vías férreas para este tren”. Según el presidente, el proyecto “va a construirse cuidando la naturaleza, sin destruir, sin afectar el medio ambiente”. Además, va a fomentar el turismo en la zona. En su imaginario, se moverán por la región los miles de turistas que viajan a Cancún todos los años, pero que se quedan cerca al mar de la península.

La presidencia de México ha organizado esta disculpa pública como parte de los 15 eventos planeados este año para conmemorar los 500 años de la caída de Tenochtitlán y 200 años desde la independencia. Estos eventos tienen un aspecto diplomático también: en el primero, sobre el primer presidente afromexicano Vicente Guerrero, la presidencia invitó a uno de los hijos de Martin Luther King; en el segundo, sobre el Pacto de Iguala, invitó al presidente de Argentina Alberto Fernández; en el tercero, sobre la batalla de Champotón, estuvo el presidente de Bolivia Luis Arce. En este acto de perdón a los mayas el invitado ha sido el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, quién ha dado un brevísimo discurso en el que ha celebrado el gesto del perdón y ha hablado de haber superado, como región, “la esclavitud, las guerras internas, y las abiertas confrontaciones entre los pueblos”.

Entre los invitados especiales ha estado también Ana Karen Dzib Poot, representante maya en Yucatán. “Reconocemos la humildad y sinceridad de su Gobierno, como un acto genuino, basado en la buena fe”, ha dicho. Pero también le ha pedido que se comprometiera con tres iniciativas, para que las palabras “pasen a hechos concretos”: crear una comisión de memoria para el pueblo maya, reconocer el liderazgo de los dignatarios indígenas para discutir un plan de desarrollo maya y reconocer derechos inalienables en la Constitución del país para los pueblos indígenas.

“Es cierto que ya no somos esclavos en las haciendas”, ha escrito también el grupo de historiadores mayas Chuunt’aan Maya, de Yucatán, en una carta abierta al presidente y publicada este lunes en redes sociales. “Pero hay muchas cosas que continúan: siguen talándonos los montes para sembrarlos de soja, siguen quitándonos los montes y cenotes que hemos defendido y cuidado desde tiempos inmemoriales”. El grupo de firmantes dice que quizás esta “petición de perdón pueda ser la oportunidad para sentarnos a conversar sobre lo que te venimos pidiendo”. Una demanda que requiere más voluntad política que pedir disculpas, y que no se ha cumplido durante cinco siglos: “Que se respete nuestro derecho a la autodeterminación”.

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