Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, y su homólogo estadunidense, Joe Biden, en la Casa Blanca el pasado noviembre.Doug Mills (Bloomberg)
Andrés Manuel López Obrador se ha empleado este martes en rebajar las diferencias con Estados Unidos sobre la novena Cumbre de las Américas. El presidente mexicano ha defendido su posición de no excluir a los representantes de Cuba, Venezuela y Nicaragua del cónclave, que se celebrará del 6 al 10 de junio en Los Ángeles, aunque ha descartado que su decisión de no acudir a la cita regional si Washington no invita a todos los Gobiernos latinoamericanos pueda repercutir en la relación bilateral. “No se debe de pensar que, si en este caso de la cumbre no coincidimos, pues ya se va a producir una ruptura. De ninguna manera”, ha afirmado en vísperas de la visita de una delegación estadounidense encabezada por el senador Christopher Dodd, prevista para el miércoles.
El viaje del asesor especial del presidente Joe Biden para la organización de la cumbre tiene el propósito de lograr una participación plena del Gobierno mexicano. López Obrador, sin embargo, supeditó su presencia a la participación de unos Ejecutivos frontalmente enfrentados a Washington. La Casa Blanca aún no ha tomado una decisión, pero se inclina de momento por no invitar a “países que falten al respeto a la democracia”, según declaró el subsecretario de Estado Brian Nichols . El mandatario mexicano argumenta su postura invocando la Constitución, que consagra el principio de no intervención en política exterior. Al mismo tiempo, al recuperar una política de respaldo activo a La Habana, sí ha removido la diplomacia regional creando un frente al que se han sumado, por ejemplo, el presidente argentino, Alberto Fernández, el boliviano, Luis Arce, y el chileno, Gabriel Boric.
“Es que nosotros tenemos que ceñirnos a los principios de nuestra política exterior, de no intervención y de autodeterminación de los pueblos, y consideramos que no se debe de excluir a nadie y que se tiene que hacer valer la independencia y la soberanía de los pueblos”, ha abundado López Obrador durante su conferencia de prensa matutina. A pesar de ello, ha resaltado la fluidez de los vínculos con la Administración estadounidense. “Hay una muy buena relación. Y en lo económico, en lo comercial, indudablemente en lo migratorio, en la seguridad, estamos trabajando de manera coordinada”, ha agregado.
Esos son los asuntos que más interesan a ambos Gobiernos y ante los que Biden busca definir una posición común de América del Norte con vistas a la cumbre. El embajador Ken Salazar explicó el lunes que para Estados Unidos “es muy importante que México participe” y enmarcó la visita de Christopher Dodd en ese intento. La presencia del Ejecutivo mexicano, en todo caso, no peligra. Pero si no se alcanza un acuerdo la participación quedaría reducida a la del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, un dirigente de primera línea del gabinete y aspirante a la sucesión en 2024.
De todas formas, López Obrador se ha volcado en exhibir una buena relación con las autoridades y con la sociedad del país vecino. “Nosotros, independientemente de lo que se resuelva, pues siempre vamos a tener una relación de amistad y de respeto con el Gobierno de Estados Unidos, y más, mucho más, con el pueblo de Estados Unidos. El gobierno de Estados Unidos nos ha tratado con respeto y nosotros tenemos mucho respeto y estimación por el pueblo de Estados Unidos”, ha continuado.
La relación entre los dos mandatarios y las comunicaciones han sido frecuentes desde la llegada de Biden a la Casa Blanca en enero de 2021 a pesar de los desencuentros en materia de seguridad, migración y política energética. Pero ambos quieren abordar la agenda bilateral a la través de la negociación, en contra de la política de imposición preventiva de Donald Trump, y mantienen abiertamente, además, que los dos países y sus economías no pueden vivir de espaldas. “Aquí en México viven más de un millón de estadounidenses, es el país en donde viven más estadounidenses de todo el mundo, y ahora más”, ha recordado el presidente antes de referirse al aumento de la migración a la Ciudad de México desde el país vecino durante la pandemia. “Entonces, ¿qué es lo que ha venido sucediendo en los últimos años? No sé si ustedes ya lo han notado, pero se han venido a vivir muchísimos estadounidenses y extranjeros, pero más estadounidenses, que viven en la ciudad. Eso sería un buen tema para un reportaje. Pero muchos, muchos, muchos, es notorio”.
También Biden ha tenido algunos gestos que su antecesor había tratado de enterrar como la celebración de la batalla de Puebla, el 5 de mayo. “Ahora el presidente Biden ordenó que se volviera a hacer la ceremonia y la encabezó su esposa. Y fue como invitada especial Beatriz [Gutiérrez Müller], mi esposa, y me platicó de que la sentaron en un sitio y estaba hablando el presidente Biden y tuvo la amabilidad de pararse e irla a saludar. Luego, terminó y la pasaron a la Casa Blanca. Estuvieron platicando la señora del presidente, el presidente, Beatriz…”, ha resumido López Obrador. El presidente ha celebrado además “que se avance” hacia una suavización de la política de Washington hacia Cuba, pero ha dejado claro que su aspiración es que termine el bloqueo económico. Mientras tanto, la fórmula de la participación de México en la Cumbre de las Américas sigue en el aire.
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