López Ufarte: “No hay nada como ganar un título con la Real”


Hay hambre de títulos en la Real. Los días pasados podían haber sido de celebración por la consecución de la Copa del Rey, pero el coronavirus también se cargó esa ilusión. Y si alguien sabe de títulos y de la Real es López Ufarte. En estos días en los que los títulos de los ochenta cumplen años, el ‘pequeño diablo’ recuerda la época gloriosa y se recrea con la posibilidad de volver a tocar hierro, como hizo con las dos Ligas, la Copa del Rey y la Supercopa.



¿Cómo está llevando el confinamiento?

Lo llevo con la disciplina por bandera. No salgo, prácticamente. Hago la compra un día a la semana. Intento encontrar ocupaciones como hacer bici estática, que he tenido que desempolvar. Me entretengo viendo una película al día y viendo las noticias en la televisión, que tampoco es lo más aconsejable.

¿Por qué no?

Porque aparecen todas las disputas y confrontaciones políticas, que a mí no me gustan. Lo que hay que hacer es unirse ante un enemigo común y dejar a los científicos y los médicos que tomen las decisiones. Pasa lo mismo con LaLiga, la Federación y la AFE, si uno dice algo, el otro dice lo contrario para imponer su criterio. Me están decepcionando todos en ese aspecto, están buscando la confrontación y la oportunidad política.

Éstos deberían ser días de celebración, tras la Copa, ¿cómo lo veía?

La Real estaba en un momento muy dulce. Los jugadores estaban por la labor de estar unidos y jugar en equipo. Eso denotaba la fuerza de esta plantilla.

¿Tenía la sensación de que se podía alzar el título?

Siempre es difícil. La Real era favorita, pero en una final pueda pasar cualquier cosa. Eso nos pasó contra el Atlético en la Copa. La Real demostró estar capacitada para entrar en Europa y ganar la Copa. Eliminó al Madrid en una exhibición de juego, luego el Athletic lo hizo con el Barcelona, los dos llegaron por méritos propios, pero con un juego mucho más espectacular por parte de la Real. Eso tampoco te da seguridad para ganar. Hay que saber ganar las finales.

¿Le estaba seduciendo la Real?

Sí, porque cada vez que ibas a Anoeta, veías el partido por la tele o viajando fuera, había un clamor general: el equipo que mejor juega es la Real. Eso no significa que vayas a ganar la Liga. La Real sabe a lo que juega. En ataque hay muchos jugadores de alto nivel, en el centro del campo se gesta el fútbol y propicia muchas ocasiones de gol, en defensa ha habido que batallar más, pero se ha asentado con la inclusión de algún joven que está en la mente de todos y tenemos un gran portero.

¿Quién le llama más la atención?

Odegaard. Nos ha marcado a todos y da gusto verle jugar. Ha cogido la manija del equipo desde el principio, pero acompañado siempre de muy buenos jugadores, como Merino. La inclusión de Isak ha sido un revulsivo fortísimo y también la regularidad de Oyarzabal, aunque no siempre esté brillante. Me llama la atención cómo tira los penaltis. Con el ‘47’ de pie que tiene puede esperar hasta el último momento para saber por dónde se tira el portero.

¿Cree que 33 años después hace falta un título de la Real?

Sí. Ganar la Copa o cualquier título para un equipo pequeño como la Real es muy importante. El futbolista juega para ganar títulos. Y si juegas bien, mucho mejor. La premisa es siempre ganar títulos. La afición necesita ver esa posibilidad y ahora ve que puede ganar la Copa. Esa ilusión no se le puede quitar. Pero hay que sudar mucho para ganar un título. Que nos lo digan a nosotros. Nuestros cuatro títulos fueron como saliendo de una guerra.

Nadie se olvida de los héroes de los títulos de la Real.

No, la verdad. Hicimos algo importante con un equipo de casa, de cantera. Nos siguen recordando con un gran cariño y eso nos gusta. Eso es que hicimos algo muy bien. Es lo más bonito que hay y la Real de ahora también ha enganchado al público.

Hoy se cumplen 38 años del segundo título, ¿qué le viene a la cabeza?

Hubo que sudarlo. Jugamos el último partido en casa contra el Athletic y parecía que no se nos podía escapar, pero nos entraron los nervios. Parecía todo cerrado con 2-0, pero llegó el gol de Sarabia y nos incomodó mucho. Había mucho pique con el Athletic. Recuerdo que en el ‘confinamiento’ anterior al Mundial de España, en Madrid, el seleccionador, Santamaría, me reunió a mí con Urkiaga, que era muy duro conmigo en el campo, para intentar limar asperezas. Fuera éramos amigos, pero dentro, ni agua. El pique era fortísimo.

¿Fue más especial la celebración por ser en casa?

Yo diría que igual porque la marea que se desplazó a Gijón era espectacular, igual que en Zaragoza.

Precisamente el Athletic pudo ficharle antes de venir a la Real…

Yo siempre tuve muchas ofertas. Tuve varias ofertas del Barcelona, como todos nosotros, pero la Real, con el derecho de retención, sólo dejaba salir a quien quisiera y se decidió por Periko Alonso, porque estaba Larrañaga en el banquillo. También tuve la oferta del Madrid en el segundo año. Querían hacer una tripleta Juanito, Santillana, López Ufarte. Era lo máximo. Pero a mí me gustaba más Idígoras, Satrústegui, López Ufarte. Y luego, con Uralde y Bakero. Tampoco los títulos con la Real se cambian por nada. No hay nada como eso.

Y en todos estuvo usted, el partido de Copa fue el último en la Real.

Teníamos un equipo compensado y equilibrado, pero en los partidos decisivos es donde se ve la categoría de los jugadores. Y en los cuatro intervengo de una manera decisiva: en Gijón fuerzo el penalti, en el segundo título marco, en la Copa también con el pase de Bakero y con el gol de bandera de la Supercopa.


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